Cuatro razones para defender la Monarquía.
Por Jaime L.
01/10/2007.
Sería perfectamente posible que, mediante una reforma de la Constitución,
se le quitara al Rey un poder más de los pocos que se ha dignado en conservar.
El de capitanear los Ejércitos. Se le apartaría, pues, de la facultad de
disponer de ellos para, proclamando el Estado de excepción, utilizarlos como
mejor convenga a la Patria rota. Esta prebenda pasaría, en el hipotético caso
que planteo, a manos del nuevo y honorífico Capitán General Rodríguez, y a
los sinvergüenzas que le fueran sucediendo en el cargo. Échense a temblar.
Es tan sólo un minúsculo ejemplo de lo que España puede aun perder
acabando con la Monarquía. Huelga explicar mi absoluto desacuerdo con la política
de Su Majestad desde que era Príncipe (Provincia del Sáhara, 1975…) y que, a
partir de la promulgación de la Constitución no hizo sino empeorar en muy feos
y desafortunados detalles. Pero, como conservador que soy, y sin contentarme con
ello, respondo a la máxima de que todo va a peor, y me veo en la obligación de
recordar a los patriotas que, si bien Don Juan Carlos ha sido nefasto para España,
como lo fueron muchos de sus antepasados, quedarnos sin lo que Él representa,
sería aun peor. El Gobierno tiene demasiado poder como para que se le de el
poco, y representativo, que le queda a un Rey en España.
Nadie discrepará conmigo en que es de cualquier modo preferible una
Jefatura del Estado ostentada por un Rey legítimo -figura histórica en nuestra
antiquísima Nación-, militar cabeza de los Ejércitos y conservador por su título
de un cierto halo o recuerdo de tiempos mejores que un Presidente de República
elegido por el ignorante y manejable pueblo. La Monarquía, aunque sea esta
caricatura que representa Juan Carlos I, es tradición, milicia, oposición a la
democracia y además, en este caso, restauración del Generalísimo Franco. Si
el actual Rey es el culpable de la lamentable situación política de España,
imagínense a Rubalcaba al frente. Si usa menos el sable que la escopeta, gocen
con la imagen del Capitán General Rodríguez pasando revista a las tropas en
traje de baño de la Armada, y si Su pasotismo es absoluto salvo en la buena
vida que se da, echen cuentas con un Pepiño Blanco al mando.
Federal,
socialista, corrupta, atea, con el Ejército de paisano y un Jefe del Estado
votado, sin mundo, extremadamente politizado y en todo inadecuado para una mera
representación del Estado, aquí o en el extranjero. Esto sería la III República
Española. Y por eso la quieren quienes la quieren. Españoles, defendamos la
Monarquía aunque sólo sea por el Escudo que corona. ¡Por España, todo por
España!
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com