Majestad, porque la Justicia se imparte en su nombre


y porque sin duda tiene más poder del que nos han hecho creer que tiene… por qué no se procesa a Carrillo

 


Por Pablo Gasco de la Rocha. 22/03/2008.  


Majestad, no se deje engañar por más tiempo, y aunque nada pueda hacer por el procesamiento de esta repugnante rata, ruégole ponga todos los medios a su alcance para que a este asesino, genocida Santiago Carrillo no se le tributen más homenajes ni se le sigan concediendo más premios y distinciones. Porque a poco que nos fijemos un poco, nos daremos cuenta que esta repugnante rata, la rata de Pontejos, como se le conocía en el Madrid sometido a su terror entre 1936-39, es un superviviente de las cloacas más infectas. En este sentido constatamos, que a mayor degradación nacional, mayor es el encumbramiento que se le hace a este asesino, genocida reconocido que es Santiago Carrillo.

Y así, haciendo un poco de memoria histórica, constatamos que su entrada en España, una vez hubo muerto Franco, coincidió con una situación de acobardamiento generalizado por partes de las autoridades civiles y militares, pese a todos esos “poderes fácticos” que decían que teníamos y, sobre todo, a esa temible extrema derecha que se presumía existía, datos que el asesino y genocida reconocido Santiago Carrillo sabía no eran ciertos. Sabía, por ejemplo, que nadie tendría el valor de pegarle un tiro. Ni siquiera tocarle un pelo cuando en la Dirección General de Seguridad se le tuvo a huevo, y no hubiera pasado nada.

Siguiendo esta misma trayectoria de aprovechamiento de las circunstancias, nos topamos con el turbio asunto de la Matanza de Atocha. Un asunto insuficientemente esclarecido, ante cuyos hechos las propias victimas supervivientes se muestran temerosas de confesar nada, porque como han manifestado en alguna ocasión: “temen por su vida”. Sin embargo, aquella vil y repugnante matanza de cincos personas sirvió para legalizar al asesino, genocida reconocido Santiago Carrillo que a partir de ese momento ingresa con todos los honores en la vida pública española.

Hábil y sibilino, pronto se dio cuenta que el peloteo a su persona era fundamental para estar en el ajo, y así, poco a poco, se ha convertido, junto con la familia de su nuera, Leticia Ortiz, en uno de los pocos monárquicos que existen en España. Y en otro orden de cosas, y esto es lo más indignante, en uno de sus más reconocidos agasajados, Majestad.  

Por ende, está perfectamente documentado que los días 6, 7 y 8 de noviembre de 1936 miles de españoles de toda edad, sexo, y condición política y social –detenidos en los primeros meses del año- fueron sacados de las diferentes cárceles en las que estaban (San Antón, Porlier, Ventas…), trasladándoseles en camiones y autobuses hasta la población de Paracuellos del Jarama donde fueron fusilados junto al río y enterrados en fosas comunes que previamente se habían mandado excavar con antelación. Constando como testimonio de primer y valiosísimo orden lo declarado en su día por don Melchor Rodríguez, de filiación a la CNT y Director General de Prisiones: “sin mi conocimiento, los comunistas, y Carrillo al frente de ellos, estaban fusilando presos gubernamentales en masa”.

Pero no sólo tenemos este testimonio, que en sí mismo sería determinante para imputar a Carrillo por un delito de genocidio. Sino el estudio realizado por historiadores de toda tendencia en cuanto a la responsabilidad de Carrillo en la masacre de Paracuellos del Jarama. Así, por ejemplo, Ricardo de la Cierva asegura, que la responsabilidad de Carrillo está de sobra demostrada en el fusilamiento de al menos 5.000 personas. Arsenio de Izaga, que fue archivero de la Real Academia de la Historia los cifra en “8.354”. Stanley G. Payne habla de “al menos 4.000”. Gibson propone la cifra “no inferior a 2.400”. Y Preston, que es quien menos ha estudiado el tema, y que viene dando números continuamente, aunque siempre hacia arriba, cita un número “no inferior a 1.200”. A tenor, pues, del estudio, la cifra que se da como más exacta es la de 5.000 personas las asesinadas en Paracuellos del Jarama en tres tandas o sacas bajo la responsabilidad de Carrillo.

Majestad, recientemente se ha otorgado a esta repugnante rata que es Carrillo la Medalla al Mérito del Trabajo… ¿De qué trabajo? ¿De los asesinados en Paracuellos? ¿De las purgas en el PCE ampliamente denunciadas por sus propios militantes? ¿Acaso de su frenética actividad que puso en marcha el mismo día de la Matanza de Atocha? ¿De qué trabajo hablamos, Majestad?

Majestad, no le quepa duda que quien tiene la potestad de impedir que a un asesino como es Carrillo se le tributen homenajes y no lo hace, se convierte en amigo de un asesino.   


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com