Sobre el 20N-2009

 

A Blas Piñar, en el 34 aniversario del fallecimiento de nuestro Caudillo Francisco Franco y 73 del fusilamiento de nuestro Capitán José Antonio


Por Pablo Gasco de la Rocha. 20/11/2009.


-Con todo respeto, sentida admiración y eterna gratitud-

Ante este nuevo 20-N (2009), y cuando sobran argumentos para hablar sobre Franco y su Obra, a tenor de esta España a la que "amamos porque no nos gusta", toda mi mente la ocupa el hombre en torno al cual, a su magisterio, lealtad y valentía nos hemos venido reuniendo año tras año para honrar y recordar a José Antonio Primo de Rivera, Capitán de Juventudes, y a Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios. Me refiero, como no, a mi amigo, a nuestro amigo, jefe y maestro Blas Piñar. Una figura que se yergue, pese a todo silencio, enorme de posibilidades en el futuro horizonte de España. Y tan clarividente, que no dudo que dentro de unos años recordemos no a dos, sino a tres figuras.

Porque de la misma que muchos han reculado, rectificando y rectificándose, no siendo pocos los casos de terroristas convictos y gentuza que sin ápice de humildad se nos muestran vestidos de todo plumaje. Y de la misma forma que hoy se reivindican figuras hasta no hace mucho olvidadas, cuando no vilipendiadas (Maeztu, Balmes, José Calvo Sotelo, por citar sólo a los más aparentes). De igual forma, digo, mañana, no me cabe la menor duda, se reivindicará a Blas Piñar, el "león" bravo y solitario (dicho con todo respeto y cariño) de las Cortes de Franco y de las cortes de la Involución. El diputado que asistido de toda razón ha dictado las mejores lecciones de Derecho Político y Teología en estos treinta ignominiosos años de España.

Quienes le hemos seguido desde el principio, cuando éramos jóvenes, y seguimos siguiéndole ahora que somos muy mayores, sabemos no sólo de sus capacidades, sino, sobre todo, de su moralidad y honradez. Sabemos, por ejemplo, que siempre ha estado ahí. Justo donde se le necesitaba. En el lugar donde más peligro había... "en la noche clara, arma al brazo y en lo alto las estrellas". Sin obstaculizar nada. Sin interrumpir a nadie. Lo sabemos, y por eso le apreciamos más allá de toda duda razonable.

Una cosa, por encima de cualquier otra cuestión quiero agradecer a Blas Piñar, no habernos dejado solos, habernos acompañado hasta aquí. Porque con su compañía de jefatura y con su magisterio ha sido mucho más fácil avanzar, acertar en lo que intuíamos y razonar lo que hemos venido aprendiendo, en parte porque él nos lo ha enseñado o mostrado en sus  perfiles y contornos exactos. Precisión conceptual de un maestro, valentía de un capitán y comportamiento de un auténtico siervo de Dios.  

Por todo ello, infinitas gracias, Blas. Un abrazo y que Dios te bendiga...


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com