Homenaje
a Carrillo.
El fin de la
reconciliación
«La retirada de la
estatua de Franco, sumada a la historia de “los buenos y
los malos” y a tantas otras violencias y maniobras
antidemocráticas, simboliza el fin de la reconciliación» |
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Ha dicho Peces Barba que en el homenaje a Carrillo estaban
“los buenos”. Indudablemente. Estaba por ejemplo
Ibarreche, cómplice moral y político de la ETA, promotor
de la desmembración de España y destructor de la
constitución y la democracia en Vascongadas. Estaba
Pujol, que ha sentado las bases del separatismo catalán y
montado un “oasis” de corrupción en su región.
Estaba el presidente que ha abandonado al pueblo iraquí
en manos de los mismos asesinos que masacraron a los
madrileños. Estaba el propio Peces Barba, encargado por
el presidente de dividir y acosar a las víctimas del
terrorismo… Todos juntitos, los buenos. Otros de los
presentes sólo eran medio buenos, ha especificado el señor
Peces, con toda razón.
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En cambio han faltado “los malos”, apuntó igualmente el prócer.
Las propias víctimas del terrorismo, por ejemplo. O los miembros del
gobierno que ha arrinconado a la ETA con la ley en la mano, sin caer
en contubernios (“diálogos”) ni en crímenes de estado. Y así
otros muchos.
Pero el verdadero homenaje a Carrillo ha consistido en la retirada de
la estatua de Franco. El líder comunista ha lamentado muchas veces
que Franco muriera en la cama ¡Cómo le hubiera agradado fusilarlo,
como hizo fusilar a tantos miles, sin excluir a comunistas rivales!
Por lo menos ha conseguido eliminar su estatua, premio de consolación
y homenaje muy adecuado.
Quedan cerca del lugar las estatuas de Prieto y de Largo Caballero. ¡Qué
simbolismo casi increíble! Carrillo, Prieto y Largo se sublevaron en
1934 contra el gobierno legítimo, con la intención explícita de
organizar una guerra civil e imponer lo que llamaban “dictadura del
proletariado”, es decir, de ellos mismos, y fue Franco el encargado
de pararles los pies, como lo hizo. Desde entonces le profesaron odio
a muerte. Cuando las izquierdas volvieron al poder, en 1936, los
socialistas y comunistas crearon un nuevo y sangriento proceso
revolucionario, culminado en el secuestro y asesinato del líder de la
oposición Calvo Sotelo, salvándose de milagro el otro dirigente, Gil
Robles. Y nuevamente Franco se ocupó de impedir la revolución, al
coste de una guerra civil y una larga dictadura. He dicho a menudo que
si alguien no tiene el menor derecho a quejarse del dictador son
quienes lo trajeron. Sin aquellas intentonas guerracivilistas y
revolucionarias casi nadie habría oído hoy hablar de él.
No obstante, la retirada de la estatua no deja de ser, al mismo
tiempo, un homenaje a Franco. Sus autores han procedido con
nocturnidad y alevosía, contradiciéndose luego en sus balbucientes
explicaciones (que si “las obras del metro”, que si “no había
consenso”…). En vida del general, la oposición le tenía un
respeto realmente supersticioso, casi nadie osaba pensar siquiera en
la posibilidad de derrocarlo, y los planes se hacían para cuando
muriera. Treinta años después siguen demostrando el mismo respeto en
su manera ruin de obrar y hablar.
Carrillo hizo algo bueno en su vida: facilitar la transición democrática
con una actitud mucho más razonable que el PSOE. Alguien dirá que la
facilitó porque no podía hacer otra cosa. Probablemente, pero eso es
lo de menos. La realidad es que, por una vez, se portó bien, tanto que
el precio fue el práctico hundimiento de su nefasto partido. En
definitiva aceptó entonces la reconciliación ofrecida por el
franquismo, el cual se autodisolvió en aras de ella, gesto muy pocas
veces visto en la historia de cualquier país. Pero parece que ese espíritu
se ha terminado. La retirada de la estatua de Franco, sumada a la
historia de “los buenos y los malos” y a tantas otras violencias y
maniobras antidemocráticas, simboliza el fin de la reconciliación.
Majadero y los suyos prefieren conciliarse con el separatismo y el
terrorismo, con quienes quieren echar abajo la Constitución, es decir,
la democracia y la unidad de España. Otra vez. La experiencia histórica
no les ha servido de nada.
® Libertad
Digital. 18 de Marzo de 2.005.-
© Generalísimo Francisco Franco.
18 de Marzo de
2.005.