La memoria y la concordia.
Pío
Moa. Blog Libertad Digital. 26/01/2007.
Dice
Zapo que la transición se hizo a base de mucha concordia y poca
memoria. Y no deja de tener algo de razón el grotesco sujeto. Se borró
casi por completo, durante muchos años, la memoria de cómo el PSOE había
cooperado con la dictadura de Primo de Rivera y en cambio había saboteado
la república. De cómo había practicado abundantemente el terrorismo
desde 1933 o asaltado sangrientamente la legalidad democrática en octubre
de 1934, con propósito, parcialmente fallido por el momento, de desatar la
guerra civil. Se borró la memoria de la campaña, increíblemente
falsaria, sobre la represión derechista en Asturias, que envenenó, por
expresarlo como Besteiro, a millones de personas y creó el ambiente
guerracivilista del 36; se borró el desplazamiento del poder, dentro del
partido, de Besteiro y los suyos, el único sector moderado en el partido; se
borró el proceso revolucionario desatado por los socialistas tras las anómalas
elecciones del Frente Popular; o la participación socialista en el
asesinato de Calvo Sotelo; se borró el recuerdo de las checas socialistas, de
los García Atadell, de la gigantesca corrupción de sus dirigentes con los
suministros de armas, corrupción que pagaban con su sangre sus propios
soldados. Se borraron los gigantescos expolios y las sanguinarias luchas
por el poder dentro del Frente Popular. Se borró la prácticamente nula oposición
del PSOE al franquismo, o la reorganización del partido, ya muy al
final de la dictadura y con permiso de la Guardia Civil. Y tantas cosas más.
Tan excesiva concordia se
habría justificado si, a su vez, las izquierdas y los separatistas hubieran
adoptado el mismo talante. Pero fue totalmente al revés: estos no han
cesado de producir multitud de libros, artículos, películas y panfletos
acusatorios contra la derecha, en los que las verdades y las mentiras se
mezclaban de forma inextricable. Ese talante resentido y retorcido, con fines
políticos ajenos a la democracia, ha culminado ahora con la pretensión
de oficializar por ley su versión de la historia, como en los países
totalitarios.
Hubo mucha, excesiva
concordia, en efecto, por parte de la derecha. Y mucha memoria, aunque
falseada, por parte de la izquierda. Pero sospecho que eso se acabó. En los últimos
años la verdad histórica ha vuelto por sus fueros, y no puede extrañar la
furia inquisitorial, con propuestas abiertas de censura y de cárcel para los
disidentes, con que ha sido recibida por la izquierda y los separatistas. Y no
es de extrañar su ira: ¡ya daban por ganada la partida!
Al día siguiente del
asesinato de Calvo Sotelo, un órgano socialista decía que era preferible la
guerra civil y, como observa Payne, iban a tener más guerra civil de la que
pensaban. Ahora Zapo está por la memoria. Me parece que va a tener más memoria
de la que imagina su malévola ignorancia.
En fin, dice también Zapo que su abuelo pidió no quedar como traidor a la patria. A nadie se le ocurriría hoy acusarle de tal cosa. Pero a su nieto sí. Traidor a la patria y a la democracia, colaborador de una ETA que nunca había conseguido tales posiciones políticas como con él y gracias a él.
Noticia extraída de: http://www.libertaddigital.com/bitacora/piomoa/comentarios.php?id=1800