Burgos, 1
de octubre de 1936.
Nuestra
ejecutoria.
El
amor a la Patria, la honradez, el amor al pueblo, un sentimiento
católico profundo y una fe ciega en los destinos de España.
Ni
un hogar sin lumbre. Ni
un Español sin pan
Nosotros
venimos para ser el pueblo, venimos para los humildes, para la
clase media; no para los capitalistas. Nuestra obra exige el
sacrificio de todos, principalmente el de los que tienen más, en
beneficio de los que no tienen nada. Tendremos vivo empeño en que
no haya un hogar sin lumbre, en el que no haya un español sin
pan; llevaremos a buen término la santa obra de una reforma
social impuesta con cariño, exigiendo a todos el cumplimiento de
sus deberes.
Nuestra
lucha
Por
la paz y el bienestar del campo; por la mejora, racional y justa,
de las clases obrera y media; por la libertad de conciencia y el
respeto a la religión y a las tradiciones; por la tranquilidad y
el bienestar de los hogares; por nuestra civilización amenazada,
y por el prestigio de nuestra Bandera; por la independencia de
nuestra Patria, por una España Nueva, por una España Libre y por
una España Grande, luchan hoy nuestros soldados.
La
nueva España representará a la gran familia nacional, sin amor
ni vasallos; sin pobres y sin potentados. La Justicia social será
la base de nuestro nuevo Imperio, sin lucha de clases destructora
y suicida, sin extranjerismos ni mediatizaciones, incompatibles
con nuestra dignidad nacional.
¿Fascistas?
La
composición de las fuerzas que figuran en el campo nacional
prueban bien claramente que no se trata de un movimiento al que se
le pueda llamar fascista exclusivamente. Si nos fijamos en los
principios programáticos y en las declaraciones que figuran al
lado del Ejército, se puede afirmar que se trata de masas de
ideología nacional. Falange Española, por ejemplo, tan numerosa
y compacta, tiene a gala declarar que se inspira en una ideología
esencialmente española y nunca se ha denominado de otra manera.
Respecto
del Requeté, puede también afirmarse que responde a una
tradición genuinamente española, sin sello exótico. Las demás
milicias se inspiran en valores históricos, pero no puede
afirmarse tampoco que su ideología esté calcada en modelos
extranjeros.
Nuestros
enemigos los bolcheviques nos llaman fascistas en sentido
acusatorio, para despertar la animosidad o el apartamiento de
aquellos países en donde perdura la tradición liberal; pero bien
saben ellos que faltan a la verdad por completo.
No
es el Ejército el que lucha solo, teniendo el apartamiento y la
hostilidad del resto de la población civil. Toda nuestra Nación
está en armas; espontáneamente se ha movilizado toda la
población civil, sin distinción de clases, sexos ni edades. En
el frente de guerra se encuentran unidos el aristócrata de la
estirpe más linajuda española junto al campesino y proletario de
la ciudad, y los intelectuales universitarios en fraternal
compañía con los modestos menestrales, burgueses, empleados y
asalariados. Los sacerdotes, por su sagrado ministerio, no pueden
ser combatientes activos, pero demuestran su valor dando los
auxilios espirituales a los que los necesitan, en las primeras
líneas de fuego.