Salamanca,
19 de abril de 1937.
Lo que tengo que deciros os lo he dicho por la radio: Los hombres más
heroicos del mundo, los más grandes de Europa, son los hijos de
España. Cuando se lucha en las trincheras, como se lucha cuando
se muere en el frente, como se muere, cuando se defiende a España
como la defienden Falangistas, requetés y soldados, hay una razón
y hay un pueblo. A esta lucha, a esta sangre generosa, a este heroísmo,
tiene que corresponder la retaguardia vibrando, animando a los
centinelas, animando a los c9mhatientes, llevándoles ánimos de
España para acabar pronto. Con la paz y con el triunfo de la
justicia en nuestro pueblo, con los ideales que están grabados en
el corazón de todos los españoles de justicia, fraternidad, de
amor a España, de grandeza de la Patria; qué este Movimiento es
todo grandeza y por ello la unión ha de ser sagrada, un abrazo de
todos, porque hemos de recorrer juntos un glorioso camino,
llevando sobre hombros españoles el Imperio legendario y
tradicional que la juventud española forjará porque lo está
fraguando con su sangre pródiga que está vertiendo en los campos
de España y porque está en el corazón de todos los españoles
que gritan:
¡ARRIBA ESPAÑA! ¡VIVA ESPAÑA!