Carrillo, el insaciable contra la Iglesia.
Por
Don Ángel Garralda. 10/12/2008.
Acabo
de escuchar sus palabras por la COPE. Entró en España con peluca hace 32 años;
pero, desde que se la quitó habla sin pelos en la lengua y enseñando los
dientes con ganas de morder.
Con
voz de quien sienta cátedra de moralidad contra la Iglesia, acaba de decir que
Rouco y Cañizares son lo más parecido a Pla y Deniel y Gomá de los años
treinta. Es que se le sube la bilis porque, en aquellos años 30 llevó
las de perder, borracho de odio a la Iglesia, con la pretensión, siempre
vieja y siempre nueva, de que las puertas del infierno prevalezcan contra ella.
Sin
embargo, entre la comparación de cardenales y obispos de ayer y de hoy no se ha
atrevido a hacer mención de los 7.000 curas que, entre otros él personalmente,
el mayor genocida, se tragó con odio insaciable.
¡Anda,
Carrillo! Tu lema es la mentira. ¿A quién quieres engañar de nuevo? ¿Te
has leído el libro de Ricardo de la Cierva: “Carrillo miente”? Tarancón te
invitó a comer a solas en un convento de monjas en La Cuesta de las Perdices
(Madrid); en su eminentísima ingenuidad pensaba que te iba a meter en el bote.
Tu encantado siendo servido por las vírgenes de Dios a la vera de un
cardenal que no se parecía en nada a Gomá y Pla y Deniel. Bien puedes decir de
la Iglesia lo que acabas de decir del exseminarista Garzón: que “ le ha
salido el tiro por la culata”.
¡Pobre
Iglesia Española! que, ahora, tienes que oír a todas horas y por todos los
medios en manos de los que perdieron la guerra, que tú tuviste la gran culpa,
cuando lo cierto es que tú fuiste la primera sorprendida del estallido aquel 18
de julio de 1936.
Tan
sorprendida que Tarancón salvó la piel en Galicia, zona nacional, dando
conferencias de Acción Católica, muy lejos de su parroquia de Villarreal
(Castellón), donde no quedó un cura vivo y el templo incendiado por los cuatro
costados. Tan sorprendida, que Gomá,. Primado, salvó la piel porque estaba
tomando aguas en un balneario en Navarra, zona nacional.. Tan sorprendida, que
el obispo de Salamanca, Pla y Deniel, salvó la piel en zona nacional, quien, no
sólo ofrece su palacio episcopal para sede del Generalísimo, salvador de la
Patria y de la Iglesia, sino que fue el primero en calificar de “Cruzada” a
aquella gesta gloriosa, que cambió el rumbo de la historia con la victoria
sobre el comunismo.
Esto
es lo que le duele a Carrillo, que Rouco y Cañizares se parezcan tanto en
defensa de la Religión a Pla y Deniel y Gomá, aquellos dos catalanes
eminentemente españoles, a los que él no se pudo dar el gusto de
“cepillar” porque cayeron en zona nacional. El prefería comulgar con
obispos opuestos a Franco, desagradecidos a quien más benefició a la Iglesia,
quienes aplaudiendo una Constitución sin Dios, callan como muertos al verla
convertida en una Constitución contra Dios, porque en ella han tenido cabida
todas las consecuencias que padecemos de tantas leyes contrarias a la ley de
Dios, a la sombra de unas Cortes, en las que no hay un solo parlamentario, ni de
la izquierda revanchista ni de la derecha cobarde y “sin remedio” que diría
Gonzalo Fernández de la Mora, capaz de salir en defensa de la Religión Católica
en un pueblo de mayoría aplastante de bautizados .
Sin
embargo, el incombustible genocida de Paracuellos del Jarama y aledaños, el que
consintió la huida del Gobierno Rojo de Madrid a Valencia, con la condición de
que le dejaran manos libres para dar comienzo al día siguiente a las grandes
matanzas de Noviembre de 1936 con miles de asesinatos a inocentes, se atreve a
dar lecciones de moral y sentar criterio contra Rouco y Cañizares, dos
cardenales predilectos de Benedicto XVI, a quien no querían como sucesor de
Juan Pablo II, los mismos que deseaban la muerte de Carlos Vojtila, el gran
propulsor de las beatificaciones de los mártires de la bien llamada
“Cruzada” .
¡Anda,
Carrillo! ¿te acuerdas cuando huiste perdiendo los calzones de miedo, mientras
tus huestes quedaban en la estacada? ¿Te acuerdas cuando embarcaste con engaño
a los “maquis” invadiendo España por el Pirineo, para dar la vuelta
inmediatamente, muertos de hambre y con muchas bajas? ¿A quién quiere engañar
otra vez el íntimo amigo de Ceaucescu?
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com