Manuel Azaña en el imaginario de la Z: A Znar, Zapatero y la «princesa» Leti Zia.
Por
Pablo Gasco de la Rocha.
15/11/2007.
Manuel Azaña que era masón
del Gran Oriente Español (con sede en Madrid, calle El Príncipe), tuvo la
sensación, y así lo confesó varias veces a lo largo de su vida, de haber
llegado tarde a todo, convirtiéndose en los últimos años, en un ser
acomplejado moral e intelectualmente, pues sin duda reconoció su fracaso. Un
fracaso que no sólo se circunscribía a la parcela política, con toda la
importancia que ello tendría para su persona, sino que, traspasándola
ampliamente, se concreta a todo su ser. Incluso a su condición más íntima,
pues, se sepa o no, Azaña fue un acomplejado e irredento homosexual, condición
que nunca aceptó.
Dos
hechos marcan este fracaso. En primer lugar, lo que escribe desde el exilio dorado
de Méjico referente al régimen del que fue presidente y máximo valedor, la II
República española. Y, en segundo lugar, su abjuración de su condición de
masón, pidiendo en la hora de la muerte un sacerdote, y un sacerdote español.
Circunstancia ésta que tanto hacia llorar a mi tía Consuelo, una ferviente señora
de sacristía, hasta el punto de tener de cuerpo presente a este tal Manuel Azaña
en todas sus oraciones.
Manifiesto
fracaso de quien es considerado como la figura política clave de la mitad del
siglo XX español, y uno de los políticos más singulares y luminosos de la
Historia de España. Un simple activista, ególatra, y acomplejado por su
fealdad y su condición sexual, un resentido, un déspota y, finalmente, el
hazme-reír de todo la izquierda marxista española e internacional. Aspecto éste
que nunca pudo olvidar.
Pues
bien, sobre la idea que de la nación española tuvo Azaña, se viene
construyendo España desde la época en que gobernó la primera Z que se declaro discípulo tardío del malogrado político, José María
Aznar... El mismo que hoy escribe al joven Santiago. El que nos advirtió a los franquistas,
que "con él lo pasaríamos peor que con "Mister X"
(Felipe González para los olvidadizos). El que acabó con el servicio militar
obligatorio, la mili a la que hoy se quiere volver. El que pactó con el PNV, cómplice
siempre de ETA. El que negoció con ETA y con los GRAPOS una "salida"
honrosa para sus asesinos. El que no abolió la ley del Aborto. El que desmembró
todo el tejido industrial del Estado para entregárselo al mejor postor. El que
comenzó a crear el problema de la inmigración, no articulando ninguna ley que
pusiera freno a lo que ya era una invasión. Y, finalmente, el que nos metió en
una guerra sin sentido, amoral, ilegal e ilícita, pero que hoy, melena al
viento y siguiendo trabajando en ello, esto es, en la simulación,
escribe al joven Santiago.
En
cuanto a la segunda Z,
José Luís Rodríguez Zapatero, no tiene otro propósito que conseguir la España
que el malogrado político que fue Azaña no pudo realizar: republicana,
pacifista, laicista y desmembrada.
Por eso, el momento más
esperado será el que entronice la tercera Z
de este imaginario colectivo que es España, me refiero al tiempo en
que finalmente don Juan Carlos abdique en su hijo casado con doña LetiZia Ortiz
(una chica de clase baja, divorciada, atea, republicana y de ideas
izquierdistas), y ella, por tanto, se convierta en la reina de España.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com