En Alhucemas, con las tropas que realizaron el decisivo desembarco.

 

    

    Con la subida al poder del general Primo de Rivera, al frente de un Directorio militar, la guerra de África entra en una nueva fase, que tiene por principal objetivo la pacificación del territorio. Franco piensa en dar la batalla definitiva y acaricia la idea de lanzarse sobre el corazón de la rebeldía, para lo que es imprescindible el desembarco en Alhucemas. Así se lo explica a Primo de Rivera en uno de los viajes de éste a Marruecos. En septiembre de 1925 se lleva a cabo el desembarco de Alhucemas, ambicionado por Franco, que va ahora con las fuerzas de desembarco: unos doce mil hombres. Las operaciones duran varios días y son de las más encarnizadas de esta campaña. Al final, Abd-el-Krim sucumbe con su ejército. Y la pesadilla de la guerra de Marruecos, que ensombrecía la vida española, empieza ya a alejarse.


    

    A la derecha, el coronel Francisco Franco Bahamonde en las primeras posiciones ocupadas en el desembarco de Alhucemas, un episodio histórico que contribuyó en gran manera a cimentar su valor como estratega. Arriba, montado a caballo, condecorando a los legionarios que sufrieron heridas.



    Francisco Franco, en la campaña de Marruecos, asiste a una arenga pronunciada por el general Sanjurjo.



    Franco relata a Millán Astray la operación realizada por su Primera Bandera. El Generalísimo nunca olvidó sus tiempos de África, que recordaba con nostalgia y emoción.


FOTOS

SIGUIENTE