FFAA: manera de estar y disposición de ánimo
Por Pablo Gasco de la Rocha, 23/09/2010.
A quienes soslayan por interés o pusilanimidad la responsabilidad que cabe imputar a nuestras FFAA por el actual estado de completa putrefacción de España.
Con un terrorismo irredento, a cuyos terroristas se terminará por perdonar; acosada por Marruecos, cuya reivindicación de Ceuta, Melilla, Perejil y demás posesiones viene efectuando con descaro y propósito evidente; y sometida al impulso centrífugo del separatismo, que ni siquiera en sus formas más aparentes (“guerra de banderas”) es capaz de respetar la legalidad constitucional, las FFAA españolas se encuentran en el epicentro, en el centro del área de perturbación de una nación deficitaria.
Un “déficit” que indica un menoscabo o incapacidad para vivir juntos, una pérdida de la identidad y un millar de carencias y pérdidas de funciones o facultades específicas. Lo que da la medida exacta de una nación, España, que se desvanece sin que sus FFAA tengan claro siquiera cuál es su misión constitucional. De ahí, entonces, esa actitud de ir dejando hacer y, sobre todo, la pusilanimidad con la que se enfrentan a la unidad e integridad de la Patria amenazada.
Manera de estar y disposición de ánimo, comportamiento y actitud de nuestra FFAA, más ocupadas en la labor que como contribución al dividendo de paz internacional impone la OTAN, que como garantes de la unidad e integridad de la Patria amenazada.
Entonces, si el estudio de la historia no es sólo útil, sino también necesario, tengamos presente la cuestión militar antes del Alzamiento del 18 de julio de 1936.
La izquierda militar, de una importancia fundamental y decisiva en el clima revolucionario de la II República y en el desencadenamiento de nuestra guerra de Liberación de 1936-39, no ha tenido, entiendo, el tratamiento debido, por cuanto todavía pervive la impresión de que prácticamente todo el estamento militar de la oficialidad quedó de parte del bando nacional, siendo escaso el número de oficiales, jefes y mucho menos el de generales que quedó en el bando rojo; hasta el punto, y así se suele considerar, que fueron los mandos de la Guardia Civil y, sobre todo, los de la Guardia de Asalto los que suplieron tal carencia de pericia militar en el bando rojo. Una carencia, dicen, que determinó el rumbo final de la guerra.
Sin embargo, la verdad es que desde la época del “Directorio” de don Miguel Primo de Rivera, la izquierda militar -de clara tendencia socialista y comunista, y muchos de sus miembros de franca obediencia a la masonería- se fue organizando y concentrando en la Aviación y en el arma de Artillería, y durante la República en la Guardia de Asalto, que como cuerpo policial de estructura militar se fue nutriendo de militares izquierdistas fuertemente ideologizados, en su mayoría procedentes primero de la Unión Militar Republicana (UMR) de tendencia socialista y después de la Unión Militar Antifascista (UMA) de clara tendencia comunista. Fusionándose ambas organizaciones militares izquierdistas en 1935, dando lugar a la Unión Militar Republica Antifascista (UMRA) con importante implantación en Cataluña y Madrid, y contando con gran número de efectivos entre la Guardia Civil y en los principales aeródromos y bases de aerostación de toda España. Cuyos miembros se dedicaron a labores claramente conspiratorias y a preparar la revolución junto con el PSOE y el PCE.
Así, por ejemplo: Vigilaron la contrarrevolución y denunciaron supuestas actividades conspiratorias-golpistas a las autoridades y a los partidos PSOE, PCE y FAI, elaborando un cuidadoso fichero sobre las tendencias políticas y religiosas de cada jefe y oficial contrarrevolucionario con datos muy concretos como el domicilio y el número de miembros de su familia, que elaboraron por diferentes conductos, no siendo el menos importante el proporcionado por miembros de la tropa afiliados al PSOE y PCE; lo que permitió al Frente Popular el exterminio físico de muchos de ellos nada más iniciarse el 18 de julio.
Adiestraron a las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC) en el manejo de armas y en tácticas insurgentes, lo que posibilitó la acción criminal de sus miembros y la consabida lucha callejera con miembros de organizaciones opuestas. Y participaron directamente en la ejecución de atentados contra sus propios compañeros de armas por simples motivos ideológicos, como fueron los asesinatos de don Luís Arredondo, comandante retirado; el del capitán de Infantería Gumersindo de la Gándara y el de Ingenieros, Sánchez Sacristán.
Con todo, la mayor participación de esta “tropa” se circunscribe a los meses previos al Alzamiento del 18 de Julio. En primer lugar, con el intento de exterminio de los principales jefes del Ejército, que es lo que se conoce como “Operación Romerales”, que con el pretexto de descabezar una presunta trama golpista dentro del Ejército, miembros de la UMRA vinculados al PSOE planearon asaltar, secuestrar y asesinar a los principales jefes del Ejército de África. Y en segundo lugar, mediante la propuesta que le hicieron llegar al mismísimo Gobierno de la República el 16 de julio:
“1º.- Disponibilidad forzosa de cuantos militares se opusieran a la revolución que preparaba el Frente Popular. 2º.- Inspección de todas las guarniciones militares por parte de delegados gubernativos. 3º.- Levantamiento de la tropa contra la autoridad de los mandos no afectos al Frente Popular. 4º.- Creación de “unidades especiales” con personal (políticos) y mandos (militares) de total confianza al Frente Popular. 5º.-Detención inmediata y depuración de los miembros sospechosos a las actividades del Frente Popular. 5º.- Disolución del Ejército.”
Era tal el programa de medias, que hasta Casares Quiroga, Presidente del Gobierno de la República, viendo cuál era la situación de España por aquellos días, temió más una revolución comunista que un golpe de derechas, y no aceptó ninguna de las propuestas.
Con todo, la actuación más grave de la UMRA fue su participación en el asesinato de don José Calvo Sotelo días después del fracaso de la “Operaciones Romerales”, para cuyo asesinato utilizaron como pretexto el del teniente Castillo, un activista comunista y autor del asesinato alevoso de un joven en las calles de Madrid, tras cuyo suceso se reunieron diversos miembros de UMRA decidiéndose el asesinato del Jefe de la Oposición en el Parlamento. El encargado de dirigirlo fue el capitán de la Guardia Civil, afiliado al PSOE y miembro destacado de la UMRA, Fernando Condés, que actuando de paisano comandó el piquete que secuestró y asesinó a Calvo Sotelo.
La UMRA siguió operando durante la contienda, desempeñando la importantísima función de la selección de personal y la dirección en las distintas unidades de combate, y en funciones de orden público en la retaguardia roja, cuyos resultados son de sobra conocidos.
Pese a todo, muchos de aquellos indeseables son hoy reivindicados por una tropa alentada por unos bárbaros y desorientada por unos cobardes que se negaron defender el Alzamiento del 18 de julio de 1936. Una reacción moral, legítima y patriótica que nos salvó de habernos convertido en una colonia de la Unión Soviética dirigida por el “padrecito” Stalin, apodo cariñoso con el que algunos de nuestros grandes poetas, Miguel Hernández y Rafael Alberti, nombraban a uno de los mayores asesinos de la historia de la humanidad.
España es demasiado importante como para que confiemos toda su defensa a nuestras FFAA, que desde hace treinta y cinco años no vienen demostrando más que incapacidad, falta de visión y escaso patriotismo.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com