«¿Por qué no te callas», Iglesia?


Por Don Ángel Garralda. 08/01/2008.  



Así pregunta el PSOE ahumado por el incienso de sus capellanes. No me callo, responde la Iglesia, porque Cristo no se calló, más bien se  jugó la vida a la hora de llamar a quien corresponde, aquello de “Sepulcros  blanqueados” y “Raza de víboras”. A partir de entonces, iban a por él, lo que sucedió cuando llegó la hora del poder de las tinieblas.

La Iglesia, esposa de Cristo, no puede quedarse muda ni por cobardía ni por falta de fe ante los grandes ataques que recibe la familia cristiana en España, por parte de la masonería perfectamente adiestrada. Y lamento que tantos ciegos no lo quieran ver. De sobra sabía Cristo que, por usar con valentía el látigo de la verdad, se ganaba a pulso, denunciado por el Sanedrín, el griterío “demócrata” de “Crucifícale”, por político contra el César y por blasfemo al llamarse “hijo de Dios”.

El mismo griterío “demócrata” se ha levantado estos días en medios de comunicación afines al PSOE contra la Iglesia, ante el arrollador argumento de dos millones de manifestantes católicos presididos por sus obispos y cardenales a favor de la familia cristiana, al son de “Aborto, no”, “Divorcio exprés” tampoco, exigiendo, en vísperas de promulgar la ley de la eutanasia, que el Gobierno laicista se propone, el respeto al derecho inalienable de los padres a la educación moral de sus hijos. ¡Bendita la hora en que, desaparecidos los obispos cobardes, tenemos obispos valientes espoleados por Juan Pablo II y Benedicto XVI a la par! Por algo Felipe González dijo en su día que “Juan Pablo II no se mordía la lengua para hablar”. Y, por algo, el Gobierno laicista de turno no deseaba que el cardenal Ratzinger llegara a ser Benedicto XVI.

¡Bendita la hora en que, se reconoce que los arrumacos de Tarancón a la izquierda, enemiga de la Iglesia, no han servido para nada bueno y sí para la burla a la Iglesia en España, a pesar de pretender cobrar tantos méritos a la hora de la transición, en virtud de tantos deméritos hacia quien más la benefició!

Pero, ¡cómo les ha dolido que la Iglesia de España haya sido capaz de, previa convocatoria de sólo cuatro días, congregar en Madrid dos millones de personas, en plena Navidad, un 30 de diciembre, con el frío del Guadarrama asomado en todas la esquinas de la capital, cuando a los pies sólo les interesa calentarse junto al brasero.

Creían que la tenían acorralada en las sacristías sin el coraje de los apóstoles, muerta de miedo como en tiempos de la República, atemorizada por la espada laicista de ZP, cuando de repente, les sorprende con la espada en alto de la verdad revelada sobre la familia cristiana. No esperaban una Iglesia en pie con dos millones de gargantas defendiendo la vida, el derecho más fundamental; derecho que roban a 106.000 niños, que se sepa oficialmente, asesinados el año 2006 legalmente antes de nacer, de cuyo asesinato, 290 al día, el dignísimo P. Ángel García, que tanto defiende al PSOE por la cuenta que le trae, no dice una sola palabra. Una Iglesia, ahora tan criticada como criticado fue Juan Pablo II por ciertos curas que, en virtud de su ideología, arremeten contra los cardenales que bendijeron, promocionaron y presidieron la manifestación auspiciada por Kiko Argüello, el mismo que llena los Seminarios que el clero progre procura dejar vacíos.

A mi no me entristece que don José Blanco, alias cariñosamente “Pepiño” amenace con borrarse de cristiano. No te borres.  ¿¡Qué va a ser de la Iglesia española sin tu antorcha encendida en la estrella de Compostela?! No la dejes como una barcarola en la Costa da Morte entre peñascos rota sin tu luz en el faro de Finisterre. A mi no me entristece que el embajador de España ante la Santa Sede,  D. Francisco Vázquez aplauda el “puñetazo” de ZP contra el episcopado e intente cerrar el pico de los que exponen la verdad sin disimulo en la COPE. Más le valiera, él tan cristiano, dar el puñetazo en el morro de quien tanto destruye el sentido de la familia, después de 2000 años de cristianismo, en base a la fe recibida de nuestro Padre, Santiago, el “hijo del trueno”. A mi no me entristece, antes me provoca risa, la cara de feroche que puso el Sr. Chaves de Andalucía, exhibiéndose con una rabia cruel, como recién salido del toril con los pitones sin afeitar.

Lo que me entristece es todo lo contrario a la alegría de disfrutar viendo a dos millones de cristianos junto a los cardenales Rouco, García Gasco y Cañizares a favor del matrimonio indisoluble como comunidad de vida y amor, frente a tantas amenazas de abortos, divorcios exprés, los mal llamados matrimonios homosexuales que atentan contra la esencia y la verdad del matrimonio, investigaciones con células madre embrionarias y restricciones del derecho inalienable de los padres a la educación moral y religiosa de sus hijos y contra el anuncio de la implantación de una futura eutanasia..


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com