Abogado de cómicos

                                                                                                                       Lluís Bonet Mojica.


    Contertulio impagable al que, cuando venía a Barcelona, se podía localizar en Boadas, Vizcaíno Casas parecía estar por encima de la azul losa ideológica que podía haberle sepultado. Era un gran cínico en un país donde el cinismo no suele tener el humor de su prosa, especialmente en unos libros de memorias de forzosa lectura para comprender las miserias y grandezas (más lo primero que lo segundo) del cine y el teatro de la época franquista.     Como imprescindible resulta su libro de aceradas anécdotas
“Celuloide casi virgen”, donde describía las vanidades de figuras consagradas y advenedizos. Letrado temido y temible, defendió gratuitamente los pleitos de estrellas arruinadas del cine y la escena, convirtiéndose en el último asidero de algunos juguetes rotos. También ejerció de guionista, casi siempre adaptándose a sí mismo. Caso de “Hijos de papá”, “La boda del señor cura”, “Y al tercer año resucitó” o “Las autonosuyas”. Fue guionista de “Las alegres chicas de Colsada” (con Tania Doris y Luis Cuenca) y, en “De camisa vieja a chaqueta nueva”, incluso apareció como actor. Películas, todas ellas, dirigidas por su amigo Rafael Gil, un republicano reciclado en falangista al término de la contienda y director de gran oficio.

La Vanguardia. 3 de Noviembre de 2.003.

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