Un fenómeno sociológico
Recuerdos desde la literatura, la política y el cine

                                                                                                                    Rafael Borrás Betriu
Escritor. Director literario de Planeta entre los años 1973 y 1995

    Conocí a Fernando Vizcaíno Casas hace casi treinta años. Si la memoria no me falla, el primer libro que le edité en Planeta fue “La España de la posguerra”, un anecdotario que abarcaba desde 1939 hasta 1953, cuyo precedente más ilustre era la “Crónica sentimental de España” de Manuel Vázquez Montalbán, con óptica muy distinta, pues no era lo mismo ser un hijo de los vencidos que de los vencedores. Vizcaíno constituye un fenómeno sociológico que quienes le negaban el pan y la sal no deberían despachar con el desdén del silencio. Vender más de medio millón de ejemplares de alguno de sus libros merece una reflexión. En su momento, Fernando Lázaro Carreter explicó que “Vizcaíno Casas interpreta a una parte evidente de ciudadanos; les hace claro lo que piensan con confusión”. Y Torcuato Luca de Tena, académico como el anterior, argumentó que “millares y millares de españoles que consideraban ineludible que alguien saliera al paso de las deformaciones de la verdad ya encontraron la voz que añoraban, el espejo donde mirarse”. Aquel espejo, sobre todo en los años inmediatos a la muerte de Franco, conectó, en efecto, con un sector de público que, gustase o no, se sentía identificado con su añoranza de las supuestas bondades del antiguo régimen. De ahí que Vizcaíno estuviese considerado como un facha, a pesar de que afirmase: “No hay en mis libros una sola línea que incite a la involución; mi respeto a la legalidad constitucional siempre fue absoluto. Otra cosa es que ejerza mi derecho, también constitucional, de opinar libremente sobre los hechos, las personas y sus circunstancias”.

    Pero es muy posible que si no hubiera tenido éxito, no se hubiese intentado condenarle al reino de la nada. En sus memorias me interesó sobre todo la explicación de cómo funcionaban ciertas cosas. Por ejemplo, el referéndum de 1947, convocado por el general Franco, por el que España se constituyó en reino: “Voté, por primera vez en mi vida, como tantos otros españoles de mi generación. Y, sin duda para desquitarme de la larga espera, voté dos veces: en mi colegio electoral y en el cuartel”.

    Descanse en paz Fernando Vizcaíno Casas, un franquista sin nostalgia y sin complejos.

La Vanguardia. 4 de Noviembre 2.003

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