Carta pública a un provocador, a una estrella mediática... carta al juez Baltasar Garzón.
Por
Pablo Gasco de la Rocha.
03/09/2008.
Carta pública a un
provocador, a una estrella mediática… carta al juez Baltasar Garzón
Señor Baltasar, créame que me importuna sobremanera tener que ocuparme
nuevamente de usted por otra de sus actuaciones, sin duda, la más pésima de
todas, incluso, por encima de su negativa a procesar al genocida Carrillo, tal
vez por el único motivo de ser amigo del Rey.
La vida, señor Baltasar, está llena de contratiempos y novedades no
siempre afortunadas, y es deber de inteligencia e imperativo de bondad, tratar
de no encresparla más con nuestras actuaciones. Pero entiendo, también, que
esta máxima no va con usted, toda una estrella mediática de los medios al
estilo de Marujita Díaz o de la Obregón, aunque de juez y con el pelo blanco.
Que es, sin duda, otra forma de pasar por la vida.
Señor Baltasar, nadie tiene la culpa, ni siquiera Franco, de su
complejos personales o familiares. Es decir, que nadie tiene la culpa, ni
siquiera Franco, que su familia no llegase a la posición social, económica o
cultural, incluso a las tres juntas, algo así como al unísono, que a usted le
hubiese gustado, pues esto depende mucho de la genética y de la suerte; dos
circunstancias que todavía, a Dios gracias, no controlamos. Ni siquiera
ustedes, los que se hacen llamar así mismos "señorías", un simple
protocolo. Pues muchos entendemos que, eso de "señoría", es un
magisterio que uno se gana con sus actuaciones y con su vida, que no por el
ejercicio de una determinada actividad profesional.
Señor Baltasar, parece mentira que no se dé cuenta que está cayendo
en el más patético de los ridículos, y que ha perdido toda credibilidad,
salvo para alguna tribu del Amazonas a cuyos miembros tiene engañados. Y es
que, desde sus primeras actuaciones contra ETA, tan jalonadas por los niños y
las niñas del CEU y por algún que otro imbécil al uso, que luego no se han
correspondido con otras respecto al mismo tema, pasando por el asunto Pinochet,
el caso Carrillo y el 11-M, todo ha sido un actuar mediático en función de sus
propios y particulares intereses de juez estrella. Lo que me da pie a considerar
que en algo sí acertó Felipe González, que incluso prefirió Corcuera por
encima de sus capacidades. Algo que todavía usted, Baltasar, no ha digerido. Y
que tengo para mí, que con esto de sacar muertos de la tierra lo que pretende
es darle un argumento a Zapatero para que le haga ministro. Y como el presidente
es tan mínimo en todo, a lo mejor lo consigue.
Usted, señor Baltasar, no es de fiar ni es buena persona, porque su
actuación es de todo punto descabellada y peligrosa, ya que no hace otra cosa
que enfrentar a los españoles en un tema que ya durante la época del Generalísimo
había quedado para la historia. Una historia que, por otra parte, había
disculpado como no podía ser de otra forma, el levantamiento del 18 de Julio y
los gloriosos 40 años bajo la dirección de Franco, que convirtió a un país
de alpargatas en la octava potencia industrial, puesto en el que hemos sigue
estando durante estos años y que ahora parece que ya no estamos. Un país, señor
Baltasar, que posibilitaba estudiar con becas a los hijos de los obreros como
usted.
Señor Baltasar, enfrentar a los españoles, máxime en un tiempo como
el que vivimos, no sólo no es inteligente, sino suicida. Por lo que si de tal
enfrentamiento surgen muertos, Dios no lo quiera, habrá que imputárselos a
usted para procesarle, sentenciarle y encerrarle.
Le decía, señor Baltasar, que usted no es de fiar y que se está
echando la tierra encima, aunque en su osadía no lo vea por el momento. De
todas formas, siempre existen remedios para su ego desbordado, como por ejemplo
la viagra o los espejos. Digo la viagra porque, según un amigo mío que es médico,
quien funciona a bien con una mujer, no suele ser pendenciero; y tal es así,
que el propio magisterio de la iglesia Católica en relación al matrimonio,
habla del disfrute al cuerpo "plena y efusivamente". Y respecto a los
espejos, que es también remedio apropiado, tienen la ventaja que uno puede
disfrazar sin que nadie le vea con todos los honores y atributos, y verse
reflejado tal y como si correspondiesen a su dignidad figurada. Es decir, dos
remedios baratos y al alcance de cualquier bolsillo, mucho más del bolsillo de
su señoría.
Claro que la culpa no la tiene usted, al menos en el fondo, porque si de
verdad funcionase el sistema, el mismo Poder Judicial hubiese salido para
recusarle. Un poder éste, cuyos miembros sólo actúan por unanimidad cuando se
trata de pedirle al Gobierno de turno una subida de sueldo.
Señor Baltasar, usted, entre otros, es la prueba más evidente de que
el sistema de democracia liberal no funciona en España, pues se descompone y se
agria como resultado de nuestro carácter. Un carácter taimado –usted no mira
nunca a los ojos de su interlocutor y es esquivo-, pendenciero, acomplejado y
siempre presto al enfrentamiento… Se imagina usted ser magistrado, por
ejemplo, en Inglaterra. Yo desde luego que no.
Pese a todo, una cosa le pediría, que
interviniese respecto a los derechos humanos en China y más concretamente en
Georgia… Claro que esto si representa algún peligro, y usted, Baltasar, es
hombre de pocos riesgos y medidos.
Adiós Baltasar, amigo, ten por seguro que también nosotros
celebraremos el día que te llegue la tormenta, que ojala sea pronto y fuerte.
Pablo
Gasco de la Rocha
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com