«Volverá a reír la Primavera...»
Por
Antonio Quiroga.
10/01/2007.
La nefasta política del Gobierno, negociando con una banda de asesinos está siendo respondida en las encuestas con un estrepitoso bajón en intención de voto. Para colmo, nos enteramos que el entramado de Batasuna-ETA, bajo distintos nombres, recibe dinero público de todos los españoles (sólo hay que ver las concesiones del Gobierno Vasco a grupos afines a la causa separatista), se discrimina a la Asociación de Víctimas del Terrorismo, quitándoles una subvención que percibían, el terrorismo callejero aumentó desde que Rodríguez Zapatero está en el poder y rompió el Pacto Antiterrorista que suscribió con el PP, y que tan buenos frutos dio. ETA lleva casi un millar de muertos a sus espaldas en sus macabras cuatro décadas de existencia, con secuestros, amenazas, extorsiones, chantaje, miles de heridos, familias destrozadas y millones en pérdidas materiales y jamás han dado síntoma de arrepentimiento alguno.
Sus treguas-trampa han sido siempre trampas para ganar tiempo y rearmarse, como ésta última, que acabó con la explosión de una bomba de 800 kilos en la terminal T-4 de Barajas que provocó la muerte de dos personas de nacionalidad ecuatoriana y daños en los aparcamientos cuantificados en 35 millones de euros.
La secesión de las Vascongadas de España, anexionar Navarra y el llamado país Vasco-Francés es la excusa para la siembra de tanto terror. Recordemos que históricamente, el País Vasco jamás fue una nación independiente, excepto en la mente de un racista alucinado llamado Sabino Arana que de independentista pasó al final de su vida a autonomista, algo que calla el PNV y el mundo radical.
Zapatero no puede regalar indulgencias políticas y penitenciarias a ETA para perpetuarse en el poder, su efecto sería justamente el opuesto. Las aspiraciones del independentismo son insaciables. Volver al Pacto Antiterrorista, la efectiva acción policial y judicial además del endurecimiento del código penal para los delitos de terrorismo se muestran como eficaces.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com