Hace cuatro
meses, el 23 de noviembre de 2009 la página web de
Patrimonio Nacional, dependiente del Ministerio de la
Presidencia, publicaba: (a partir de esa fecha) “Se cierra a
la visita pública la Basílica del Valle de los Caídos por
obras de conservación”.
Sin embargo, los monjes benedictinos del templo nos
aseguraron ayer que “no ha habido, ni hay en estos momentos,
ningún tipo de andamiajes destinados a obras o a
reparaciones en el interior de la Basílica, ya sea para
reparar goteras (que siguen en el mismo sitio) o para quitar
o alterar algún elemento arquitectónico, artístico u
ornamental del templo”.
El Gobierno, por tanto, miente. El proyecto de Ley de
Memoria Histórica aprobado el 16 de octubre de 2007 por la
Comisión Constitucional del Congreso supone que no se
permitirán actos de carácter político en la basílica, ni
enaltecimiento de figuras de la Guerra Civil y el
franquismo.
También harán desaparecer las inscripciones de los sepulcros
de Franco y de Primo de Rivera. Andan preocupados los monjes
benedictinos del Valle de los Caídos.
María Teresa Fernández de la Vega, a través de su brazo
ejecutor, que es Patrimonio Nacional, ya ha desalojado a los
monjes jerónimos del monasterio de Yuste para convertirlo en
un hotel, con lo que los religiosos han tenido que
refugiarse en Santa María del Parral, en Segovia.
Temen los benedictinos alguna maniobra similar en su caso.
El abad de la basílica, el Arzobispado de Madrid y la
Nunciatura de la Santa Sede tratan desesperadamente de
negociar una solución.
Pero el Gobierno sigue adelante con su cruzada para
reescribir la Historia, borrar el pasado y eliminar los
símbolos religiosos. La nueva desamortización de José Luis
Rodríguez Zapatero quiere convertir el Valle de los Caídos
en el valle de los proscritos.
Javier Algarra es director de Informativos de
Intereconomía TV. Originalmente publicado en La Gaceta. |