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En la primavera de
1939, Franco, acompañado de Moscardó, recorrió la sierra de
Guadarrama para buscar un lugar donde excavar la cripta que
albergaría a los caídos de ambos bandos, unidos bajo una
monumental cruz. Al contemplar un imponente macizo rocoso,
Franco fue terminante: "Esto es lo que soñaba". El
valle se llamaba Cuelgamuros, y el macizo Risco de la Nava. Un
año después, por Decreto del 1 de abril, se promulgaba
oficialmente la erección del monumento. Además de la cripta-basílica
y la cruz, el plan de construcción incluía la abadía, el
seminario-noviciado, la hostelería y el Centro de Estudios
Sociales. Franco iba dos o tres veces al año a visitar las
obras, que se extendieron a 1958 con la participación de veinte
mil obreros. En el año 1951 comenzó la construcción la gran
cruz, que mide ciento cincuenta metros de altura, con un total
de trescientos desde la explanada. |