Análisis de una situación de emergencia.
Por
Pablo Gasco de la Rocha.
29/05/2008.
Tres son las cuestiones fundamentales que tendremos que resolver si no
queremos encontrarnos con nada que defender de aquí a no más de veinticinco años.
La primera, la estructura política territorial del Estado, esto es, la unidad
de España. La segunda, los compromisos de España con la Iglesia Católica, o
lo que es lo mismo, la ofensiva religiosa. Y la tercera, la invasión extranjera
que soportamos en lo que puede afectar a nuestra identidad cultural, social, política
y étnica. Sobre estas tres cuestiones, verdaderos problemas nacionales, deberíamos
plantear una alternativa racional, porque fuera de tales cuestiones todo es
discutible. Y cuando digo discutible, me refiero también, y puede que
fundamentalmente, a la forma de Estado, la Monarquía, y al actual modelo económico
opaco y sin control, que impuesto desde fuera de nuestras fronteras gestionan
los florentinos, los albertos y demás, que en España son.
En
cuanto a la primera cuestión, esto es, la estructura política
territorial del Estado que consagra la Constitución de 1978 mediante el
Estado de las Autonomías, un artificio de difícil encaje en el Derecho Político,
y que fue introducido con la frase de "café para todos", reconociendo
y estimulando como se ha venido comprobando desde entonces las aspiraciones
autonómicas de regiones que no las tenían, creando al mismo tiempo, y por
ende, una enfatización del sentimiento nacionalista en las tres llamadas
"históricas", que gobernadas por minorías siguen viendo en la unidad
de España la consecuencia del sometimiento y la opresión. Se impone, pues, una
rectificación urgente del Reino de las Autonomías sobre la base de una reforma
constitucional, que, pese a todo, se sigue sin contemplar, en la medida en que
tal reforma pudiera afectar a la propia forma de Estado, la Monarquía. Una
forma de Estado que hoy por hoy sigue teniendo un poder subterráneo importante
por múltiples razones que hoy no voy a contemplar, pero que para muchos,
seguro, es perfectamente evidente.
Respecto
a la segunda cuestión que contemplamos como de urgente necesidad de rectificación,
los compromisos de España con la Iglesia Católica, la cuestión,
tal y como deberíamos plantearla, es, desde la perspectiva real, que en puridad
no es otra cosa, que una ofensiva beligerante contra el Cristianismo al que se
acusa de encerrar elementos mágicos-carismáticos que se contradicen con el
discurso de significación y validez universal que las sociedades modernas y
democráticas deben articular desde la racionalidad. Una ofensiva, pues,
tremendamente peligrosa, porque desde la simulación más audaz de lo que se
trata, es que desde la dominación legal se prescinde de lo sagrado. Una
ofensiva ciertamente satánica, que aunque esté presente en toda Europa, en
España se está planteando como vía de trampolín, como parece advertir con
claridad el Cardenal Rouco, desde su más que evidente beligerancia contra el
gobierno de Zapatero. Algo impensable en nuestra Jerarquía hace años.
Y,
por lo que afecta a la tercera y última cuestión, la invasión
extranjera que soportamos, hoy se puede decir que toda Europa, y también
España, es racista como consecuencia de una tolerancia suicida que dura más de
veinte años. Por eso, las medidas adoptadas por Italia, insuficientes a tenor
del problema que se trata de resolver, responden a una situación de emergencia
nacional y europea que trastoca nuestra cultura, nuestra religión, nuestra
identidad y todas las reglas de convivencia civil. Y es que, si no se toman
medidas nos enfrentaremos a una situación irreversible que no podremos resolver
salvo con el cambio, incluso, del mismo sistema político, la Democracia.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com