Responsabilidad y fracaso del Estado en la lucha contra ETA.

Notas para una crítica de la sin razón.

Por Pablo Gasco. 18/05/2007.

Creación del problema vasco.

Tras la muerte de  Franco, cuyo régimen, pese a la presión internacional y a la oposición de la izquierda, no perdió la sana costumbre de fusilar a los terroristas al amanecer, ETA, agrupada en torno a la Coordinadora Abertzale Socialista, KAS, redobla su acción criminal con el doble objetivo de independizarse de España y hacer nacer un Estado vasco-socialista-reunificado (Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra y territorio vasco-francés)

Dividida en "político-militar" y "militar", ETA, que lo era todo,   emprende una carrera criminal sin precedentes en Europa, no tanto por la escalada de terror a la que sometía a toda una nación, y que de forma ininterrumpida ha seguido haciéndolo hasta la fecha de hoy, sino por el modo en qué era combatida por parte del Estado español; que ni siquiera contemplo la posibilidad del cumplimiento integro de las condenas para los terroristas hasta la segunda legislatura del Gobierno del PP dirigido por José María Aznar, una vez éste dejó de necesitar el apoyo de los cómplices de ETA, el "nacionalismo vasco democrático". Pero ETA, que no hubiese podido sobrevivir sin apoyos exteriores, ha contado siempre con "amigos" entre las buenas gentes del PNV y la izquierda.

Deformación sistemática de la realidad terrorista.

Desde la muerte de Franco, pues, hemos venido estando sumidos en una indigencia intelectual y moral que ha propiciado el fenómeno tumoral de la supervivencia del grupo criminal y mafioso ETA, sustentado durante treinta años por el llamado "nacionalismo vasco democrático" (PNV y su entorno) con el que el Estado español ha negociado por medio de todos los Gobiernos del Rey que se han sucedido desde 1977.

Un largo y doloroso camino lleno de apoyos y complicidades de un lado, y de cobardía y pusilanimidad del otro, que tiene su inició el 15 de octubre de 1977 con la Amnistía que puso en la calle y listos para seguir matando, como la realidad se encargo de hacernos ver, a cientos de terroristas que habían matado y extorsionado de la misma forma y por   idénticos motivos por lo que lo siguen haciendo ahora.

Y tal ha sido la falta de percepción por parte del Estado de lo que era realmente el fenómeno terrorista ETA, percepción auspiciada por los medios de comunicación, que no sólo ha terminado por cuajar una resignación suicida y cobarde siempre presta a la negociación con los terroristas, sino que el distanciamiento participativo contra el terror que imponía ETA halla sido una escandalosa evidencia durante muchos años por parte del pueblo "soberano".

Vulneración del valor de la Justicia.

Sacrificado el principio de legalidad y sustituido por el de conveniencia, actitud en la que se han empleado todos los Gobiernos que se han sucedido desde la muerte del Caudillo, y con una instrumentalización justificada con enrevesadas razones jurídicas que han dejado poco margen a la Justicia para que la voluntad de los diferentes Ejecutivos no fuera torcida en los tribunales, se ha terminado por socavar la credibilidad del mismo Estado de Derecho, pues la actitud de los diferentes Gobiernos es ya la historia de una dolorosa cesión desde que se decidiera sacrificar la Ley por la estrategia en la derrota de ETA.

Estamos, pese a todas las apariencias, en una cloaca que hiede hasta la nausea. En una cloaca que no ha escatimado la mentira más grosera, como hace también ahora al comparar el problema irlandés y el fenómeno terrorista vasco. Dos realidades absolutamente distintas que nos quieren presentar como semejantes.

De rodillas frente a ETA y de espaldas a la pared.

Desde este análisis, el único capaz de sostener la evidencia de los felices años sin Franco, y en medio de esta farsa a la legalidad y a la inteligencia, dos cosas conviene dejar claras. En primer lugar, la responsabilidad que le cabe al Estado, que no sólo a los Gobiernos, que se ha negado a asumir su responsabilidad en el asunto que nos ocupa. Y en segundo lugar, la actitud y predisposición de esa masa amorfa que se da en llamar "soberana", el pueblo, que se ha dedicado a sestear con los programas del colorín nocturno, cuyo punto de inflexión empieza a mostrar otra cara tras el asesinato del político del PP, Miguel Ángel Blanco, y, sobre todo, cuando desde el PP, y acaudillados por una serie de conversos -que incapaces de pedir perdón no han tenido ningún reparo en seguir hozando en la charca mefítica de la autosatisfacción-, se empieza a motorizar la calle a través de la AVT. De ahí que no participe en ninguna de sus manifestaciones, pues jamás me pondré detrás de quienes hasta no hace mucho retozaban en las alcantarillas.  

Sacrificado el principio de legalidad -base y sostén del Estado de Derecho- se impone la negociación como proceso de un final pactado... "Hay que intentarlo" , lo ha dicho el Rey.

 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com