1.- El pueblo español
fue víctima de un inmenso engaño. Votó por la reforma política;
nunca por el repudio, violento y agresivo, del régimen anterior.
2.-
El franquismo político murió con Franco. Carece de sentido cualquier
especulación, ni siquiera teórica, acerca de su posible vigencia
actual.
3.-
Lo cual no supone despreciar, olvidar ni difamar los impresionantes
logros del régimen del Caudillo, que elevó a España a la categoría
de nación desarrollada y propició la prosperidad de los españoles.
4.- Al cabo de casi cinco años de
transición,
cambio, ruptura o como se le quiera llamar, el balance resulta
absolutamente desolador, a todos los niveles materiales.
5.-
Ello ha ocasionado el desencanto de los ciudadanos frente a la
reforma y a la solución democrática.
6.- De semejante
desencanto no son culpables ni la reforma, ni la democracia, sino lo pésimamente
que se han interpretado.
7.- ¿O será que el sistema no sirve para los españoles o, quizá,
que los españoles no servimos para el sistema?