Notas para una redefinición de la vorágine que nos acecha. ¡Despierta Europa!


- sobre el horizonte posible que propuso José Antonio -


Por Pablo Gasco de la Rocha. 26/06/2008.  


Globalización: fenómeno complejo, de enormes vertientes o facetas

La Globalización no es, pese a lo que nos quieren hacer creer, un concepto económico sustitutivo del Mercado, cuyo objetivo sea la interrelación de las economías de los distintos países en orden al bienestar mundial. Pues, la Globalización, que es un fenómeno de enorme alcance y gran calado, tiende a la dominación del mundo mediante la creación de consonancias comúnmente aceptadas, desde la dimensión de lo que bien podemos llamar talla única. Lo que supone incidir sobre las particularidades más sensibles de las diferencias nacionales (culturales, sociales, éticas, religiosas, económicas), en cuanto que tales diferencias, sustentadoras de valores, chocan con esa pretensión de consonancia uniforme que busca la Globalización, la estandarización: una única forma de pensar, sentir y proceder sobre la apoyatura de la transculturalidad, que pretende situar el fenómeno por encima de cualquier particularismo. De ahí, pues, que la Globalización sea un fenómeno que va mucho más allá de la economía, con ser este aspecto de importancia capital para la vida de los pueblos.

Estandarización que ha comenzado por la economía, subvirtiendo el sistema financiero so pretexto del mejoramiento de los países a través de una mayor calidad y nivel de vida, sumiendo las economías reales de las naciones, y por tanto su independencia real, en un pozo sin fondo a través de un sistema opaco e inmoral, reformulado sobre la especulación, a través fondos de inversión, acciones y "paquetes" financieros diseminados por todo el mundo, pero en manos de unos pocos, que para estimular su valor ha venido respaldando durante más de dos década la reducción de empleos en las empresas y la contratación de mano de obra barata (inmigrantes, jóvenes o mujeres) Creando enormes desigualdades entre países ricos y pobres, por un lado, y dentro de cada país, entre los diferentes estratos de la sociedad. Y todo ello, sobre la base de una filosofía que ya nadie discute: libertad de movimientos de capital, dislocación empresarial y merma de la capacidad de autosatisfacción nacional a través de la redistribución de la producción. Cuyas consecuencias son las regularizaciones masivas de empleo y la recolocación en condiciones de cuasi esclavitud; la entrada de inmigrantes, y la merma del estado del bienestar: disminución cuantitativa y cualitativa de las prestaciones sociales, ampliación del horario laboral y aumento de la edad de jubilación.

Talla única, cuya dinámica ha cobrado un nuevo impulso a través de los llamados "mercados emergentes" llenos de ansiedad no tanto por mejorar, como por consumir. Por eso, pensar en el futuro que se nos viene tiene más valor cuando se conoce a qué nos enfrentamos.   

 La Masonería: secta satánica    

A lo largo de la historia, y a través del magisterio infalible de los Pontífices que se han sucedido, la Iglesia Católica siempre ha condena a la Masonería, una secta -institución, dicen ellos-, que tiene como propósito conformar el mundo desde una cosmovisión anticristiana: combatir la fe en Cristo Jesús, y conformar una especie de Antroparquía. Anatema que está en íntima relación con el discurso de Jesús en el evangelio de San Juan.

A-dogmática y laica, siempre discreta, nunca se ha enfrentado directamente a la Iglesia Católica ni a ninguna otra religión o filosofía, pues su modus operandi siempre ha sido la infiltración. Lo cual no deja de ser una táctica, pues de no haber sido así, habría obstaculizado su propósito perseguido, la proyección universal a la que aspira: la dominación del mundo mediante el sincretismo.

Sibilina y con muchos años de experiencia en las instituciones del mundo, desde cuya privilegiada posición ha provocado infinidad de guerras, desórdenes y cambios estructurales, siempre se ha presentado como una opción filosófica, cuyo propósito es el empleo de un método de "crecimiento personal para sentirse mejor", para "aprender a valorar las cosas" y para "luchar por la igualdad, la libertad y la fraternidad de todos los hombres". Tridente de la gran revolución mundial de la Historia: que arrojó a Dios del centro de la misma, para erigir al hombre en su lugar.

En íntima relación con el alarido de Luzbel: "¡Quién como yo!", que rompe la Historia en dos, y determina la lucha entre el Bien y el Mal, entre Dios y Satanás. El francmasón, es decir, el que pertenece y labora por el propósito de la Masonería, no sólo es infiel a Dios en la Palabra encarnada, Jesucristo, sino que le combate con un odio a muerte, pues proyecta una hermandad diferente a la de los Hijos de Dios, busca una verdad fuera de la Verdad que es Cristo y se dedica a la elaboración de una moral diferente a la del Decálogo: Una moral que se basa en la tolerancia y el respeto mutuo como método de utilidad, en contraposición al amor fraterno.

Amparada por un sincretismo telúrico, un lenguaje simbólico y una enseñanza esotérica, no destruye a Dios, como lo hace la filosofía existencialista, sino que lo convierte en una especie de idea-noción para comprender el orden del cosmos y no enfrentarse a la Historia. De ahí su referencia a Dios como el "Arquitecto".

Pero para llevar a cabo el propósito que acaricia, implantar el reino del Anticristo, a la Masonería le es imprescindible la Globalización. Esto es, una sociedad globalizada a través de la interdependencia, cuyo paso imprescindible es el derrocamiento de las jurisdicciones nacionales para instaurar una jurisdicción internacional materialista, a-dogmática y laica, respaldada por un sistema de gobierno de la humanidad. Un gobierno sin rostro y, por tanto, sin control. De ahí el carácter de sociedad secreta de la Masonería, pese a presentarse como una institución filantrópica y progresista, basada en la aceptación del principio según el cual todos los hombres son hermanos, y bajo el objetivo de la búsqueda de la verdad, la práctica de la moral y la constancia de la solidaridad en pos del mejoramiento material e intelectual de la humanidad.

Estamos, pues, ante el gran asalto a la civilización cristina, cuyos impulsos tienen sus comienzos en el Principio de los Tiempos, y concluirán al Final de los mismos. Nada que no sepamos. Aunque hasta que llegue ese momento velado nuestra obligación, como Hijos de Dios, sea descubrir, denunciar y combatir los planes secretos de quienes intentar derribar a Cristo como Mesías y Señor de la Historia y del Cosmos, para entronizar a Satanás.  

Afrontar el mundo desde la fe en Jesús

Conscientes de que el proyecto contra Dios siempre ha existido a lo largo de la Historia, pues el hombre nunca ha dejado de construir su Babel, y porque todo tiempo histórico del hombre es tiempo de Dios... Venimos de Él y a Él volveremos, deberemos de afrontar el mundo desde Cristo, el Rey del Universo. Una confianza que cobra toda su potencialidad y profundidad en aquel grito desgarrador, el grito de todos los abandonados y derrotados de la Historia: "Dios mío, Dios mío, porque me has abandonado", que lejos de expresar incredulidad, lo que es, es una afirmación rotunda y plena de confianza en el Padre. Pues, reconoce su presencia, a pesar de su aparente ausencia. Aceptando, al mismo tiempo, que su instante humano no sea el mismo que el de Dios. Justo lo que nosotros, los hombres y las mujeres de este tiempo histórico debemos de tener en cuenta.

Debemos de preocuparos mucho, particularmente, por aquellos cambios culturales inducidos que afectan al hombre directamente en el corazón de su ser. En lo que es, lo que puede ser o no debe ser, y lo que pretende ser. Conducir al hombre a través del laberinto de proyectos del hombre, que al ser humano se le ofrecen como mercancía en los supermercados de las ideologías. Entendiendo la importancia de la Hora que nos ha tocado vivir y metiéndonos en esta sociedad materialista con ribetes religiosos, para volver a encontrar a Cristo, y a Cristo clavado en la Cruz. Y hay que hacerlo con nuestra vida por delante, afrontando la disparidad y los problemas del momento desde la cercanía, y despiertos a los cambios.

Europa, gobernada al dictado del mundialismo, ese nuevo Sanedrín que es la ONU, CE y FMI, ha impuesto la Globalización, y ha metido a los tres grandes enemigos que finalmente nos destruirán: el Laicismo, con sus leyes y normas amorales; la Inmigración, fundamentalmente africana e islamista, que destruye el acerbo cultural y étnico europeo, y a los Mercaderes, con sus grandes multinacionales, su sistema financiero opaco e inmoral, y su dinero de plástico. Y todo ello, con el aporte decisivo y determinante de unas Fuerzas Armadas europeas, los otrora Ejércitos nacionales de Europa, que, más que ejércitos nacionales, son comandos mercenarios que se desentienden de la defensa de sus patrias para ocuparse de trifulcas entre tribus y llevar la simulación de un sistema político inmoral a regiones inhóspitas para dejar el camino expedito a los Sex Shop, los McDonals y los Starbucks.

Por eso es ahora, precisamente, cuando vuelve el pensador al plano de la actualidad... José Antonio a secas, un hombre de una integridad completa y sin resquicios. Un hombre que, pese a la desmemoria y destierro de estos años, ha llegado al mejor puesto posible. Una voz que seduce por limpia y clara, y una presencia física para alimentar nuevos sueños y esperanzas renovadas...

"En un movimiento poético, nosotros levantaremos este fervoroso afán de España; nosotros nos sacrificaremos; nosotros renunciaremos, y de nosotros será el triunfo, triunfo que -¿para qué os lo voy a decir?- no vamos a lograr en las elecciones próximas. En estas elecciones votad lo que os parezca menos malo. Pero no saldrá de ahí nuestra España, ni está ahí nuestro marco. Esa es una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa. No esta ahí nuestro sitio (...) Nosotros no vamos a ir a disputar a los habituales los restos desabridos de un banquete sucio. Nuestro sitio está fuera, aunque tal vez transitemos, de  paso, por el otro. Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, arma al brazo, y en lo alto, las estrellas. Que sigan los demás con sus festines. Nosotros, fuera, en vigilancia tensa, fervorosa y segura; ya presentimos el amanecer en la alegría de nuestras entrañas" (José Antonio Primo de Rivera..."Discurso del teatro de La Comedia")

De nosotros depende, pues, enderezar en el tiempo lo torcido. De ahí la importancia de avizorar de dónde vienen y adónde llevan los tumbos de una sociedad como la del comienzo de este nuevo milenio. Cuyo análisis debería ser nuestra ocupación fundamental para pisar con seguridad.


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com