Atentados fundacionales.
Por
Condottiere.
24/04/2007.
En
artículo del 4 de abril, José María Carrascal traza las semejanzas y
diferencias entre la Santa Transición y la nueva transición que parece
querer llevar a cabo ZP. Principal semejanza: ambas utilizan como rampa las
instituciones del régimen anterior. Principal diferencia: la segunda se hace
sin consenso.
Se olvida otra semejanza, y es que ambas tienen su acta fundacional en un
atentado. El 11-M recuerda cada vez más al Asesinato en el Orient Express
de Ágatha Christie, y no sólo porque sucediera en los trenes. En esa historia,
el asesino era el conjunto de todos los sospechosos, cada cual con su móvil. En
el 11M da toda la impresión de que los diversos beneficiados del cambio de régimen
colaboraron a su modo (comisión, omisión o manipulación). Y, fuese quien
fuese la mano homicida, no cabe duda de que se trata de la piedra angular del
cambio. El asesinato de Carrero Blanco fue pieza sine qua non para la
alabada Transición, pues con seguridad el almirante no hubiera dado su visto
bueno a la reforma política. ETA fue la ejecutora, pero aún ignoramos hasta qué
punto otros agentes del vuelco institucional fueron más allá de la satisfacción.
Alguna vez se ha hecho notar que los autores del magnicidio fueron muriendo en
los años siguientes, de modo, por lo general, más discreto que los suicidas de
Leganés. Semejanzas y diferencias, las hay siempre.
Ningún escándalo. En definitiva, es raro el cambio político que no viene
inaugurado o precedido por algún hecho violento. Otra cuestión es el juicio
moral que merezcan dichos actos, que, por cierto, suele guardar relación con el
que merecen los gobiernos subsiguientes. Quizá nunca lleguemos a saber lo que
pasó el 11 de marzo del 2004. Pero la función histórica de aquel suceso
quedará siempre fuera de toda duda.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com