Su presencia dio ánimos al pueblo en muchas ocasiones amargas.

  En mayo de 1957 clausuró, acompañado por tres ministros, las jornadas del Congreso Eucarístico Nacional, celebrado en Granada.

  El mismo año, las terribles inundaciones de Valencia le llevaron a la capital levantina para apreciar personalmente los daños, sufridos en una extensión de 50 kilómetros cuadrados.


En octubre de 1954 fue solemnemente coronada Nuestra Señora del Puig, Patrona del Antiguo Reino de Valencia. La plaza de América estaba completamente llena por miles de fieles que habían llegado de toda la provincia acompañando a treinta y ocho imágenes de la Virgen que, bajo diversas advocaciones, se veneraban en la diócesis. A la ceremonia asistió Franco, acompañado de su esposa y miembros del Gobierno.

Como delegado pontificio actuó el nuncio en España, monseñor Hildebrando Antoniutti, quien leyó un mensaje enviado por el Papa Pío XII. Según la tradición, ante esta imagen juró el Rey Jaime I el Conquistador no retroceder hasta haber tomado Valencia, poniendo un año después las llaves de la ciudad a los pies de la Virgen.



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