El Valle de los Caídos despunta como icono turístico. Después de los años de desGobierno socialista, los cuales intentaron por todos los medios, la destrucción del monumento del Valle de los Caídos, primero con la expulsión de los monjes Benedictinos, luego con el cierre de la Basílica y de todo su recinto, para poder acometer de esta forma la destrucción de la obra de arte de Juan de Avalos, La Piedad y posteriormente con la demolición de la Cruz que corona el risco de la Nava de Cuelgamuros, Patrimonio Nacional prevé superar los 300.000 visitantes anuales en diciembre, tanto como los dos años precedentes juntos, y rebasar la cifra de los 40 millones de euros en facturación acumulada desde que abrió puertas.

Entre enero y junio, el monumento a la reconciliación y la paz del Valle de los Caídos ha atraído a 179.554 personas. El incremento de precios –un 80%— impuesto por los liberales del PP, para acceder al recinto y asfiar de este modo la financiación del monumento, ha ejercido un efecto nulo sobre el flujo de turistas. Entrar al recinto cuesta nueve euros por los cinco de años pasados.

 

Hasta la fecha desde su fundación, según Patrimonio, se han vendido 11 millones de tiques para acceder al recinto del Valle de los Caídos, sin contar las miles de personas que han accedido el día gratuito, y los que han accedido media hora antes para asistir a los actos religiosos en la Basílica.

En este contexto, el Gobierno gastará la ridícula cantidad de 214.847 euros en restaurar la basílica de la Santa Cruz.

La compañía burgalesa Construcciones Javier Herrán ha conseguido la adjudicación al presentar la “oferta más ventajosa”, según el ministerio. Las obras costarán casi 72.000 euros menos que el presupuesto máximo fijado. Patrimonio Nacional, encargado de la gestión de la restauración, había reservado 286.845 euros.