Aciertan cuando rectifican: situación de máxima gravedad (II).
(con admiración y respeto a don Blas Piñar)
Por
Pablo Gasco de la Rocha.
13/02/2008.
Es
evidente, y así se constata por los datos y por las críticas que desde
diferentes sectores se vienen haciendo, que el modelo político español está
amenazado. Y hasta tal punto es grave la situación, que como vienen apuntando
diferentes personalidades de la vida política y social española, es necesario
imponer un nuevo modelo, cuyo primer acto sería un convenio de acuerdo entre
los dos grandes partidos, pues no es normal que los independentistas, es decir,
los que pretenden dinamitar, ocurra lo que ocurra, el régimen y la convivencia
del Estado y de la Nación, con tan sólo 33 escaños obtenidos en las pasadas
elecciones, tengan el triple de poder en el Congreso que el primer partido de la
oposición. Una situación que cobra máxima gravedad por cuanto nuestras FFAA
parecen no tengan el mismo texto constitucional que la mayoría de los españoles,
o no saben interpretarlo debidamente.
Pese
a todo, y como también se apunta, la crisis está en la misma naturaleza del
sistema. Porque en última instancia depende de la psicología colectiva, fácilmente
manipulable, y que ha dado como resultado la complacencia de todos los
participantes en lo que dan en llamar (otra de sus estúpidas frases) "la
fiesta de la Democracia": las Elecciones Generales. Esa perdida de
energías, como apuntó José Antonio Primo de Rivera, miembro destacado de esa
corriente de pensadores que surgió a mediados del siglo XIX, que sustituyeron
la concepción que podríamos llamar teórica del intelectual, por una visión
funcional en la que lo que cuenta, es, sobre todo, el poner la razón al
servicio de una causa colectiva, para librar de la opresión al pueblo o a una
nación determinada. Y que no agota la pretensión interventora de su actividad
crítica en su capacidad de dimensión mito-clástico para desmontar
supersticiones, ciencias y mitos, sino que encuentra su plena efectividad en su
pujante proposición de alternativa. De ahí, y en el caso de José Antonio es
evidente, que el establisment tanto de la derecha como de la izquierda se
viera removido en sus reflexiones rutinarias. Pues José Antonio desconcertó
con su proposición a unos y otros, escandalizando a todos.
Sin
embargo, tanta crítica lo único que denotaba es que había acertado con la
apuesta de una cuestión crucial, la verdadera Alternativa. Pretensión de una
visión unitaria, aunque múltiple y rica en determinaciones y matices, de un
punto de vista superior, capaz de darnos acceso a la verdad, fundiendo teoría y
práctica. En resumen, capaz de alcanzar categoría científica, pues incidió
en la naturaleza misma del ser humano, en su emancipación, en la verdadera
autenticidad del hombre. De ahí, por tanto, que ni izquierdas ni derechas
pudieran, por razones diferentes, ver con buenos ojos las críticas que aquel
joven abogado ponía en cuestión.
Hoy,
en cambio, en el lugar que antes ocuparon los pensadores, los intelectuales, es
decir, aquellos investigadores científicos-sociales de verdad, lo ocupan los
literatos, incluso los artistas, que suplen con el prestigio que los medios les
dan su escasa familiaridad con los saberes en relación con los temas sobre los
que se les pide opinión.
Por
eso, cuando desde La Tercera de ABC (paradigma de la intelectualidad), Fernando
Fernández Méndez de Andés, Rector de la Universidad Antonio Nebrija, se
preguntaba ( 24 de enero de 2008) cómo hemos llegado hasta aquí, la única
respuesta posible es recomendarle que eche la vista atrás, y retomando el
paisaje que todavía es posible visualizar, ponga en entredicho, y ya sería uno
más, lo que se ha venido dando por bueno, justo y sabio: la forma en cómo se
hizo el traspaso de un Régimen a otro, cuya clave está: en que siempre se ha
estado cediendo. Pues, como bien se dijo al principio de los tiempos, el sistema
se alzaría "legalizando todo lo que estuviera en la calle".
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com