Aunque Patrimonio
Nacional permite la entrada gratuita al recinto de la finca
en que se encuentra la Cruz del Valle de los Caídos -Cuelgamuros-,
sólo se puede entrar a la Basílica a las 10.00 horas en que
los Padres Benedictinos de la Abadía de la Cruz del Valle
ofician su misa diaria.
No obstante, el número
de turistas no ha disminuido desde que el pasado mes de
enero se cerró al público este templo, ya que se han
registrado 12.473 visitas, frente a las 12.905 de enero del
2009, según informa Patrimonio Nacional.
No es la primera vez
que la humedad pone en peligro los bienes que alberga la
basílica, situada bajo la roca, ya que en 1998 los tapices
que conforman el Apocalipsis, mandados traer de Bruselas por
Felipe II en el siglo XVI, tuvieron que ser trasladados al
palacio de La Granja para su restauración.
Unos tapices que, dado
su valor, no podían permanecer expuestos a este factor
climatológico y por lo que Patrimonio Nacional los reemplazó
por una copia, que se ubicó en el lugar original, en el
lateral izquierdo de la Nave principal de la Basílica.
También Patrimonio
Nacional detectó en 2000, por primera vez en la historia del
monumento, problemas debidos a la climatología en las cuatro
figuras de Los Evangelistas, obra del escultor Juan de
Ávalos, que sufrieron el desprendimiento de algunas piezas
debido a las filtraciones y la presión ejercida por el
hielo.
A partir de ahí se
realizó el primer estudio sobre el estado de las esculturas
de los Evangelistas, situados a 25 metros sobre la base de
la Cruz; como de Las Virtudes, a 42 metros sobre la misma
base, y se procedió a una intervención para minimizar los
daños.
En julio de 2008, la
figura de La Piedad, que se encuentra sobre la puerta
principal de la basílica, comenzó a correr la misma suerte,
en esta ocasión por las tormentas estivales, y la entrada
tuvo que ser protegida durante la restauración para evitar
daños a los turista.
En ese mismo mes, de
nuevo la caída de piezas de Los Evangelistas obligó a
Patrimonio Nacional a cerrar el funicular y el acceso a la
base de la Cruz, por motivos de seguridad.
También tuvo que ser
cerrada tras el atentado del grupo terrorista Grapo en marzo
de 1999, al menos quince días, mientras se realizaban las
labores de limpieza y rehabilitación, especialmente el
presbiterio y la sillería del coro, abriéndose al público
aún con los andamios de las obras que se realizaban.
La modernización de los
transformadores e instalaciones eléctricas y de agua para el
abastecimiento de la Basílica y la Abadía de la Cruz del
Valle, así como los trabajos de mantenimiento y restauración
le han supuesto a Patrimonio Nacional una inversión de unos
400.000 euros de media anual, según las mismas fuentes.
Patrimonio Nacional
recuerda que tanto en 2009 como en 2010 se han tenido que
ajustar los presupuestos generales al momento económico por
el que se atraviesa.
Por este motivo, y
porque en el caso del Valle se trata de un mal endémico del
propio monumento por su emplazamiento y constitución (roca
que ha de soportar viento, frío, lluvia, nieve, calor
extremo), se necesita tiempo para valorar todas y cada una
de las intervenciones que son necesarias para su
conservación y presupuestar sus costes. EFE 1010055 |