Un
toque de atención y luego el Himno Nacional. Franco
va a salir por última vez de la Plaza de Oriente. A
hombros de los oficiales de su guardia con uniforme de
gala es alzado el féretro. Allí está, muy cerca, la
imagen patética de la esposa, la compañera de tantos
días y de tantas horas, la viuda del soldado. Le dan
escolta cadetes de las Academias de los tres
Ejércitos. Y es entonces cuando la multitud, igual
que otras veces, prorrumpe en los gritos de Franco,
Franco, Franco ... Parece que ahora suenan más
vibrantes, como si en cada garganta se apretase un
nudo de emoción. Después un nuevo punto de atención
en las cornetas para que se haga un largo silencio y
se escuche el toque de oración. Al final son los
blancos pañuelos y de nuevo los gritos de Franco,
Franco, Franco ... Y el féretro navegando a hombros
de sus soldados.
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