¡Por la disolución del ejército español!
- razones superiores -
Por
Pablo Gasco de la Rocha.
21/01/2008.
La
Patria es el lugar en el que hemos nacido, y al que estamos indisolublemente
unidos por sentimientos afectivos y vínculos históricos y jurídicos. De ahí,
pues, que patriota sea el que ama a su Patria, por cuanto ama los sacrificios
que han costado formarla a millares de hombres que nacieron en su suelo, y a
quienes debemos que el país donde hemos nacido sea lo que es. Pero para que
realmente exista un sentimiento de amor patrio, es necesario conocer la historia
de nuestro país y, ante todo y sobre todo, no permitir que se le degrade, pues
todo sacrificio es poco cuando se hace por el bien de la Patria.
¿A
quién le corresponde de forma y modo explícito defender la unidad de la nación?
¿Es tolerable el aquelarre de San Mamés? ¿Cuánto está dispuesto a
ceder el Estado español en las pretensiones independentistas de los terroristas
vascos, catalanes y ahora también gallegos? Son preguntas inquietantes.
Inasequibles
al desaliento, henchidos de amor patrio y en primer tiempo de saludo ante Pepín
y los suyos, como dicen corresponde a la obediencia debida, andan generales,
coroneles, jefes y oficiales elaborando un catálogo de símbolos y elementos
franquistas a retirar de los cuarteles. Pero como a toda ley le corresponde
su trampa, andan también realizando un estudio económico a fin de subir el
sueldo a quines los juraron defender "hasta la última gota de la
sangre" (una fórmula estética qué también ha caído en desuso),
así como el regalo de un ejemplar de la Constitución interpretada.
Todo
ejército necesita estar dirigido por un general con testosterona, sentido de
Patria y probada actitud en las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia,
fortaleza y templanza. Lo tuvimos.
De
los frontispicios de los cuarteles hace tiempo se descolgó el lema de
"Todo por la Patria". Hoy sería un contrasentido.
Sobre
el Águila de San Juan que nos advierte que sólo la Verdad nos hace libres y el
lema, Una, Grande y Libre, muchos españoles juramos defender a la Patria. Hoy
lo hacen los "mercenarios" sobre el escudo de una de las dinastías
reales que han reinado en España, la de los Borbones. La grandeza del futuro en
España estriba en que mañana no sabemos ni sobre qué escudo ni siquiera sobre
qué bandera juraran, si es que lo hacen, los futuros soldados. Somos un ejército
impermeable.
Al
ejército español no se lo cargo un "espía", sino los generales que
rindieron pleitesía a Franco. No se salva ni uno.
A
estas alturas de la película lo de menos es que descubramos al
"Elefante Blanco", lo importantes es saber que al único militar con
dos dedos de frente le llamaron traidor: Don Alfonso Armada (el único
que no hacia guateques en la cárcel)
De
los "bravucones" de los Cuartos de Banderas el único que no bebía
era Pardo Zancada. El alcohol no sólo incide en la libido, también en la
grandeza.
De
siempre las mujeres más femeninas fueron las enfermeras militares. ¿Qué hacen
las mujeres en unidades de combate, al margen de reclamar sujetadores de camuflaje
y asistir a fiestas privadas en Afganistán? ¿Y los extranjeros? Nos
mintieron.
Hace
unos días he roto el diploma, he tirado la metopa a la basura y los galones se
los he dado a mi sobrino para jugar. Me engañaron, pero al menos por mi
parte que no quede testimonio.
La
patria es la infancia. Yo soy un patriota.
Gracias
a Dios que entre su madre como yo, logramos convencer a nuestro hijo para que no
se hiciese militar. Hoy sería un cadete arrestado (jamás hubiese
consentido que se retirase la estatua de Franco de la Academia General Militar
sin protestar)
Se
nos dijo que la milicia era la última profesión de hombres honrados. Nos
volvieron a mentir.
De
las praderas de California y los pantanos de Florida hasta las llanuras de
Marruecos y las selvas de Indochina; desde los valles de Chile y los ríos de
Venezuela, a las llanuras de Holanda y las estepas de Rusia, en donde miles de
españoles marcharon, combatieron, sufrieron y murieron, hemos llegado hasta aquí,
hasta esto, hasta enseñar a jugar al tute a los "señores de la
guerra". Patético.
Féretro
sobre hombros, viejos himnos de guerra en los que no se cree, medallas y Reina
llorando... Teatro, puro teatro. El pueblo, totalmente desconectado de la
milicia mercenaria, entienda que en la soldada va el precio de la
"caja". A cada profesión, lo que le corresponde.
Ni
siquiera para ser policía nacional o guardia civil se exige hacer el servicio
militar. Cuando llegue el furor... Qué cada palo aguante su vela .
La
Patria se desangra, pero "ellos" sólo se dan cuenta cuando se
jubilan. Jamás he asistido a una conferencia de un militar jubilado.
Se
les ha dejado tanto, que sólo la acción directa y al margen de las leyes les
podría frenar. De no ser así, la solución es trocear España por consenso. Tiempo
al tiempo.
Dinero
y Sexo. Somos un país de bárbaros, a un instante de desaparecer. Ya lo decía
mi abuelo, (el único inteligente de la familia): "No hay más verdad
que Dios y un duro en la faldiquera". Más sorteos, por favor, haber
si hay suerte y podemos irnos a Andorra. ¡Ay de los que no puedan salir!
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com