Carta pública al Presidente del Gobierno de España.
-carta al señor José Luis Rodríguez Zapatero-
Por
Pablo Gasco de la Rocha.
26/03/2008.
Señor Rodríguez Zapatero, ni puedo felicitarle por su triunfo
electoral, ni puedo, tampoco, desearle suerte en su labor de Gobierno, pues
usted y yo sabemos que su triunfo es consecuencia de un régimen nefasto que
aturde y envilece sobre la base del chantaje y la mentira, y que su labor de
Gobierno será la que determine el espíritu sectaria y cainita que le anima.
Ambas realidades, señor Zapatero, consustanciales a la partidocracia, aunque
tendrá que admitirme que en el caso de su partido, PSOE, y en el suyo personal,
se den de forma más clara y determinante que en el centro derecha, PP.
Y es que usted, señor Zapatero, forma
parte de la peor izquierda de Europa, la española. Una izquierda cainita y
sectaria hasta extremos inconcebibles. Una izquierda que provocó una guerra
civil, que laboro por la invasión de nuestra Patria y que defendió y justificó
la acción terrorista de ETA como forma de aniquilar el Estado. Una izquierda,
señor Zapatero, que en los últimos tiempos practicó el crimen de Estado,
permitió la corrupción generalizada como forma de Gobierno, y que ha
propiciado con sus leyes y sus proclamas callejeras la corrupción moral de España,
hoy a la cabeza de Europa en todo tipo de lacras: el asesinato del nasciturus en
el vientre de sus madres, la droga y el alcoholismo entre nuestra juventud, y el
aumento espectacular de prostitutas y homosexuales con residencia en nuestro país.
Señor Zapatero, si realmente fuera usted
un hombre de izquierdas, es decir, preocupado por la cuestión social, no se le
hubiese ocurrido no darle a los más necesitados los famosos "400
euros", que finalmente tendrá que darle a Botín, FF y Florentino. Y por
otra parte, hubiese elevado la pensión mínima a 800 euros, así como el
salario mínimo interprofesional a 1.000. Pero no, usted, por mucho que diga, no
es un hombre de izquierdas, sino un simulador, un mentecato, un incapaz y un
gualtrapa de tres al cuarto. Alguien, señor Zapatero, y créame que se lo digo
sin acritud, que es lo que es, gracias al sistema que padecemos. Un sistema
aupado sobre la falta de criterio de lo más tirado de la sociedad: los jóvenes
intolerantes, esos gamberros que amenazan de muerte y destruyen todo tipo de
propiedad que no sea la suya propia con la sola intención de hacer callar a los
que no piensan como ellos, como usted, señor Zp, como el PSOE; los ancianos con
importantes disminuciones cerebrales que piensan que los otros les quitarían la
pensión, y los extranjeros nacionalizados o regularizados, habidos de las
ventajas que puedan seguir sacándole.
Señor Zapatero, si realmente fuera usted un hombre de izquierdas,
tampoco haría caso a esa pléyade de caciques que forman en el nacionalismo
independentista, que lo que quieren, por encima de sus intereses particulares,
es arruinar y destruir a la nación, a España.
Señor Zapatero, si usted fuera realmente
un hombre de izquierdas, no se enfrentaría a la Iglesia, por cuanto es la
institución que mejor entiendo el mensaje social que la izquierda dice
compartir, y por cuanto es quien le esta sacando las castañas del
fuego a través de la obra asistencial a los más necesitados: los parados más
extremos, los enfermos más humildes, los extranjeros más necesitados y los
ancianos más impedidos. Por no citar la labor de civilización que ejerce entre
los jóvenes en cuanto les inculca valores morales y cívicos.
Y señor Zapatero, si usted fuera realmente un hombre de izquierdas, no
permitiría el aborto ni la eutanasia ni la adopción a los homosexuales y
lesbianas, por cuanto que es un ataque a los más humildes y necesitados. Y
desde luego que incentivaría el nivel moral de la juventud, porque lo que sé
esta formando es una población de enfermos in-solidarios y egoístas sin
conciencia social ni interés por nada que no sea su propia satisfacción.
Señor Rodríguez Zapatero, usted no es un
hombre de izquierdas. Usted es, como antes le decía, un simulador, un
mentecato, un incapaz y un gualtrapa de tres al cuarto. Alguien que ha llegado a
lo que ha llegado, gracias a un régimen que se alza sobre lo más tirado, lo más
inculto y lo más canalla de la sociedad, una gran mayoría de sus votantes.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com