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Mensajes de fin de Año.


 
31 de diciembre de 1948.

Españoles:

Al cubrir en el tránsito del año que finaliza una nueva singladura de la vida nacional, sean nuestras primeras palabras de agradecimiento al Señor que, pese a los errores inmensos acumulados por los hombres, ha protegido a Europa de una nueva guerra, y dispensado feliz viento y buena mar a la nave de la Patria, le ha permitido seguir su ruta de reconstrucción y paz, unidos y vigilantes.

LA MANIOBRA COMUNISTA CONTRA ESPAÑA, DESCUBIERTA

Cuando nos disponemos, entre la alegría de unos peligros superados y la esperanza de un mejor futuro, a adentrarnos en 1949, no parece ocioso el volver los ojos a los tiempos pasados para examinar el balance, la tarea cumplida y lo que todavía nos queda por alcanzar. Si en el exterior, pese al sectarismo dominante, los sucesos del mundo han continuado durante este año acrecentando nuestro prestigio y autoridad y aumentando la fuerza de nuestra razón, y hasta los que un día promovieron contra nuestra Patria entredichos y falsas acusaciones de constituir un peligro para la paz, se ven hoy acusados del mismo mal por la conciencia universal, no parece, sin embargo, que haya llegado todavía el día de que corrijan los yerros y compensen los daños. Si la maniobra comunista ha sido puesta al descubierto de una manera indubitable, persisten, no obstante, las intrigas y maniobras marxistas que desde primera hora la secundaron. Hemos de estar convencidos de que mientras la sinceridad no substituya a la malicia –y de ello no se aprecian indicios- y se reconozca el progreso de la acción social, dondequiera que ésta se encuentre, y la quimera de un imperialismo para la unificación marxista no se borre de las mentes de algunos grupos de los que en Europa mangonean, poco podemos esperar del mundo internacional en que nos ha tocado vivir. Se vendrá a nosotros en cuanto se nos necesite, pero no por un sentimiento honrado de justicia y de buena fe.

ENTRAÑABLES RELACIONES CON LOS PAÍSES HISPANOAMERICANOS Y PORTUGAL

Una compensación nos ofrece, en este orden, acabando por constituir un mundo aparte, el resurgir de la compenetración y el amor en las naciones de la comunidad hispánica, que, pese a las dolorosas crisis de sectarismo que temporalmente alguna pueda padecer, el sentir de sus pueblos es cada día más grande y más profundo hacía la nación progenitora, que, no obstante las negras leyendas que se nos pretenden levantar, encuentran en el propio ser de estas naciones la respuesta más expresiva de la nobleza de un pueblo y de la generosidad de una raza.

El año 1948 ha presentado el afianzamiento de nuestra entrañable amistad con los pueblos hispanoamericanos. He aquí una espléndida realidad que nadie puede negar; la vuelta del mundo de habla española hacia una tradición y un destino comunes difícilmente superables en virtudes, sacrificios e ideales. Sin duda, para alcanzar muchas cosas, el hablar español es obligado. Existe una comunidad de pueblos hispanos que, quiérase o no, se acusa a cada paso. La sentimos en la repulsa con que respondieron al intento de aislamiento de España muchos pueblos de allende los mares; en la amistad entrañable de la Argentina y de su presidente Perón, tan valientemente expresadas; la vivimos en Sevilla y Huelva con la fraternal y cálida presencia de las representaciones hispánicas y de los barcos y marinos de aquellas naciones en la conmemoración de la Marina madre, la que enseñó aquellos pueblos a navegar; y la sentimos recientemente al verla luchar en el seno de la Organización de las Naciones como paladines de la paz y al alcanzar para el idioma español su triunfo como lengua de trabajo y de estudio.

La renovación, con Portugal, de nuestro Pacto ibérico, que si un día demostró al mundo entero nuestro espíritu de paz, en medio de las turbaciones de una guerra, hoy de nuevo afianza nuestra seguridad y es prueba de la confianza mutua entre las dos naciones. Así, nuestro pueblo, consciente de la responsabilidad histórica de las jornadas presentes,, da un ejemplo de sana y previsora intuición política cimentando sus relaciones con los otros países sobre esas constantes, invariables y eternas del honor, las ideas morales, el respeto mutuo y la buena voluntad.

EN EL ÁREA ECONÓMICA; SÓLO DEBEMOS CONFIAR EN NUESTRO ESFUERZO.

Mas vinculada durante el último siglo nuestra vida económica en el área europea, hemos de reconocer lo poco que en este orden podemos esperar de fuera, y mucho lo que con nuestro esfuerzo necesitamos lograr. El escepticismo a que el análisis de la historia de las relaciones de los pueblos conduce, ante el eterno egoísmo que a través de los tiempos viene caracterizando sus relaciones y el mal trato que en todas las épocas y situaciones España ha venido sufriendo en los otros, nos llevó desde el primer día, sin desdeñar ayudas y amistades, al convencimiento de necesitar confiar el resurgimiento de España a nuestro propio esfuerzo. El que no nos equivocamos lo tienen los españoles a la vista, pues mientras se prodigan las ayudas, sin garantías ni discriminación de matiz hasta a los pueblos que un día fueron enemigos, a España, precisamente por su virtud y línea clara y, lo que es peor, por la seguridad de su recta conducta que repugna hacer “cucamonas” al comunismo, se la mantiene aislada de esa corriente  de ayudas europeas cuando no se pretende convertirla en moneda de pago para amenazar al oso comunista. Sin duda los designios de Dios, pese a nuestra buena voluntad hacia los otros países, quiso, probando a España, señalarnos el verdadero camino de promisión, el de lograr las cosas por nuestro propio esfuerzo.

Habían de ser las ayudas generosas y desinteresadas, y no podría prescindirse, entre los bien nacidos, del hecho de que el favor obliga así, si el camino es lento y forzosamente tiene que ser penoso; sin embargo, una vez vencido, tiene la inmensa compensación de la integridad de nuestra libertad e independencia.

Hemos superado los años más difíciles y pese a las dificultades acumuladas en nuestro camino por las persistentes sequías que azotan nuestra campiña, se nos abre un futuro consolador. No en vano venimos trabajando sin perder un día por la recuperación española desde los tiempos de nuestra guerra de Liberación. Los planes que hoy en muchos órdenes vemos realizados o en camino de realización, en Burgos fueron confeccionados. Ni uno solo de los problemas que España tiene hoy planteados dejó de considerarse y de buscársele adecuado remedio. Hay que pensar lo que hubiera sido de nuestra Patria ante el egoísmo de los otros sin aquellas fecundas medias de previsión; los trenes que hoy circulan lo hacen porque desde entonces no hemos cesado en la tarea de levantar y reconstruir nuestros ferrocarriles, que encontramos en trance de total agotamiento; los barcos que hoy pasean nuestra bandera por los mares y mueven nuestro comercio fueron salvados, reparados o construidos siguiendo los programas y proyectos que entonces se realizaron; la electricidad que disfrutamos no existiría y España se hallaría totalmente paralizada, si desde aquellos ya remotos días no hubiéramos puesto en marcha las grandes obras hidráulicas y una política ambiciosa de transformar España no hubiera presidido la reconstrucción nacional, que hace se encuentren hoy próximas a entrar en servicio centrales eléctricas, térmicas e hidráulicas que cuadruplican la energía eléctrica con que España contaba, al compás que el término de estas obras nos permite dominar grandes extensiones de terreno que, transformadas en nuevos regadíos con el esfuerzo de nuestra  obra de colonización y de las energías particulares, se vienen incorporando año tras año al acervo nacional.

Una perspectiva prometedora, no obstante las dificultades que día a día se superan con entereza y denuedo, es la que se ofrece en el orden de la reconstrucción económica de la nación donde, al par que surgen las nuevas industrias, se van recogiendo en sazón los frutos de las obras públicas y de las realizaciones agrícolas en el afán de multiplicar las riquezas y de cimentar, dentro de la justicia y del orden, el resurgimiento y prosperidad de la Patria.

Importante fábricas de abonos, de aluminio, de tractores, de autocamiones, entre otras muchas estimuladas por el Estado se encuentran en construcción y ya hubieran estado en pleno rendimiento si esa incomprensión y egoísmos internacionales no hubieran existido y una sequía pertinaz e inigualada en los tiempos contemporáneos no hubiera afectado a nuestra producción.

CUANTO MÁS RENDIMIENTO, MENOS CARESTÍA

En todos los órdenes que miremos al interior, se encuentra la obra ingente de nuestro Régimen, como proclaman, entre otras muchas cosas, esas decenas de Sanatorios esparcidos por el territorio nacional y los millares de viviendas humildes que van llenado la necesidad imperiosa de nuestras clases trabajadores.

Y es de hacer resaltar que en ese grave trance, gracias al espíritu de solidaridad creado por un Estado como el español, que tiene por uno de sus mejores timbres su característica social, se ha podido superar la gran crisis que la falta de electricidad ha producido en nuestras industrias, sin que faltasen los sueldos y jornales a los obreros trabajadores, haciendo descansar sobre toda la nación y dilatando en el tiempo el peso de este sacrificio.

Yo quisiera llevar en esta hora de rápido examen de lo actuado, a la conciencia de todos los elementos productores, la imperiosa necesidad del rendimiento. La falta de rendimiento a todos daña y el aumento a todos beneficia; pero a quienes más perjudica es a las clases de menos márgenes, a las más modestas. La carestía está en inversa proporción con en rendimiento. Si a los empresarios ofrecemos un porvenir esplendoroso de seguridad en los mercados, a los otros sectores trabajadores les auguramos un futuro fecundo de trabajo y de progreso social. Por ellos es indispensable el combatir con ahínco aquel viejo resabio de la era marxista, de los escasos rendimientos que, aniquilando la producción de la nación, a plazo corto producen la paralización del trabajo y la ruina de las clases trabajadoras. Si los productos han de ser baratos, la producción ha de ser barata, la producción ha de ser mayor; si los precios de las viviendas han de ser bajos, es obligado el que sea alto el rendimiento de los que las construyan; si el jornal ha de ser elevado, la producción ha de mejorar en proporción. Si así no se hiciese la máquina forzosamente vendrá a parar y a sustituir al hombre. No podemos ya vivir con el recelo marxista de que la tarea pueda interrumpirse y que el trabajo falte. Esto no cabe dentro de un Estado social con plena conciencia de sus obligaciones, que si en el Fuero del Trabajo se proclamó que el trabajo constituía un derecho, también se estableció la obligación ineludible del Estado, de facilitarlo. Yo os aseguro que habrá trabajo para todos. Son tantas las cosas que la Patria necesita y tan grave el vacío que en ella heredamos, que a nuestra generación se le presenta tal cantidad de trabajo y de tarea por delante, que su coronación forzosamente ha de dilatarse en el horizonte de un futuro lejano. Producir, por lo tanto, sigue siendo la consigna de nuestra hora y yo pudiera aseguraros que nunca como en este momento han estado más identificados con ello la grandeza de la Patria y vuestro propio bienestar.

Hemos planteado con ritmo creciente los jalones de un avance social y lo hemos hecho aún en los momentos más difíciles de nuestra historia. Nada nos detendrá en esta tarea, porque sabemos que en ellas reside una de las claves fundamentales del resurgimiento y de la felicidad de nuestro pueblo. Año tras año venimos dando cima a ambiciosas realizaciones que aventajan manifiestamente a cualquier otra legislación extraña, y lo proclamamos así, con orgullo, porque es esta una de las más rotundas verdades y realidades de nuestro Movimiento. Mas para que esta mejora alcance toda su virtualidad, es necesario llegar al debido equilibrio en la producción y que con la abundancia se corrija el proceso de escasez y carestía que, de no lograse, acabaría esterilizando las más importantes mejoras sociales.

HALAGADOR BALANCE EN LAS TAREAS CULTURALES

En el ámbito cultural, la actividad de nuestras instituciones de todo orden presenta un halagador balance que refleja el desvelo con que el Gobierno viene atendiendo en todo momento a su dotación material y docente, y con la fundación de nuevos Centros de enseñanza y de estudio en toas las ramas del saber, que forman técnica y espiritualmente a las generaciones del mañana. Persistimos en nuestro empeño, en periodo ya de avanzado estudio, de llevar la cultura media y los Institutos Laborales al mayor número de lugares, y no cejaremos hasta el remate de esta obra, que ofrezca a las juventudes rurales un honroso campo de redención. La tarea es ardua y las necesidades muchas, pero con la ayuda de Dios la venceremos. Yo he de pedir en este día a cuantos en esta tarea y la educación española colaboran, su asiduidad, su celo y su entusiasmo fervoroso para esta gran obra nacional de la elevación de vuestra cultura que será el más bello galardón en el concurso de los pueblos. Y no puedo pasar por alto en esta hora, aunque en el orden interno haya constituido un hecho normal en el desenvolvimiento de nuestras Instituciones, el de la celebración de elecciones municipales en un ambiente de absoluta libertad ciudadana, que deja a la administración local firmemente asentada sobre los tres grandes cauces naturales de la familia, la profesión y el sindicato, que al llevar sus representaciones a las Cortes de la Nación y a las Diputaciones de las provincias, siguiendo las tradiciones españolas, llevarán la espontaneidad y la representación a los órganos legislativos nacionales.

No podrá pedirse a una nación que en menos tiempo, y pese a las circunstancias de excepción, interiores y exteriores, haya llegado a la estabilidad y al desenvolvimiento pleno y normal de sus órganos institucionales. Así, si no bastasen a convencer a los irreductibles del exterior las victorias de nuestra Cruzada, la de nuestra neutralidad ante las asechanzas de la última guerra y la de nuestras razones frente al mundo, forzosamente han de serlo los trece años de vida fecunda de nuestro Régimen, la estabilidad y permanencia de sus Gobiernos y la normalidad en el funcionamiento de sus Instituciones.

ENTREMOS EN EL NUEVO AÑO CON ANIMO RESUELTO

Y ahora, después de esta breve mirada hacia atrás, entremos en el nuevo año con el ánimo resuelto, confiados en nosotros mismos, decididos a continuar nuestras tareas. Nada ni nadie arredrará nuestra inconmovible ambición de trabajar hora a hora por una España grande, digna de los sueños de nuestra juventud que,  inflamada de fervor español, fue la mejor levadura de nuestra Cruzada, y que hoy garantiza el entusiasmo, aleta y denodado, en las tareas de la paz. Una vez más, nuestro estímulo debe ser la unidad militante y esforzada de todos los españoles. El recuerdo inmarcesible de nuestros mártires, el sacrificio de las madres, esposas e hijos de nuestros Caídos, nos dictan la norma de fidelidad al servicio de España con este fervor vivo que hoy alienta en el corazón de una España unida y jerarquizada, que hace que nuestra Patria espere alcanzar, en el año venidero, un nuevo estadio de honor y de grandeza para su historia.

Pedimos a Dios que continúe protegiendo en el nuevo año el rumbo de la nave española y que el patronazgo de nuestro Apóstol Santiago; que hoy termina su año jubilar, nos siga acompañando en las batallas de la paz.

Yo deseo a todos los españoles un feliz y venturoso año, colmado de bienes y alegrías; y a los de fuera, a los que pendientes de nuestra radio sientan la nostalgia de la Patria ausente, reciban, con el feliz augurio de que estamos forjando la Patria grande que soñaron, el abrazo entrañable de esta tierra inmortal.

¡Arriba España!


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.005. - España -

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