El
deporte de la pesca, bien sea fluvial -trucha,
salmón-, bien sea de altura y marinera
-atunes, bonitos y hasta algún que otro
cachalote-, figuraron en las distensiones
festivas de Francisco Franco.
Siempre aprovechó
las fiestas y los fines de semana para cazar,
para pescar, para vivir en contacto con la
Naturaleza. Su salud y su fortaleza física
apenas si se vieron alteradas -hasta octubre
de 1975- a lo largo de toda su vida, por la
gravísima herida que recibió en el vientre
durante la guerra de Marruecos y por el
accidente de caza sufrido el día de Navidad
de 1961.
Esta actividad
deportiva le permitió durante muchos años
mantenerse en perfecta forma física. En sus
jornadas de pesca en los ríos salmoneros de
Asturías, por ejemplo, ha pasado horas bajo
la lluvia. |