- al Tte. Coronel don Antonio Tejero y al Comandante Pardo Zancada -

 

La niña Chacón condecora a los "cobardes" de la UMD


Por Pablo Gasco de la Rocha, 23/02/2010.


Si los comportamientos de rebeldía militar más o menos legitimados nos producen si quiera respeto por lo que se juegan sus protagonistas, como fue el último de ellos, la “sublevación de Jaca”, el de estos facinerosos de gallinero que han sido condecorados nos produce nauseas. Pues ni tan siquiera tuvieron los cojones para emular a sus colegas los “capitanes de Abril”. Claro que si lo hubieran hecho, se habrían encontrado solos y con el culo a la intemperie.

La Unión Militar Democrática (UMD) fue una sociedad militar subversiva secreta que se crea al amparo del cura más notable del Frente de Juventudes, y después comunista, padre Llanos y un meapilas de uniforme, el capitán Pinilla. De esa conjunción o simbiosis surge todo un pequeño movimiento de rebeldes de filiación comunista que intentaron posicionarse una vez muriese Franco.

La primera noticia que se tiene de aquel grupo de forajidos es a tenor de la celebración del llamado “juicio de Burgos” donde menos de una docena de ellos firmaron, según consignas del Partido Comunista de España, un Manifiesto a favor de los asesinos de ETA y de la amnistía general.

Perseguido con evidente candidez y condescendencia por parte del Régimen, el grupo de forajidos siguió reuniéndose (altos del café Comercial de Madrid), concitando algunas simpatías toda vez que utilizaba las sacristías de Acción Católica, por aquel tiempo inundadas de “tontos útiles” al servicio del PCE, pasando a colaborar en la revista del Apostolado Castrense, “Pensamiento y Acción”. Es decir, todo según las directrices marcadas por el Comité Central del PCE que había planificado su táctica de penetración en España, sobre la infiltración en la Universidad y en la Iglesia, aprovechando la sensibilidad social de ciertos grupos de apostolado seglar.

Actuaron, pues, obsesionados por la subversión, disfrazados y enquistados en el interior del estamento militar como el “ejército durmiente” del PCE para cuando la “rata de Pontejos”, el asesino de Santiago Carrillo diera la orden de intentar un levantamiento en España que sirviera a sus objetivos. Por eso, allí donde las palabras “disciplina” y “sacrificio” se pronunciaban con solemnidad, ellos las transformaban en conceptos vagos y amplios como “libertad” y “democracia”.

Un grupo de forajidos de filiación comunista que ni siquiera contaron, hasta hoy, con la anuencia de ninguno de los sectores en los que estaban encuadrados sus compañeros de armas. Pues ni siquiera el sector que colaboró en la Transición, favorable a la evolución política tras la muerte de Franco y representado por los generales Díaz Alegría, Castañón de Mena y Gutiérrez Mellado contó con esta tropa. A la que terminó expulsando del Ejército por considerarlos altamente peligrosos para la paz en España.

Pues bien, el día 16 de febrero, en el marco incomparable de la sede de Defensa, con la cúpula militar en pleno presidida por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, don Julio José Rodríguez (el general risueño), el presidente del Congreso, don José Bono (el tipo que le pega a todo) y los representantes de los partidos políticos, la niña Chacón se sacaba una de las espinas que porta en su corazoncito de antigua anarquista pendenciera condecorando a 14 ex militares pertenecientes a la Unión Militar Democrática. Una cuestión de ideología y simpatías. Pues yo también sueño que un día se pueda condecorar con todos los honores a los hombres del 23-F.

Y por encima de todo el esperpento, dos cuestiones me inquietan. La primera, el silencio cobarde de la cúpula del Ejército actual, sobre todo desde las filas de los oficiales (cada vez más incultos). Y la segunda, saber si el señor de uniforme azul Julio José saludo marcialmente después del  acto a la ministra, pues de lo contrario pido se le arreste tres días sin salir de la Compañía.


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com