Burgos,
21 de junio de 1937.
ESPAÑOLES,
castellanos viejos, hombres de Burgos, hijos de la España
Nacional, corazón y latido del sentir de España. Hijos de esta
tierra. de Castilla, hijos de la católica y tradicional Navarra,
que con el nombre de Navarra han ido los que, peña tras peña,
lugar tras lugar, valle tras valle, han ido regando con sangre las
tierras de Vizcaya: El oro de vuestras mieses simbólicas y el
resplandor de vuestra gloria, forma, entre las bandas de sangre de
los hijos héroes y mártires de España, la bandera nacional, la
bandera que ondea hoy en los caseríos vizcaínos, en las torres
de las casas señoriales de Vizcaya y que es el símbolo de la
grandeza geográfica, es el símbolo de la unidad, que ha seguido
su ruta, y es la afirmación y garantía de millares de mártires
y de héroes, que dice que el separatismo se ha acabado y que aquí
no hay más que España, que es lo eterno, lo inmortal; pero no
significa sólo esto, significa la hermandad, la liberación de
centenares, de millares de hermanos nuestros, significa el
resurgir de la Patria a la vida
de una región próspera, el arrancar del engaño a todos esos
modestos campesinos sencillos, a esa caravana de hombres que
veíamos cubrir las carreteras y que habían sido arrancados de
sus hogares y enviados a cavar trincheras, a empuñar las armas,
cavando su propia sepultura y la del separatismo vasco; significa
la liberación de más de mil prisioneros que la esperaban
ansiosos mientras los soldados de España llevaban la bandera roja
y gualda por entre los montes y los bosques, ondeando una enseña
que era la enseña de España; significa ello el triunfo rotundo
que se debe al espíritu del soldado español, sufrido, ejemplar y
heroico, que asombra al mundo con su gesta; es el resurgir de un
pueblo que quiere ser libre, de una nación que pide un puesto, de
una raza que dice: Esto fuimos y esto seremos.
Ya lucen en
Vizcaya las banderas de España; ya marchan por las calles y se
escuchan en ellas los himnos nacionales; ya suena nueva música, y
el nuevo programa de la España Nacional, programa de justicia
social. que nunca les cumplieron; y aquellos bravos campesinos,
aquellos sencillos aldeanos vascos, aquellos obreros envenenados,
abren sus ojos y elevan su corazón y lloran porque dicen que
estos soldados que cumplen su palabra, estos hombres que
conquistan lo que dicen, éstos, no tienen más que una fortaleza
y una voluntad, y cuando nos hablan de justicia social, de
hermandad entre los españoles, de las grandezas de la Patria, es
porque van a cumplir cuanto manifiestan, porque lo juran ante la
sangre de sus hijos, que es la de los mártires de la Religión y
de la Causa, y por eso os pido que todos vuestros corazones vayan
a los caídos en la lucha, a los verdaderos mártires de la Causa
de España.
Españoles,
castellanos viejos:
¡ARRIBA ESPAÑA!
¡VIVA ESPAÑA!