Españoles:
Al cubrir en el tránsito del año
que finaliza una nueva singladura de la vida nacional,
sean nuestras primeras palabras de agradecimiento al Señor
que, pese a los errores inmensos acumulados por los
hombres, ha protegido a Europa de una nueva guerra, y
dispensado feliz viento y buena mar a la nave de la
Patria, le ha permitido seguir su ruta de reconstrucción
y paz, unidos y vigilantes.
LA
MANIOBRA COMUNISTA CONTRA ESPAÑA, DESCUBIERTA
Cuando nos disponemos, entre la alegría
de unos peligros superados y la esperanza de un mejor
futuro, a adentrarnos en 1949, no parece ocioso el volver
los ojos a los tiempos pasados para examinar el balance,
la tarea cumplida y lo que todavía nos queda por
alcanzar. Si en el exterior, pese al sectarismo dominante,
los sucesos del mundo han continuado durante este año
acrecentando nuestro prestigio y autoridad y aumentando la
fuerza de nuestra razón, y hasta los que un día
promovieron contra nuestra Patria entredichos y falsas
acusaciones de constituir un peligro para la paz, se ven
hoy acusados del mismo mal por la conciencia universal, no
parece, sin embargo, que haya llegado todavía el día de
que corrijan los yerros y compensen los daños. Si la
maniobra comunista ha sido puesta al descubierto de una
manera indubitable, persisten, no obstante, las intrigas y
maniobras marxistas que desde primera hora la secundaron.
Hemos de estar convencidos de que mientras la sinceridad
no substituya a la malicia –y de ello no se aprecian
indicios- y se reconozca el progreso de la acción social,
dondequiera que ésta se encuentre, y la quimera de un
imperialismo para la unificación marxista no se borre de
las mentes de algunos grupos de los que en Europa
mangonean, poco podemos esperar del mundo internacional en
que nos ha tocado vivir. Se vendrá a nosotros en cuanto
se nos necesite, pero no por un sentimiento honrado de
justicia y de buena fe.
ENTRAÑABLES
RELACIONES CON LOS PAÍSES HISPANOAMERICANOS Y PORTUGAL
Una compensación nos ofrece, en este
orden, acabando por constituir un mundo aparte, el
resurgir de la compenetración y el amor en las naciones
de la comunidad hispánica, que, pese a las dolorosas
crisis de sectarismo que temporalmente alguna pueda
padecer, el sentir de sus pueblos es cada día más grande
y más profundo hacía la nación progenitora, que, no
obstante las negras leyendas que se nos pretenden
levantar, encuentran en el propio ser de estas naciones la
respuesta más expresiva de la nobleza de un pueblo y de
la generosidad de una raza.
El año 1948 ha presentado el
afianzamiento de nuestra entrañable amistad con los
pueblos hispanoamericanos. He aquí una espléndida
realidad que nadie puede negar; la vuelta del mundo de
habla española hacia una tradición y un destino comunes
difícilmente superables en virtudes, sacrificios e
ideales. Sin duda, para alcanzar muchas cosas, el hablar
español es obligado. Existe una comunidad de pueblos
hispanos que, quiérase o no, se acusa a cada paso. La
sentimos en la repulsa con que respondieron al intento de
aislamiento de España muchos pueblos de allende los
mares; en la amistad entrañable de la Argentina y de su
presidente Perón, tan valientemente expresadas; la
vivimos en Sevilla y Huelva con la fraternal y cálida
presencia de las representaciones hispánicas y de los
barcos y marinos de aquellas naciones en la conmemoración
de la Marina madre, la que enseñó aquellos pueblos a
navegar; y la sentimos recientemente al verla luchar en el
seno de la Organización de las Naciones como paladines de
la paz y al alcanzar para el idioma español su triunfo
como lengua de trabajo y de estudio.
La renovación, con Portugal, de
nuestro Pacto ibérico, que si un día demostró al mundo
entero nuestro espíritu de paz, en medio de las
turbaciones de una guerra, hoy de nuevo afianza nuestra
seguridad y es prueba de la confianza mutua entre las dos
naciones. Así, nuestro pueblo, consciente de la
responsabilidad histórica de las jornadas presentes,, da
un ejemplo de sana y previsora intuición política
cimentando sus relaciones con los otros países sobre esas
constantes, invariables y eternas del honor, las ideas
morales, el respeto mutuo y la buena voluntad.
EN
EL ÁREA ECONÓMICA; SÓLO DEBEMOS CONFIAR EN NUESTRO
ESFUERZO.
Mas vinculada durante el último
siglo nuestra vida económica en el área europea, hemos
de reconocer lo poco que en este orden podemos esperar de
fuera, y mucho lo que con nuestro esfuerzo necesitamos
lograr. El escepticismo a que el análisis de la historia
de las relaciones de los pueblos conduce, ante el eterno
egoísmo que a través de los tiempos viene caracterizando
sus relaciones y el mal trato que en todas las épocas y
situaciones España ha venido sufriendo en los otros, nos
llevó desde el primer día, sin desdeñar ayudas y
amistades, al convencimiento de necesitar confiar el
resurgimiento de España a nuestro propio esfuerzo. El que
no nos equivocamos lo tienen los españoles a la vista,
pues mientras se prodigan las ayudas, sin garantías ni
discriminación de matiz hasta a los pueblos que un día
fueron enemigos, a España, precisamente por su virtud y línea
clara y, lo que es peor, por la seguridad de su recta
conducta que repugna hacer “cucamonas” al comunismo,
se la mantiene aislada de esa corriente de ayudas europeas cuando no se pretende convertirla en
moneda de pago para amenazar al oso comunista. Sin duda
los designios de Dios, pese a nuestra buena voluntad hacia
los otros países, quiso, probando a España, señalarnos
el verdadero camino de promisión, el de lograr las cosas
por nuestro propio esfuerzo.
Habían de ser las ayudas generosas y
desinteresadas, y no podría prescindirse, entre los bien
nacidos, del hecho de que el favor obliga así, si el
camino es lento y forzosamente tiene que ser penoso; sin
embargo, una vez vencido, tiene la inmensa compensación
de la integridad de nuestra libertad e independencia.
Hemos superado los años más difíciles
y pese a las dificultades acumuladas en nuestro camino por
las persistentes sequías que azotan nuestra campiña, se
nos abre un futuro consolador. No en vano venimos
trabajando sin perder un día por la recuperación española
desde los tiempos de nuestra guerra de Liberación. Los
planes que hoy en muchos órdenes vemos realizados o en
camino de realización, en Burgos fueron confeccionados.
Ni uno solo de los problemas que España tiene hoy
planteados dejó de considerarse y de buscársele adecuado
remedio. Hay que pensar lo que hubiera sido de nuestra
Patria ante el egoísmo de los otros sin aquellas fecundas
medias de previsión; los trenes que hoy circulan lo hacen
porque desde entonces no hemos cesado en la tarea de
levantar y reconstruir nuestros ferrocarriles, que
encontramos en trance de total agotamiento; los barcos que
hoy pasean nuestra bandera por los mares y mueven nuestro
comercio fueron salvados, reparados o construidos
siguiendo los programas y proyectos que entonces se
realizaron; la electricidad que disfrutamos no existiría
y España se hallaría totalmente paralizada, si desde
aquellos ya remotos días no hubiéramos puesto en marcha
las grandes obras hidráulicas y una política ambiciosa
de transformar España no hubiera presidido la
reconstrucción nacional, que hace se encuentren hoy próximas
a entrar en servicio centrales eléctricas, térmicas e
hidráulicas que cuadruplican la energía eléctrica con
que España contaba, al compás que el término de estas
obras nos permite dominar grandes extensiones de terreno
que, transformadas en nuevos regadíos con el esfuerzo de
nuestra obra
de colonización y de las energías particulares, se
vienen incorporando año tras año al acervo nacional.
Una perspectiva prometedora, no
obstante las dificultades que día a día se superan con
entereza y denuedo, es la que se ofrece en el orden de la
reconstrucción económica de la nación donde, al par que
surgen las nuevas industrias, se van recogiendo en sazón
los frutos de las obras públicas y de las realizaciones
agrícolas en el afán de multiplicar las riquezas y de
cimentar, dentro de la justicia y del orden, el
resurgimiento y prosperidad de la Patria.
Importante fábricas de abonos, de
aluminio, de tractores, de autocamiones, entre otras
muchas estimuladas por el Estado se encuentran en
construcción y ya hubieran estado en pleno rendimiento si
esa incomprensión y egoísmos internacionales no hubieran
existido y una sequía pertinaz e inigualada en los
tiempos contemporáneos no hubiera afectado a nuestra
producción.
CUANTO
MÁS RENDIMIENTO, MENOS CARESTÍA
En todos los órdenes que miremos al
interior, se encuentra la obra ingente de nuestro Régimen,
como proclaman, entre otras muchas cosas, esas decenas de
Sanatorios esparcidos por el territorio nacional y los
millares de viviendas humildes que van llenado la
necesidad imperiosa de nuestras clases trabajadores.
Y es de hacer resaltar que en ese
grave trance, gracias al espíritu de solidaridad creado
por un Estado como el español, que tiene por uno de sus
mejores timbres su característica social, se ha podido
superar la gran crisis que la falta de electricidad ha
producido en nuestras industrias, sin que faltasen los
sueldos y jornales a los obreros trabajadores, haciendo
descansar sobre toda la nación y dilatando en el tiempo
el peso de este sacrificio.
Yo quisiera llevar en esta hora de rápido
examen de lo actuado, a la conciencia de todos los
elementos productores, la imperiosa necesidad del
rendimiento. La falta de rendimiento a todos daña y el
aumento a todos beneficia; pero a quienes más perjudica
es a las clases de menos márgenes, a las más modestas.
La carestía está en inversa proporción con en
rendimiento. Si a los empresarios ofrecemos un porvenir
esplendoroso de seguridad en los mercados, a los otros
sectores trabajadores les auguramos un futuro fecundo de
trabajo y de progreso social. Por ellos es indispensable
el combatir con ahínco aquel viejo resabio de la era
marxista, de los escasos rendimientos que, aniquilando la
producción de la nación, a plazo corto producen la
paralización del trabajo y la ruina de las clases
trabajadoras. Si los productos han de ser baratos, la
producción ha de ser barata, la producción ha de ser
mayor; si los precios de las viviendas han de ser bajos,
es obligado el que sea alto el rendimiento de los que las
construyan; si el jornal ha de ser elevado, la producción
ha de mejorar en proporción. Si así no se hiciese la máquina
forzosamente vendrá a parar y a sustituir al hombre. No
podemos ya vivir con el recelo marxista de que la tarea
pueda interrumpirse y que el trabajo falte. Esto no cabe
dentro de un Estado social con plena conciencia de sus
obligaciones, que si en el Fuero del Trabajo se proclamó
que el trabajo constituía un derecho, también se
estableció la obligación ineludible del Estado, de
facilitarlo. Yo os aseguro que habrá trabajo para todos.
Son tantas las cosas que la Patria necesita y tan grave el
vacío que en ella heredamos, que a nuestra generación se
le presenta tal cantidad de trabajo y de tarea por
delante, que su coronación forzosamente ha de dilatarse
en el horizonte de un futuro lejano. Producir, por lo
tanto, sigue siendo la consigna de nuestra hora y yo
pudiera aseguraros que nunca como en este momento han
estado más identificados con ello la grandeza de la
Patria y vuestro propio bienestar.
Hemos planteado con ritmo creciente
los jalones de un avance social y lo hemos hecho aún en
los momentos más difíciles de nuestra historia. Nada nos
detendrá en esta tarea, porque sabemos que en ellas
reside una de las claves fundamentales del resurgimiento y
de la felicidad de nuestro pueblo. Año tras año venimos
dando cima a ambiciosas realizaciones que aventajan
manifiestamente a cualquier otra legislación extraña, y
lo proclamamos así, con orgullo, porque es esta una de
las más rotundas verdades y realidades de nuestro
Movimiento. Mas para que esta mejora alcance toda su
virtualidad, es necesario llegar al debido equilibrio en
la producción y que con la abundancia se corrija el
proceso de escasez y carestía que, de no lograse, acabaría
esterilizando las más importantes mejoras sociales.
HALAGADOR
BALANCE EN LAS TAREAS CULTURALES
En el ámbito cultural, la actividad
de nuestras instituciones de todo orden presenta un
halagador balance que refleja el desvelo con que el
Gobierno viene atendiendo en todo momento a su dotación
material y docente, y con la fundación de nuevos Centros
de enseñanza y de estudio en toas las ramas del saber,
que forman técnica y espiritualmente a las generaciones
del mañana. Persistimos en nuestro empeño, en periodo ya
de avanzado estudio, de llevar la cultura media y los
Institutos Laborales al mayor número de lugares, y no
cejaremos hasta el remate de esta obra, que ofrezca a las
juventudes rurales un honroso campo de redención. La
tarea es ardua y las necesidades muchas, pero con la ayuda
de Dios la venceremos. Yo he de pedir en este día a
cuantos en esta tarea y la educación española colaboran,
su asiduidad, su celo y su entusiasmo fervoroso para esta
gran obra nacional de la elevación de vuestra cultura que
será el más bello galardón en el concurso de los
pueblos. Y no puedo pasar por alto en esta hora, aunque en
el orden interno haya constituido un hecho normal en el
desenvolvimiento de nuestras Instituciones, el de la
celebración de elecciones municipales en un ambiente de
absoluta libertad ciudadana, que deja a la administración
local firmemente asentada sobre los tres grandes cauces
naturales de la familia, la profesión y el sindicato, que
al llevar sus representaciones a las Cortes de la Nación
y a las Diputaciones de las provincias, siguiendo las
tradiciones españolas, llevarán la espontaneidad y la
representación a los órganos legislativos nacionales.
No podrá pedirse a una nación que
en menos tiempo, y pese a las circunstancias de excepción,
interiores y exteriores, haya llegado a la estabilidad y
al desenvolvimiento pleno y normal de sus órganos
institucionales. Así, si no bastasen a convencer a los
irreductibles del exterior las victorias de nuestra
Cruzada, la de nuestra neutralidad ante las asechanzas de
la última guerra y la de nuestras razones frente al
mundo, forzosamente han de serlo los trece años de vida
fecunda de nuestro Régimen, la estabilidad y permanencia
de sus Gobiernos y la normalidad en el funcionamiento de
sus Instituciones.
ENTREMOS
EN EL NUEVO AÑO CON ANIMO RESUELTO
Y ahora, después de esta breve
mirada hacia atrás, entremos en el nuevo año con el ánimo
resuelto, confiados en nosotros mismos, decididos a
continuar nuestras tareas. Nada ni nadie arredrará
nuestra inconmovible ambición de trabajar hora a hora por
una España grande, digna de los sueños de nuestra
juventud que, inflamada
de fervor español, fue la mejor levadura de nuestra
Cruzada, y que hoy garantiza el entusiasmo, aleta y
denodado, en las tareas de la paz. Una vez más, nuestro
estímulo debe ser la unidad militante y esforzada de
todos los españoles. El recuerdo inmarcesible de nuestros
mártires, el sacrificio de las madres, esposas e hijos de
nuestros Caídos, nos dictan la norma de fidelidad al
servicio de España con este fervor vivo que hoy alienta
en el corazón de una España unida y jerarquizada, que
hace que nuestra Patria espere alcanzar, en el año
venidero, un nuevo estadio de honor y de grandeza para su
historia.
Pedimos a Dios que continúe
protegiendo en el nuevo año el rumbo de la nave española
y que el patronazgo de nuestro Apóstol Santiago; que hoy
termina su año jubilar, nos siga acompañando en las
batallas de la paz.
Yo deseo a todos los españoles un
feliz y venturoso año, colmado de bienes y alegrías; y a
los de fuera, a los que pendientes de nuestra radio
sientan la nostalgia de la Patria ausente, reciban, con el
feliz augurio de que estamos forjando la Patria grande que
soñaron, el abrazo entrañable de esta tierra inmortal.
¡Arriba España!