«Volverá a reír la Primavera...»

Por Pituca. 10/01/2007.

Los jóvenes siempre han sido la esperanza de España. Ya va siendo hora de que le exijamos, a quien haya que exigirle, los comportamientos obligados para con la Patria por encima de los rencores de las banderías, que a nada han conducido ni conducen. Si no tenemos a  España como referencia por encima de todas las querellas personales, egoísmos y afanes de grupo, entonces sería mejor dejarlo todo y dedicarse a otra cosa.

Este año nuevo tiene que ser el nuestro, ya que dicen que el “7” es el número de la esperanza. Independientemente de elecciones de las que nunca ha salido nada bueno para España, se deben empezar a colocar las  piedras que sean la base para poder dar una opción seria al pueblo español. Tenemos que recordar que nosotros no estamos “en contra” del Sistema, sino que somos enemigos resueltos de este estado de cosas corrupto y anti nacional.

Cuando España ha salido adelante en momentos y ocasiones memorables, graves y grandes, como la Reconquista, la Guerra de la Independencia, la Cruzada de Liberación etc.… no ha sido nunca dividida en infinidad de fracciones, sino unida con un solo grito y un solo afán: ¡Santiago y Cierra España!, ¡Desperta Ferro!, ¡Viva Cristo Rey!, ¡Arriba España!…

Ante todo hay que hacer un esfuerzo para la preparación intelectual ya que a través de ella es como se puede combatir al enemigo, con razones, argumentos y soluciones a los problemas reales de nuestros días, y dejando a un lado la demagogia, los personalismos y los exclusivismos que todos conocemos y que nos mantienen en el estado letárgico y residual actual, que solo beneficia a nuestros enemigos.

Es muy seria y grave la situación por la que está pasando nuestra Patria, en trance de disolución y de nueva invasión de los bárbaros. Si no actuamos  resueltamente, como lo hizo El Cid, sin más divisiones y demagogias baratas será mejor que nos quedemos en casa y nos olvidemos de jugar a las guerritas.

España se merece nuestro esfuerzo. Nosotros no somos nadie, sólo un número, un guerrero, un soldado, al servicio de Dios y de la Patria.  Ante Dios nunca seremos héroes anónimos, no intentemos ser ante los hombres un castillo de naipes edificado sólo para nuestra vanidad.

Hagamos lo posible y lo imposible para que dentro de poco “llegue la Primavera”…

 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com