Coeducación.


Por Dr. Manuel Clemente Cera. 06/06/2007.  

En el transcurso del siglo XX han tenido lugar importantísimos acontecimientos científicos, tecnológicos y políticos, que han modificado sustancialmente el itinerario tradicional de las centurias precedentes. Algunos de los espectaculares cambios, podían intuirse en la segunda mitad del siglo XIX por los descubrimientos de las últimas décadas, sin llegar a sospechar los inimaginables logros conseguidos, como la posibilidad de acceder libre y fácilmente a todo tipo de información. Con indudable acierto ha sido denominado por científicos eminentes “El Siglo de la Ciencia”.

En otro aspecto, se ha catalogado teóricamente como la época de la democracia y la exaltación de los derechos humanos anteriormente cercenados, sin traducción práctica ostensible.

Tan sorprendentes avances, se proyectaron rápidamente sobre determinadas áreas del conocimiento, perfectamente estructuradas, como la enseñanza, en régimen de separación de sexos, desde tiempo inmemorial, indiferente a los aludidos cambios, al no aportarle novedades útiles y valorables la preconizada coeducación, actualmente establecida y generalizada en Occidente. Este modelo educativo mixto, aparece por primera vez en Estados Unidos de América por razones económicas. Tuvo sus principales defensores en Channing y Horacio Mann en la primera mitad del siglo XIX, propagándose rápidamente por otros países. La primera escuela de este tipo fundada en Europa fue la Palmgreuska Samskolan de Estocolmo.

Durante la guerra civil española, una de las primeras medidas adoptadas en la zona republicana fue la coeducación. En el pueblo de la provincia de Huesca donde nos sorprendió el conflicto bélico, en los primeros días del Alzamiento, nos mezclaron a los chicos y las chicas en la misma clase bajo la tutela del maestro y la maestra conjuntamente.

La enseñanza que hasta esta infructuosa coyuntura fue altamente positiva, con óptimos resultados académicos entre los alumnos más aventajados, descendió en términos generales a simas alarmantes. Como consecuencia de este novedoso experimento educativo, se atenuó la rigurosidad y disciplina académica, así como el interés por el alumnado. Democratización en la escuela sin preparación previa, fruto de la improvisación. Los docentes entretenidos en sus charlas-flirteos, y los escolares, más pendientes del sexo opuesto que del estudio de las matemáticas y la gramática. Al término de la conflagración fratricida con el triunfo de los nacionales, las aguas volvieron a su cauce durante algunos años.

Con la instauración de la democracia en España al fenecer por ley natural el antiguo Régimen, hace poco más de tres décadas, fuimos aproximándonos paulatinamente a Europa, llegando a formar parte de la Comunidad Europea con plenitud de derechos, adoptándose finalmente la moneda única.

Al propio tiempo, la sociedad va evolucionando en varios aspectos, impulsada por las normas internacionales al uso. Se ensaya de nuevo la educación mixta con nuevas perspectivas -que había fracasado en los primeros intentos durante los años treinta-, practicada y admitida universalmente, fomentada y apoyada a su vez por la Administración del Estado. Orientación pedagógica actualmente generalizada, hasta el punto de que en nuestros días resulta extraordinariamente difícil a los padres, conseguir un Colegio para sus hijos donde se imparta la enseñanza en régimen de separación de sexos, incluso en las grandes capitales. Si existe alguno, suele ser confesional, alejado e inaccesible para determinadas economías.

Tras varios años de experiencia con este modelo educativo, que nosotros habíamos cuestionado desde el principio con fundamento de causa, a pesar de que nuestro querido y erudito amigo el ex ministro Gonzalo Fernández de la Mora, nos aconsejó no insistir sobre un hecho consumado, surgen las primeras decepciones de los expertos mundiales en la docencia, atribuyendo el fracaso escolar creciente a la educación mixta.

La instauración de esta corriente pedagógica universal fue fruto de la improvisación y precipitación, adoleciendo de un riguroso análisis sobre las diferencias psicobiológicas de ambos sexos, que marcan comportamientos y trayectorias diferentes en el estudio y ulteriores resultados.

Independientemente de los conocimientos cada vez más profundos y exhaustivos en antropología, neurología y bioquímica, que ratifican la conveniencia de advertir las diferencias de género en el curso del aprendizaje, la experiencia diaria ha demostrado, que el aprovechamiento de la enseñanza es superior, cuando se imparten las clases en régimen de separación de sexos hasta que finaliza la etapa de enseñanza media.

El adolescente se esfuerza, concentra y compite con más vigor en las materias que estudia, al soslayar las naturales inclinaciones y distracciones inherentes a la educación mixta.

Recientemente, ha tenido lugar en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) el primer congreso internacional de educación diferenciada. Más de 500 expertos educadores de 21 países, debatieron durante varias jornadas sobre la conveniencia de formar a chicos y chicas separadamente, insistiendo en la necesidad de seguir realizando estudios científicos en esta dirección.

Concluyen los doctos en la materia, que debe enriquecerse el panorama educativo, garantizando a las familias una mayor diversidad de opciones educativas, afirmando que imponer un modelo único es regresivo y empobrecedor. Nosotros añadimos, y antidemocrático.

Los chicos y las chicas crecen a un ritmo diferente. Se desarrolla antes en las mujeres las habilidades en el lenguaje, mientras que la memoria espacial madura primero en los varones, por consiguiente, tienen necesidades distintas en el aprendizaje.

“Los chicos y las chicas tienen marcadas diferencias físicas y psicológicas y, por ello, deben ser educados de modo diferente”, según la tesis del psicólogo y médico familiar Leonard Sax, en su libro publicado en el año 2005 en Nueva York.

 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com