Arde España (I, II y III)


Por Pablo Gasco de la Rocha. 16/09/2012.


I.- Termina el verano. Se acaba el espectáculo. Y Luís María Rapel Ansón pierde la razón

Con un horizonte ciertamente inquietante por el peligro evidente de la caída de Siria en manos de los insurgentes y el estallido de una guerra entre Israel e Irán, cuyos resultados y consecuencias son imprevisibles. Termina este verano de 2012, que anuncia un otoño duro, grave y peligroso por cómo se está agitando el país, sobre todo por la ineficacia de los poderes públicos del Reino para hacer frente a la situación de catástrofe nacional que ya es evidente. Una ineficacia que revela atribuciones poco claras en las facultades que constitucionalmente pudiera aplicar el Gobierno de la nación. Junto a la falta de firmeza en el castigo a todo tipo delincuentes: terroristas, incendiarios, asaltantes de fronteras, ladrones de supermercados y pandillas de agitadores. Lo que revela que nos hallaremos más pronto que tarde ante una situación lamentable por la falta de medidas requeridas para estos casos históricos.

Con todo, ahí andan, vendiendo la marca España, o intentándola vender, que sostienen sobre el esfuerzo individual de unos cuantos jóvenes, a los que encima se pide que visualicen el patriotismo que le falta a la nación. Una marca, la marca España, que se ha venido consolidando durante mucho tiempo y que hoy no quiere nadie, porque habiendo liquidado el tejido industrial que nos situó en el octavo puesto del mundo en 1975 y construyendo sobre la especulación hoy pugnamos por ser una nación de servicios a expensas de los golfos de las finanzas, la droga, el mundo gay y el negocio de la prostitución

Es tal la situación, que hasta Antonio Gala, socialista rencoroso y pendenciero, últimamente bastante agrio y nada sospechoso de no haber sido un fervoroso defensor de este sistema que nos ha llevado a la ruina, más bien todo lo contrario, decía en "La Tronera" (El Mundo, 15 de agosto) algo que todos compartimos, que "hemos llegado a la peor hora para arreglar el desperfecto" y que "la España histórica no es la España actual". 

Tres ideas me asaltan al comienzo de este artículo. La primera, la alegría y despreocupación de este bendito pueblo al calor del sol y de la tortilla de patata con ensalada, menú socorrido, y no tan barato, hecho y servido por extranjeros en los chiringuitos de nuestras playas. La segunda, que, a pesar de que el verano nos distancie de la cotidianidad, los hechos son lo suficientemente graves que no pueden permanecer al margen como si nada ocurriese. Y la tercera, lo conveniente que sería examinar a la Casa Real, a pesar del disimulo con el que tratan de asistir al carnaval de los engaños para intentar vencer una crisis que es mucho más que económica, pues es sobre todo institucional, política, social y hasta de orden público. 

En cuanto a la crónica, porque esto es una crónica de verano, y al margen de las medidas que se están tomando para hacer más disimulado el rescate desde Bruselas y convertirnos definitivamente en una  colonia del BCE, tierra de promesa para los obreros del norte de Europa y paraíso de todo tipo de mafias, gays y degenerados, enumeremos los casos que han sido noticia durante esta temporada de estío.

1ª. El triste caso del niño Carromero, acólito de aquel sueco extraño que fue Olof Palmer, al que su partido, el Partido Popular, una vez sea liberado, bien por intermediación o tras cumplir su pena de cárcel, debería mandar a China por ver que puede hacer el muchacho por los derechos humanos. 2ª. La excarcelación del terrorista Bolinaga, que debería salir de prisión con los pies por delante y en una caja de pino, cuya reclamación sostiene al unísono una sociedad, la vasca, compuesta por un 49% de asesinos y un 49% de cobardes. 3ª. El caso de Ryanar, compañía aérea de bajo-costo, que al tiempo de llamarnos "estúpidos", lo que en nuestro caso más que insulto es una calificación, afirmaba que "el Gobierno de España no puede impedirla volar sin gasolina", que como declaración de principios no está nada mal. 4ª. Las acertadas declaraciones de Markus Kerber, profesor de Economía en la Universidad de Berlín, que en una entrevista concedida al diario italiano Corriere de la Serna se muestra partidario no tanto de la expulsión de Grecia de la zona- euro como de la liquidación de la misma moneda en todo el continente. 5ª. El caso Assange, exilado en la embajada de Ecuador en Londres, que a punto ha estado de provocar una escándalo de proporciones mayúsculas desde el momento que Gran Bretaña, fiel a lo que siempre ha hecho y sigue haciendo, a punto ha estado de pasarse la legalidad internacional por el forro: Una actuación que apoyaba Alvarito Vargas Llosa, hijo del ex marxista Mario, uno de los componentes de las dos sagas de "sudacas", como conviene al lenguaje común, que arrasan en España. 6ª. Que el Monarca ha vuelto a poner en marcha el Fortuna, cuyo coste es de 20.000 euros/viaje. 7ª. El acoso y casi derribo que las autoridades inglesas del Peñón han venido ejerciendo sobre nuestros pesqueros de la bahía de Algeciras, sin que el recién nombrado jefe de la Armada haya dicho esta boca es mía por el derecho de nuestros pesqueros a faenar en aguas españolas: Asunto entre el Reino Unido de Gran Bretaña y el Reino desunido de España. 8ª. Los constantes avisos por parte de los medios de comunicación que no han parado de repetir que hacía "calor". 9º. La muerte de Curro Jiménez, el ladrón de la Transición, y la crónica del iter criminis del delincuente Gordillo. 10ª. La inquietante encuesta elaborada por la Organización de Consumidores y Usuarios según la cual, el 59,7 % de los madrileños consideran insegura la capital por culpa de los extranjeros; siendo un dato revelador que las personas que viven en ciudades del norte, en general las consideren más seguras, mientras que las que residen en las del arco mediterráneo, con más presencia de extranjeros, perciben una mayor sensación de inseguridad. 11ª. La identificación de los restos mortales de los niños Ruth y José, que pone en evidencia todo el trabajo de la Policía, en esté y en otros muchos casos sin resolver. 12ª. La orden de detener a Ruíz Mateos por la supuesta estafa de 14 millones de euros en la venta de un hotel de Mallorca, que desacredita con pruebas más que suficientes a una familia en la que todavía se creía. 13ª. Y la crónica de los incendios que todos los años asolan nuestros bosques y campos, que hace que sigámonos haciéndonos la misma pregunta: ¿quiénes queman nuestros montes con el propósito de convertir España en un erial?       

Si frente a los desafíos que nos atenazan debe imperar la fortaleza moral, el temple y el coraje, España está en sus últimos estertores de muerte, a menos que se conculque el régimen político actual, cuyo propósito comparte más de la mitad de la población española, que es partidaria de abolir el actual modelo de Estado de las Autonomías. Un contrasentido jurídico, político, social y cultural, como a la postre hemos podido comprobar. Respecto a la recuperación económica, y partiendo de la base que la solución está en la salida del euro, la moneda que se implantó a mayor beneficio de los países del norte de Europa y como coartada para salvar el interés de Francia, reconozco públicamente que el único manual de economía que he leído ha sido el libro de texto de Samuelson de Economía Política. Lo que visto lo visto considero fue más que suficiente, pues la economía se escribe en el canto de un duro: Empuje industrializador, acumulación permanente de capital humano y capacidad institucional para impulsar políticas de crecimiento. Todo ello aplicando el consabido saber contable del: Debe, Haber y Saldo. No hay más.

 De cualquier manera, y por mi parte, viendo como está y como se puede poner este corral de gallinas que es España, donde la criminalidad aumentará espectacularmente, la ofensiva separatista es ya imparable y una pandilla de delincuentes dirigida por un tal Sánchez Gordillo amenaza la propiedad privada, he hecho confesión general y me he inscrito como miembro de la Asociación del Rifle.

Pero hete aquí, que, pese a estar inmersos en una crisis política-institucional gravísima, socialmente aquejados de lacras que nos conducen a la deriva como nación civilizada y empobrecidos por un periodo no inferior a 25 años, Canelo, ya saben, Luís María Ansón, anda preocupado por cómo despertar fervor monárquico en el pueblo. Y como ya no cuelan los argumentos de razón, pues las comparaciones y ejemplos son odiosos, juega con la realidad prefigurando un escenario que sólo está en su desbordada imaginación. Lo que podría ser el primer aviso de que el principal lacayo del Reino padece la terrible enfermedad, pandemia en España, de la falta de razón absoluta. Que es la única explicación para entender lo que dice en su artículo "Madrid 2020" (El Mundo, 16 de agosto), al obviar la situación real del Reino de España y centrarse en el de las maravillas de su falta de razón. 

Y es que dos suposiciones se me hacen difíciles de imaginar, si es que llegamos al 2020. La primera, poder ser sede de los juegos olímpicos en esa fecha. Y la segunda, que siga existiendo la actual forma de Estado, la Monarquía.

 II.- Hay que fragmentar el Partido Popular. Convocar nuevas elecciones con un programa de máximos. Y llevar al debate nacional lo que Emilia Landaluce trae en su columna de El Mundo.

No mareemos más la perdiz y dejémonos de cábalas. La situación es la que es, y no hay otra. El Gobierno del Partido Popular liderado por Rajoy no da más de sí y aunque el presidente sabe de sobra cuál es el problema y cuál la solución, prefiere inhibirse ante de abrir el melón que es la Constitución y liquidar el Estado de las Autonomías desde el argumento jurídico-político irreprochable de que el Estado no puede estar a expensas de las comunidades  autónomas. Amén de tomar medidas de hondo calado estructural, que no sólo coyuntural, que la ciudadania apoyaría desde la constatación de que estamos al final de un camino que nos conduce a ninguna parte. Constatación cuyos datos no engañan ni pueden engañar: Que el Estado es insostenible. Que no se empezará a crear empleo hasta 2015. Que al día de hoy 200.000 familias tienen a todos sus miembros en paro. Que de momento ha aumentado un 30% la petición de Renta Mínima de Inserción. Y que los trabajadores con hipotecas y coche ya son los nuevos pobres en España.

Hemos padecido una de las peores generaciones de políticos de toda nuestra historia, larga y problemática. Gentes que se auparon tras una involución, y que fueron aprendiendo a marchas forzadas rectificando y rectificándose, consecuencia de la deriva que hoy padecemos. Gentes a las que sucedieron los llamados políticos "profesionales" desde los 18 años, sin formación ni preparación suficiente, obtusos y pendencieros, arropados al calor de las direcciones de sus partidos, cuyo mérito era haber pegado carteles y haber jaleado al líder para que diese caña. De ahí que a la dirección del PSOE llegase Zapatero, de una ineficiencia insultante, cobarde y desleal a España, y hasta "grillado" por la pérdida de un abuelo al que se ejecutó con arreglo a Derecho, pero al que el nieto atribulado ha convertido en causa y bandera de memoria histórica. Con todo, y para mayor sorpresa de tantos, Rajoy no es muy diferente en cuanto a incompetencia, cobardía y deslealtad a España, pese a que de momento no tenga nada que decir respecto de sus yayos.

Estamos hablando de incompetencia y deslealtad manifiestas, que es causa de las medidas de gobierno que se han tomado y se vienen tomando, y de que los dos grandes partidos nacionales no hayan ejercido una política de acuerdos en lo fundamental. Lo que evidencia que ambos partidos entran de lleno en la definición que de los Partidos Políticos dio en el siglo XVII Lord Halifax: "hasta el mejor partido no es sino una especie de conspiración contra el sentido de la nación".

Sin duda que estamos al límite como nación y que se impone la regeneración urgente, no tanto desde la pregunta ¿A dónde vamos? como de ¿Qué queremos ser?

Tras la experiencia frustrante de Alternativa Española (AES), con aquella puesta en escena que tanto prometió, el panorama nacional ha sido absolutamente desolador. Un auténtico erial lleno de pugnas y disputas, con una falta absoluta de soluciones acertadas en beneficio de todos. Por eso, en este momento de máxima gravedad histórica se impone que nos dejemos de enjuagues ya ensayados ("Sociedad Civil y Democracia") por quien se aúpa tras haber sido escándalo público, aunque en esta ocasión la puesta en escena sea sin el apoyo de Alfonso Guerra ni de la Corona.  

La solución pasa por la fragmentación del Partido Popular en dos realidades políticas antagónicas. La una, liberal y progresista, escasa de valores y a la estela que marque la vorágine. La otra, sobre la base de que España es lo único importante, asentada en valores que compartimos todos y con clara vocación de regenerar la vida nacional.  Porque esta nueva realidad política que debe surgir de la fragmentación del Partido Popular servirá para repensar el destino de España desde la pregunta que ya nos hemos echo... ¿Qué queremos ser? Cuyo único problema, que intuyó no será tanto, es buscar al estilista que mejor se adapte a ella: fuerte, con capacidad suficiente y formal.

En cuanto a la regeneración, ésta tiene que abordarse en una triple dimensión:

Regeneración moral, que pasa por abolir la Ley del Aborto por cuanto el aborto no forma parte del ámbito privado de la persona sino del Derecho, que considera que el fruto de la concepción no es una mera parte del vientre de la madre. De lo que se deduce que ni la misma madre tiene derecho a dar muerte a ese ser, nasciturus, al que el Derecho reconoce capacidad jurídica. 

Regeneración política, prefigurando y definiendo el Estado de las Autonomías: dotando al Estado de atribuciones que hoy no tiene, limitando las autonomías a tres y fijando a la baja sus competencias.

Regeneración económica, desde el planteamiento abordado por los economistas españoles Luís Garicano y Jesús Fernández-Villaverde, contrarios a que se recorte en I+D y Educación y sobre el planteamiento de que "España tiene una economía anquilosada, sobreprotegida y sobrerregulada, en lo formal, porque luego tenemos la economía sumergida tan enorme en la que las chapuzas se hacen sin regulación. Si se quitan todas estas barreras absurdas que no protegen a nadie, España puede crecer, y mucho. Los españoles son muy emprendedores y trabajadores. Pero con tanto recorte a bulto la gente no ve reformas, no ve mejoras, y pierde la confianza en las dos. Al centrarse exclusivamente en recortes se elimina el apoyo social que debe haber para las reformas".

Finalmente, y porque estamos hablando de regeneración, entiendo que es obligado que algo tengamos qué decir de nuestra forma de Estado, la Monarquía, y en este sentido, participo plenamente de la cita que Emilia Landaluce trae al debate nacional en su columna del diario El Mundo ("Las Perlas", Del Fortuna al Vibrador, 15 de agosto de 2012) a propósito de lo que dijo José Antonio Primo de Rivera de la caída de Alfonso XIII: "El pueblo no entendía este simulacro de monarquía sin poder; por eso cayó de sus sitio sin que entrase en lucha un piquete de alabarderos".

III.-  Lo hemos perdido todo. Hay que dejarse de cuentos. Y dictar una proclama.

A tenor de la gravísima situación que padecemos, España tiene un mérito tremendo, seguir subsistiendo. Afortunadamente, se dice, son muchos los países que quieren que sigamos siendo su paraíso terrenal, de ahí que cada vez tengamos más ayudas, como esa que nos viene de EEUU: "Las Vegas". Y lo peor de todo es que la sociedad española ve con buenos ojos todos esos proyectos lúdicos recreativos porque el listón moral del pueblo español está donde está, y lo importantes es estar por encima de él. Por eso las turbas (léase pueblo soberano) echaran a la hoguera a quien ose crear cualquier problema complejo y a quien intente hacer reflexionar a los cuatro dubitativos.

Es tal la situación y el despropósito que se ha mantenido, que aquellos que hicieron sus carreras en un país al que llamaban dictatorial y fascista, admirando y defendiendo los paraísos donde la individualidad se admitía bajo severos controles, siempre que favoreciese al progreso del estado comunista, son los que hoy se aúpan al primer time de la crítica como si ellos no hubiesen participad de esta deriva que nos precipita al vacio. Como si ellos nunca hubieran defendido lo que hoy defenestran.

No digo que los cuentos infantiles no sean útiles a una cierta edad por sus enseñanzas, sobre todo por sus enseñanzas morales; de ahí, por otra parte, que los ideólogos de género los quieran borrar del acerbo cultural de la infancia. Pero me da la sensación que España le ha tomado un gusto exagerado al cuento: Primero fue el de Pinocho, con aquel discurso grandilocuente que todo iba a cambiar para mejor, y resulta que hoy nos jugamos no ya nuestro futuro, que está definitivamente liquidado, sino el de nuestros hijos. Segundo el de Cenicienta, y parimos la sucesión monárquica con un príncipe que piensa hacer lo mismo que su padre, nada. Y el tercero, cuando tan necesitamos estamos de una proclama, el de Blancanieves y los Siete Enanitos como reclamo de la "Marcha por España".

Aquí lo que hace falta no es sólo denunciar el estado actual de España, una situación devenida por un sistema que no ha funcionado, empezando por su forma de Estado, la Monarquía, y terminando por el voto que se concede elección tras elección al más imbécil del lugar. Aquí de lo que se trata es de dictar una proclama. Una proclama que para ser eficaz tiene que ser creíble, medida, acertada y suficiente.  


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com