"El Lute": icono social del anti-franquismo.
Por
Pablo Gasco de la Rocha.
20/02/2008.
Pese a que Franco no tuvo más enemigos que aquellos que lo fueron de España, muchos se han declarado enemigos suyos, aunque él no los tuviera como tales, lo que en el caso de la mayoría, es la única nota importante, según ellos, que pueden incluir en sus biografías, sencillamente porque el anti-franquismo sigue vendiendo, y vendiendo bien.
Y
de entre estos, algunos han sido convertidos en iconos intelectuales, sociales o
políticos, pues ya se sabe que, huérfana la sociedad de auténticos valores
morales, el populacho necesita modelos.
Hoy quiero reparar en uno de esos iconos, convertido en icono social,
Eleuterio Sánchez, "El Lute", un quinquillero pendenciero,
vago y maleante, que atrajo la atención social de una España en paz y
prosperidad, cuyo único sobresalto era encontrarse cara a cara con este
individuo, pues era de pistola fácil. Un individuo que pasó a ser el
"hombre del saco" o el "coco" en el imaginario del miedo de
una generación de niños.
Analfabeto
crónico, casi no sabía hablar, su pasó por las cárceles del régimen de
Franco hicieron de él no sólo un hombre capaz de vivir en sociedad, sino que
le posibilitaron que pudiese estudiar, primero el Bachillerato, y después la
carrera de Derecho. Convirtiéndose en otro hombre, un hombre diametralmente
distinto al que fue, y hubiese seguido siendo. Algo que no hubiese podido hacer
de no haber vivido en esa época de España. Como desgraciadamente no pudo el
tristemente célebre enemigo público número uno de la Democracia,
"El Vaquilla", que antes de que pudiera disfrutar de todo el esfuerzo
que había hecho por salir de la situación de marginalidad en la que vivió,
murió a consecuencia de la droga. Como tantos otros jóvenes anónimos
atrapados para siempre en aquella lacra que propició la izquierda, a los sones
de las proclamas de un afeminado, uno de los mayores sinvergüenzas de la
Transición, Enrique Tierno Galván. Lacra, que a tantos jóvenes arrastro a
la muerte, a la desesperación y a la cárcel, cuyas consecuencias en malos
tratos, des-estructuraciones familiares y patologías de todo tipo seguimos
arrastrando al día de hoy, sin que hasta la fecha se sea capaz de cuantificar
el número exacto de afectados directos e indirectos. Lo que, por otra parte, no
ha impedido que desde el Ayuntamiento de Madrid como desde la Comunidad, ambas
instituciones presididas por el PP, se organizarán, con motivo de cumplirse el
treinta aniversario de aquella etapa, actos de homenaje a aquella siniestra,
cruel y dramática movida.
"El
Lute", que no olvidemos mató a una niña de pocos años que tuvo la mala
suerte de estar jugando en la calle en uno de sus enfrentamientos a tiros con la
Guardia Civil tras uno de sus atracos armados a una joyería, pronto vio la
oportunidad de dejarse querer por una tropa de impresentables, que habidos de
iconos que ofrecer al populacho, se lanzaron en los brazos de todo tipo de
maleantes. Sin duda, porque ellos, los de fuera, eran más maleantes que los de
dentro.
Y
entre aquellos que le convirtieron en icono social de las supuestas e inventadas
injusticias del franquismo, un profesor de Derecho Penal de la Facultad de
Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos García Valdés. Un
profesor "no numerario" de la cátedra de Gimbernat, que no paró de
comer literalmente el coco a sus jóvenes alumnos, ellas enamoradas de él,
hasta que tragaron por aceptar lo buenos que eran todos aquellos maleantes
(asesinos, atracadores y terroristas) agrupados bajo las siglas COPEL
(Coordinadora de Presos en Lucha), otro de los frentes con el que tuvo que
luchar el régimen a la muerte del Caudillo.
Hoy,
treinta años después, "El Lute" vuelve a ser para la Justicia,
incluso para la de este momento de España, un delincuente. Un delincuente
al que la Fiscalía de Sevilla acusa de un delito de maltrato y otro de amenazas
de muerte a su ex mujer, para cuyo procesado pide veinte meses de cárcel. La
vista se ha celebrado, y en estos momentos su caso está "visto para
sentencia".
Por
cierto, que sobre el célebre profesor de Derecho Penal, y pese a tanto como
prometía, lo único que se puede decir es que es mising. Pues, tras el
atentado frustrado que sufrió por parte de elementos del GRAPO (a los que también
solía defender con ardor) a escasos dos meses de ser nombrado Director de
Instituciones Penitenciarias por el Gobierno de UCD, desapareció de la escena pública,
no sin antes haberle concedido a su "papá" una medalla institucional
pensionada, sin que hasta la fecha se sepa lo que hizo su padre para merecer tal
distinción, y pensionada de por vida.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com