LOS CRÍMENES DEL FRANQUISMO

 

Por Jaime Campmany.

Pues, nada, ahí es nada, que Baltasar Garzón quiere investigar ahora los «crímenes contra la Humanidad» cometidos durante el franquismo. Yo creo que antes de tomar unas vacaciones en la Audiencia Nacional y marcharse a Estados Unidos debería dejarse firmada una orden de busca y captura contra el general Franco. Y para eso quiere formar una «comisión de la verdad». Dios mío, se nos viene encima otra Comisión u otro Comité. Éramos pocos y parió la burra.

Ya tenemos la Comisión parlamentaria del 11 de marzo, que no logra el acuerdo para redactar las conclusiones y ahí andan los representantes de los partidos políticos como perros y gatos. Tenemos la Comisión de Salomones, ese ilustre Comité de Sabios que ha elaborado un informe sobre Televisión Española en el cual se deja la situación igual que la que tenemos y las cosas como están, sólo que peor. Contamos con una Comisión de Expertos en Archivos que dictamina la conveniencia de desguazar el de la Guerra Civil de Salamanca para llevarse parte de sus papeles a Cataluña y darle en el gusto a Carod-Rovira. Disponemos del Consejo Escolar del Estado, otra comisión que preside doña Marta Mata y que aprueba con su voto de calidad que los niños españoles no estudien Religión en la escuela pública y que se rompan los acuerdos con la Iglesia Católica en materia de Enseñanza. No podemos olvidar la Comisión unipersonal del Alto Comisionado para el Apoyo de las Víctimas del Terrorismo, que va a terminar como el rosario de la aurora. Estos sociatas nuestros, primero crean el problema y después nombran una Comisión para que lo estudie.

Y encima llega Garzón, que está siempre en medio como los jueves y que qué boda sin la tía Juana, y propone una Comisión para investigar los crímenes del franquismo, que a buenas horas, mangas verdes. Tratándose del franquismo, tendríamos que investigar los crímenes de la preguerra, de la guerra y de la posguerra, la participación en ellos del nazismo, el fascismo y el estalinismo, las Brigadas Internacionales, los muertos de unos y otros, desde el «paseo» a Calvo-Sotelo al garrote vil de Puig Antich, el asesinato de García Lorca o el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera.

Hala, hala, a desenterrar los cadáveres de la «Causa general», la plaza de toros de Badajoz, los marinos arrojados al mar en Cartagena con el pedrusco al cuello, el bombardeo de Guernica, la lavativa de cemento de los milicianos, la larga procesión hacia el martirologio, los juicios sumarísimos y la matanza de Paracuellos. A este Garzón, con tal de estar en el candelabro de Sofía Mazagatos, le da lo mismo interrogar a Pinochet que al cadáver de Franco en el Valle de los Caídos, y ahora, y ya que no ha interrogado a Fidel Castro ni a Sadam Husein, con esta «comisión de la verdad» podría interrogar a Líster, al Campesino y a Santiago Carrillo, que a ése lo tiene más a mano. De momento, los vivos y los muertos de la Guerra Civil tienen nueve meses de respiro. Baltasar Garzón pasará un período de gestación en Norteamérica, país que descubrió cuando terminó la investigación de los crímenes contra Polanco.


ABC. 02 de Octubre de 2.004.-
   


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