Burgos,
01 de octubre de 1937.
Españoles:
En esta fecha
solemne, hace un año, recibí de la antigua Junta de Defensa y
del pueblo español los poderes para gobernar a España y para dar
unidad y mando a su Ejército.
Entonces os prometí,
cuando los frentes de batalla se encontraban a escasos kilómetros
de Vitoria y de Madrid, os prometí que la gloria de España iría
en las bayonetas de nuestros soldados, que, llevaría a buen término
la guerra.
De cómo se ha
llevado son pruebas las jornadas gloriosas, los hechos heroicos de
la toma de Bilbao y de Santander, el camino de Asturias en el que
en este día, en estos momentos, nuestros heroicos soldados
escalan la cima de Covadonga y la reconquistan para España.
Pero este esfuerzo
gigantesco en que la guerra iba de arrumbada, fué detenido por
las huestes internacionales, por la lucha más grave que las
naciones hayan tenido, por la lucha en defensa de Europa. Y no son
soldados españoles, no son hijos de España los que manejan y
rigen la vida roja; es Rusia, es Moscú, son los internacionales,
es la escoria de todos los países. Por eso, estas
victorias de nuestros soldados, por eso estas victorias de
vuestros hijos, tienen un signo y un. mérito mayor; se
baten por Europa, contra los rojos y contra el
aniquilamiento y la destrucción que deseaba Moscú.
Es la lucha en
defensa de Europa y, una vez más, cabe a los españoles la gloria
de llevar en la punta de sus bayonetas la defensa de la civilización,
de mantener una cultura cristiana, de mantener una fe católica y
de mantenerlas al estilo de
don Quijote, marchando con su coraje, con su entusiasmo y con sus
mejores valores que son hoy el corazón y la entraña de
España.
Por eso, mi
recuerdo en este día tiene que ser para
los que se baten, tiene que ser para el soldado, tiene que
ser para el oficial, tiene que ser para la juventud española,
para esa juventud escolar, para esos bachilleres de los frentes,
para esos hombres de bronce que cuando les colgamos en el pecho
una estrella, sabemos que formamos una generación de oficiales,
sabemos que va el honor de
España en ellos. Y lo mismo que ayer la juventud
profesional, los oficiales profesionales levantaron el honor
de España y se lanzaron a defenderla, hoy son esos
hijos del pueblo, hoy son esos alféreces provisionales,
los caudillos, los cabecillas de nuestras tropas, los que las
arrastran a la victoria, los que mueren en racimos y mueren como
nosotros hacemos, gritando:
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA
ESPAÑA! ¡¡ARRIBA ESPAÑA!!