El bombardeo de Guernica.
Por
Fernando Vizcaíno Casas.
25/04/2007.
El otro gran mito de la guerra
civil, éste a niveles colectivos, es el del bombardeo
de Guernica. Extendido a los terrenos del arte, porque aquel lamentable
hecho bélico parece ya indisoluble del lienzo de Pablo Picasso. Que no fue
pintado premeditadamente como homenaje al pueblo arrasado, puesto que ya estaba
comenzado antes de que se produjera el bombardeo. Que tampoco es, ni de mucho,
la mejor obra del genial artista malagueño. y que, sin embargo, ha sido tan hábilmente
utilizada siempre, que nadie puede ya negarle el valor de símbolo que se le
confirió por los derrotados.
El hecho en sí del bombardeo
comienza siendo neciamente desfigurado por la propaganda nacional, que pretende
cargar la culpa de la destrucción de la villa vasca a los dinamiteros. Es una
excusa sin consistencia, y pese a ello, utilizada durante algunos años, incluso
por historiadores escasos de documentación. Más tarde se restablece la verdad:
fueron los aviones de la legión Cóndor, en una operación militar a
todas luces excesiva. La contra propaganda republicana teje, por su parte, una
versión tampoco cierta y, desde el primer momento, ofrece una lista de víctimas
exagerada en proporción de diez por una. Todavía ahora se sigue escribiendo
que fueron más de tres mil los muertos, cuando la investigación seria
los fija (con nombres y apellidos) en unos trescientos. (Véase la obra
fundamental de Vicente Talón Arde Guernica, publicada en pleno
franquismo.) (Vicente Talón, Arde Guernica, Ed. San Martín, Madrid, 1970)
Trescientos o tres mil, no por
ello pierde gravedad el bárbaro bombardeo de Guernica. Pero forzosamente debe
incitar al recelo acerca de las verdaderas intenciones de quienes vuelven sobre
el tema y lo hacen bandera propagandística, el recuerdo de monstruosidades de
mucha mayor entidad, que, en cambio, se olvidan o se disculpan. Nagasaki,
Hiroshima, Dresde, fueron tres ciudades literalmente arrasadas por la aviación
aliada durante la segunda guerra mundial. Allí, los muertos inocentes se
contaron por cientos de miles. ¿Y qué decir de los bombardeos con napalm sobre
el Vietnam, a cargo de la aviación norteamericana?
Por ello, cuando ingleses,
franceses o norteamericanos movilizan la sensibilidad de las gentes con el
recuerdo de Guernica, hay que contener un gesto de asqueado escepticismo. No se
diga si son los soviéticos quienes claman por la pretendida violación de
los derechos humanos.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com