Lágrimas sobre Navarra.


Por José Ignacio. 10/07/2007.  


En Julio de 1936 Navarra vivía uno de los momentos más importantes de su, ya de por sí, trascendental historia. El pueblo navarro acudió en masa para fortalecer el carácter religioso y popular de la Cruzada de Liberación frente al marxismo deicida. Fueron los primeros en protagonizar la resurrección de España. Sus Tercios de Requetés, sus Banderas de la Falange y sus Batallones dieron, al resto de España, una lección de alegre sacrificio y desinteresada entrega absoluta.

El 9 de Noviembre de 1937, como reconocimiento a su heroísmo, el Caudillo, Francisco Franco, concedió al histórico Reino la Cruz Laureada de San Fernando, el más alto galardón de la milicia española.

Pasó el tiempo y llegaron otros “hombres”… Llegó la época de la “generosidad democrática”…, “visón de futuro”…, “política posible”…, “olvido de agravios”…, “reconciliación de los pueblos de España”… Navarra, se vio sacrificada y tuvo que soportar una humillante disposición transitoria cuarta en la Constitución que deja, permanentemente, abiertas las puertas a su incorporación a lo que algunos, refiriéndose a las Provincias Vascongadas, denominan, “Euskadi”.

En 1981, desapareció, por arte de brujería (nunca mejor dicho) la Laureada de San Fernando en su escudo. La afrenta, se consumó con la Ley Orgánica 13/82 de 10 de Agosto, con la que se oficializó el actual emblema.

Hoy, 71 años después, ya no hay Tercios de Requetés ni Banderas de Falange llenando la Plaza del Castillo; ya no se reparten más « detentes » ni escapularios; ya no hay un General Mola que acaudille, y el espíritu de Sancho III El Mayor o el de Sancho VII El Fuerte, ha sido vendido al ultraje sin respuesta de los separatistas mal nacidos en las Vascongadas. Las cadenas de su escudo que representaban la victoria en la Batalla de las Navas de Tolosa, han pasado a representar la esclavitud frente a la inopia o complicidad de liberales, socialistas y batasunos. Los etarras  han llegado a apropiarse, con la osadía de la ignorancia, de lo que ellos llaman “arrano beltza”, es decir, el Águila negra del sello del Rey Sancho el Mayor.

Mientras los astados recorren las calles de los pueblos de Navarra, una muchedumbre de muchachos, ebria de alcohol y odio  a lo que desconocen, monopolizan unas fiestas de San Fermín que este año son la antesala a una  tragedia anunciada. Navarra asiste impotente a su incierto futuro. El PSOE, está a punto de pactar con los que quieren que la Comunidad Foral deje de ser ella misma y, por lo tanto, deje de ser bastión de la españolidad. El Partido Popular, mientras, se hace el digno y el valiente: por una parte, sigue atacando al PSOE y acusándole con todo tipo de verdades; por otra, ofrece a los socialistas un pacto para salvar la “estabilidad” del histórico Reino.

Intenta el Pp, con esta actitud, demostrar su generosidad al estar dispuesto a lo que sea con tal de evitar que gobiernen los separatistas… ¡Qué dignos!... Pero se olvidan de unas cuántas cosas:…: ¿Qué han hecho durante sus años de gobierno para evitar la proliferación de “ikastolas” en Navarra? ¿No han permitido, protegido y respaldado el avance de eso que denominan “euskera” en su territorio? ¿Qué  iniciativas han promovido para derogar la disposición transitoria cuarta de la Constitución? El Pp ha dado y subvencionado, al igual que en Baleares, Galicia y Valencia, las armas con las que sus enemigos le han derrotado. Tienen lo que se merecen; se han convertido en un acicate hábilmente utilizado por los separatistas en sus falaces  pretensiones.

Gracias a la inane moral del Pp y a la gustosa colaboración del PSOE, Navarra va sucumbiendo frente a las abatidas de la serpiente etarra y la blasfema icurriña.

No es sólo una Laureada lo que ha desaparecido de la insignia de Navarra. Ya sé que a la derecha, que se dice española, no le importa los símbolos. Para la derecha, la Patria no es más que un marco político de estabilidad deseable que garantice la viabilidad de sus proyectos económicos; los símbolos, en cambio, son una incómoda herencia que les recuerda lo que tuvieron que ser para conseguir sus intereses. Pero la izquierda sabe perfectamente que cuando un símbolo honesto es derribado, se derriba también lo que representa. No es casual por lo tanto, ni obedece a honorables propósitos, la retirada de la Laureada en el escudo de Navarra; obedece más bien, a los mismos intereses culpables de la retirada del Águila de San Juan del escudo de España; obedece a la miserable intención de borrar de la historia todo aquello que refuerce nuestro sentido de unidad, empezando por el mismísimo  Dios.   

Mientras en el resto de España, el Pp y el PSOE, siguen aprobando de la manita estatutos de autonomía que potencien las pretensiones de los que quieren que España desaparezca, la juventud va siendo adoctrinada por un sistema educativo que les muestra a España como algo ajeno, algo sin definir o un simple “marco de convivencia” en el mejor de los casos. Se renuncia a presentar a España como una comunidad histórica con una misión que cumplir; se renuncia porque, para nuestra vergüenza, los españoles, en su inmensa mayoría, han renunciado al cumplimiento de su destino colectivo.

Los españoles asistimos con lágrimas en los ojos al llanto de Navarra; pero que nadie se lleve a engaño: las lágrimas que brotan de nuestras almas no son las lágrimas de la derrota; son las lágrimas  del dolor que ha de provocar nuestra reacción frente a la canalla que campa a sus anchas por nuestra ultrajada España.

Mantengamos, como hacen los buenos navarros, nuestra FE intacta en la Sagrada Promesa del Corazón de Jesús; tengamos claro que el día que los navarros reaccionen, no habrá lugar para el llanto, y las ratas volverán a ser sólo eso, ratas…

 

 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com