1934: El "octubre rojo" en la provincia de Asturias.

  En 1935 acompañó al entonces ministro de Defensa, don José María Gil Robles, en unas maniobras. Se entrevista (arriba) con el comandante Doval, de la Guardia Civil, encargado de desarmar a los revolucionarios asturianos en el "octubre rojo" de 1934.

  En octubre de 1934 se declara la huelga general revolucionaria en Madrid. Gil Robles y el ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, no vacilan en buscar al hombre que puede salvar la situación militar en Asturias: Francisco Franco. Cuando el general Franco llega al Ministerio de la Guerra, Diego Hidalgo exclama: "Le esperaba con verdadera impaciencia. He mandado a varios emisarios en su busca... Le necesito". Franco lee los telegramas que se reciben de toda España y ve que en Asturias la situación es angustiosa. Y una vez más se pone incondicionalmente al servicio de la Patria. Instalado en un despacho del Ministerio, trabajó sin descanso dirigiendo desde allí las operaciones que culminaron con el final de la revolución asturiana.

En la fotografía, siendo ya comandante militar de Canarias, revista a las fuerzas de Asalto, junto con las autoridades insulares.


El general Primo de Rivera decidió restaurar la Academia Militar de Zaragoza y no vaciló al elegir la persona que sería su director: el general Franco. Cuando, a primeros de 1928, Franco se entregó a la gran obra, se encontró con que tenía que partir de cero.

Pero lo cierto es que el 3 de octubre de 1928, los doscientos quince aprobados en el ingreso estaban en la Academia de Zaragoza, dispuestos a seguir el primer curso. En 1931, el Gobierno de la República decidió cerrar la Academia.


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