Memoria Histórica
Francesc Macià y el independentismo Catalán
Por
Eduardo Palomar Baró.
15/12/2009.
El Ejército agraviado por una caricatura publicada en la revista “¡Cu-Cut!”
Desde el 2 de enero de 1902 se publicaba en Cataluña el semanario satírico “¡Cu-Cut!”, fundado por elementos del periódico “La Veu de Catalunya”, escrito en lengua catalana y afín a la Lliga Regionalista. Sus principales dibujantes eran Cayetano Cornet, Joan Junceda, Opisso, Feliu Elías, Apa, Ismael Smith y Bagaría.
En el número del 23 de noviembre de 1905 apareció una caricatura de Joan Junceda que ofendió gravemente al Ejército. Barcelona vivía unas jornadas de euforia nacionalista tras el triunfo conseguido por la Lliga en las elecciones municipales celebradas recientemente. Como una muestra de satisfacción el “¡Cu-Cut!” publicó la caricatura que representaba a dos personajes en actitud dialogante ante la puerta del frontón Condal, donde se celebraba el banquete organizado por la Lliga para festejar el resultado electoral. Uno de los personajes iba de uniforme. El diálogo era así:
–«¿Qué se celebra aquí, que hay tanta gente?
–El banquete de la victoria.
–¿De qué victoria? Ah, vaya, serán paisanos».
El dibujo era una clara alusión a la derrota sufrida por el Ejército en Cuba y Filipinas. Sin embargo, no era la primera vez que este semanario utilizaba el mismo tema para sus críticas humorísticas. La caricatura en sí misma carecía de importancia; ahora bien, su aparición en plena exaltación nacionalista hizo de ella el desencadenante de la protesta militar
Gran número de oficiales agraviados se reunieron en número de más de 200 en la barcelonesa Plaza Real, todos de uniforme. Comenzaron a dar vivas a España y marcharon por la calle de la Leona a la imprenta del “¡Cu-Cut!” situada en la calle de Aviñó. Armados de hachas, hundieron la puerta y una vez dentro, destrozaron máquinas, cajas de imprenta y papel.
Sobre el incidente del “¡Cu-Cut!”, escribía “El Imparcial”, el 27 de noviembre de 1905, la siguiente nota:
«Anoche, a primera hora, gran número de oficiales del ejército, molestados por las caricaturas y artículos que publicaba la prensa catalana, se reunieron en número de más de 200 en la Plaza Real. Comenzaron a dar vivas a España y desde allí marcharon a la imprenta del semanario catalanista “¡Cu-Cut!”[…]
Luego por la calle del cardenal Casañas, donde se encuentra la redacción del mismo periódico renovaron la escena sacando los muebles y prendiéndoles fuego, apaleando a los que encontraban dentro y obligándoles a gritar ¡Viva España!
Los oficiales marcharon después a las Ramblas de las Flores, donde se encuentra el periódico de “La Veu”. Entraron también en la redacción, sacaron gran cantidad de muebles y de prensa, prendiéndoles fuego igualmente. En la redacción dieron varios sablazos, obligando a los que allí estaban a gritar ¡”Viva España”! Lo destrozaron todo respetando sólo el escudo de Cataluña, diciendo que Cataluña era una provincia española.
De resulta de los sablazos que dieron hay varios heridos. Uno de ellos, grave. El gobernador militar, capitán general interino, acudió ante la redacción de “La Veu”, dirigióse a los militares y les obligó a que se retirasen al Gobierno Militar. Se ha mandado instruir sumario, habiéndose nombrado juez especial al comandante señor Gotarredona Mencheta».
Este suceso de Barcelona fue interpretado por la Prensa madrileña como un claro gesto independentista y esta opinión se propagó a otras provincias. A partir de entonces, toda reivindicación catalanista fue calificada de separatista y antiespañola. En esta línea se halla el editorial que “El Heraldo de Madrid” publicaba el día 27 de noviembre de 1905, en el que decía lo siguiente:
«Repetimos hoy lo dicho ayer. Es de una extraordinaria gravedad lo que está sucediendo en Barcelona, donde existe un Partido, envalentonado con la impunidad que abiertamente predica la separación de España y encierra sus aspiraciones, en el grito de ¡Viva Cataluña libre!, que es de guerra declarada contra el Estado y la Nación. El escándalo y la amargura que produjeron los sucesos del banquete catalanista en el frontón Condal, todavía ha de aumentarse con los episodios lamentables de anteanoche y de ayer, en que, a la indignación de los oficiales del Ejército, contestaron los catalanistas redoblando sus ataques a España, escribiendo rótulos de franco separatismo, lanzándose a toda clase de locura parricida…»
Francesc Macià i Llussà
Nació el 21 de septiembre de 1859 en Villanueva y Geltrú (Barcelona). A los quince años ingresa en la Academia de Ingenieros Militares de Guadalajara. Una vez terminada la carrera pasa destinado como teniente a Madrid en la sección de telegrafía. En 1882 es destinado a Sevilla con el grado de capitán y después a Lérida, donde llegó a teniente coronel.
Como consecuencia de los incidentes del “¡Cu-Cut”! surge la coalición Solidaritat Catalana, proyecto ideado e impulsado por la Lliga Regionalista y que también incluía a los carlistas, federales, Unió Nacional y parte de Unión Republicana. La Solidaritat Catalana intentó aparecer como representante de los intereses generales de Cataluña frente al centralismo estatal. A ella sólo se opuso el Partido Radical, del demagogo anticlerical Alejandro Lerroux; mientras que los partidos dinásticos estatales, conservadores y liberales, apenas tenían fuerza en Cataluña.
Macià militó en la Lliga Regionalista, y en 1907 es elegido diputado por esta formación por Borjas Blancas (Lérida) y Barcelona, renunciando a esta segunda circunscripción.
Más tarde, el Ministerio de Guerra le asciende a Coronel y lo destina a Santoña, pero el recelo del ejército hacia Solidaritat Catalana, considerada como separatista, y a la condena que hizo del ataque de oficiales al semanario “¡Cu-Cut!” y al periódico “La Veu”, le impulsa a pedir la baja del ejército en favor de una prometedora carrera política.
Las divisiones internas de Solidaritat Catalana y su derrota frente a los candidatos lerrouxistas en las elecciones parciales de 1909, provocaron la disolución de esta coalición. Macià se retira del Parlamento, al que considera un instrumento inútil al servicio de la oligarquía dominante. Durante la I Guerra Mundial, visita a los voluntarios catalanes en el frente francés, buscando apoyo para su tarea de conseguir la emancipación de Cataluña. Los años entre el fracaso de Solidaritat Catalana y su vuelta al Parlamento en 1917, atestiguan su viraje ideológico hacia el independentismo de izquierdas.
Durante la Asamblea de Parlamentarios de julio de 1917, donde se reúnen grupos políticos excluidos del turno de partidos, Macià destaca por su radicalismo rupturista y sus argumentos de llamar al pueblo a las armas.
En 1919, tras el fracaso de la Asamblea y totalmente alejado de la política estatal, Macià funda la Federació Democràtica Nacionalista. Este grupo adoptó una clara actitud independentista, aunque tenía voluntad de integración en una futura confederación ibérica.
En julio de 1922, Macià logra el apoyo de las Juventudes disidentes de la Lliga, integradas en el grupo Acció Catalana y crea el partido Estat Català, creado con la idea de formar un partido de unificación de los nacionalistas radicales opuestos a la Lliga.
La historiografía nunca ha sabido como clasificar a este partido, que bien podría definirse como una especie de “fascio a lo catalán”. Indudablemente la base del partido era burguesa y se caracterizó por sus milicias armadas, los “escamots” (pelotones), que eran conocidas como “El fascio de Macià”. De hecho el Estat Català mantuvo cierta vinculación con el fascismo italiano.
En septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, se subleva contra el Gobierno legítimo. Su golpe de estado triunfa debido al silencio y al apoyo de Alfonso XIII, que encargará al militar formar gobierno.
Macià marcha al exilio, instalándose en un hotelito de la periferia parisina, donde era visitado por conspiradores de diversos matices, principalmente catalanistas de izquierda y sindicalistas. Empezó a trabajar febrilmente en la organización de un movimiento que diese la independencia a Cataluña.
Grupo terrorista “La Bandera Negra” y el “Complot del Garraf”
El 3 de mayo de 1925 surge en el seno del Estat Català el grupo terrorista Bandera Negra. Sus miembros se reunían en el Café “Petit Versalles”, ubicado en la Plaza de la Universidad de Barcelona. Entre sus integrantes estaban los hermanos Badía, Jaume Compte, Marcel.lí Perelló Domingo, Josep Garriga, Jaume Macià y Artur Gassó, entre otros.
Tres días después de la constitución de Bandera Negra, se anunciaba la visita del rey Alfonso XIII a Cataluña, que llegaría el día 26 del mismo mes. Los activistas de este grupo colocaron una bomba que estallaría al paso del tren del monarca, cuando éste pasara por un túnel situado entre Garraf y Castelldefels.
Pero el complot fracasó por completo, y el número de apresados se elevó a diecisiete. Los terroristas Jaume Compte, Jaume Julià, Marcel.lí Perelló y Josep Garriga fueron condenados a cadena perpetua.
Creación del Exércit Català
Mientras tanto, Francesc Macià desde el exilio, buscaba provocar un levantamiento de carácter general en toda España que acabara con la Dictadura y concediese la autodeterminación a Cataluña; pero ante la imposibilidad de esta empresa, se acordó provocar el levantamiento sólo en territorio catalán.
Para financiar esta empresa, Macià lanzó el 23 de abril de 1925 el empréstito denominado “Pau Claris”, cuya 1ª emisión llegó a la suma de 8.750.000 pesetas, en títulos de 25, 50, 100, 500 y 1.000 pesetas. Estos fondos pasaron a constituir el tesoro de guerra de Estat Català. Con el dinero obtenido, y el aportado por Macià, organizó el “Exèrcit Català” compuesto por “escamots” (pelotones) de 18 hombres, a imitación de las escuadras mussolinianas.
Pero no recolectó lo suficiente, por lo que en octubre y noviembre de 1926, viajó a Moscú con el dirigente comunista José Bullejos, para recabar apoyo de la Komintern.
Macià con los comunistas en 1926
El gran periodista e historiador Emilio Romero reveló en octubre de 1990, en la revista “Época” dirigida por Jaime Campmany, una inestimable documentación a través de una carta de Francesc Macià a un amigo suyo en la que le cuenta el viaje a Moscú en 1926 para pedir el apoyo de los comunistas estalinianos para la independencia de Cataluña, y le explica además un fantástico entramado de rebelión y de maquinaciones. Veamos la mencionada carta:
Sr. J. Conangla. Habana.
Estimado amigo:
No sabía como expresarte mi agradecimiento por el discurso que hicisteis el 11 de septiembre en el Casal Català. No sólo por agradecimiento personal os doy las gracias, sino también por agradecimiento del patriota que prescindiendo del yo personal, cree que se ha de ventilar todo aquello que representa ante el pueblo, el sentimiento noble y santo de la patria.
Vuestro discurso ha sido también para mí un nuevo estímulo en estos momentos en los que he sufrido tantas amarguras de toda clase. Y digo de toda clase porque hasta de los mismos catalanes hemos sufrido ataques viles y groseros y difamaciones y calumnias. No quiero sin embargo, rebajarme hablando de esas cosas porque la vida austera que siempre he llevado me da derecho a menospreciarlas, y han afirmado más todavía mi serenidad y fortaleza de alma. De todos modos quiero hablaros de mi viaje a Rusia y de las razones que lo motivaron.
Como ya veríais por el informe, con la poca gente que habríamos podido armar, con todo, y haber podido hacer un gesto de dignidad, corríamos el riesgo de llegar a una cosa un poco mejor que la de Vera, pero que rápidamente hubiese ido al fracaso considerando las fuerzas que tiene España en las fronteras, que son de 4.000 hombres, la mayor parte de la Guardia Civil. Así y todo me lancé a la preparación de eso, habiendo comenzado ya una movilización lenta de gente de Cataluña que hemos ido situando en diferentes lugares de la frontera, habiendo alquilado algunas fincas y simulado la explotación de minas y otra clase de trabajos en los diferentes puntos de la frontera, que se habían de utilizar para el traspaso de armas y concentraciones de la gente que tenía que venir, y constituyendo los comités que habían de actuar de Gobierno provisional en los lugares que fuésemos conquistando. Este montaje persiste todavía y no sabe Vd. los sacrificios económicos que nos cuesta, y los personales. Hay jóvenes que han demostrado y demuestran todavía un temple de verdaderos y abnegados patriotas.
Cuando ya teníamos eso medio preparado, se me acercaron los comunistas ofreciéndome ir de acuerdo con nosotros y complementarnos en todos los medios que nos faltase para llevar adelante la revolución, en una especie de alianza ocasional con ellos, junto naturalmente con los otros elementos que, como ya sabe Vd., eran nuestros aliados, como son los de Euzkadi, los gallegos y los de la Confederación Nacional del Trabajo. Para realizarlo me pidieron que yo fuese a Rusia para ponerme de acuerdo con los elementos directivos de la III Internacional. Antes de emprender el viaje pensé mucho y lo consulté con los elementos que había en París y con el Directorio de Barcelona y de París, considerando todos juntos: 1.º, que con los escasos medios que había dado el empréstito no podíamos ir más que al sacrificio dignificador. 2.º, que con lo que nos ofrecían podíamos ir a un fuerte movimiento general en toda España que aseguraba no solamente la dignificación de Cataluña sino la libertad definitiva, por lo que acordamos emprender este viaje.
* * * *
En Rusia, después de muchas conferencias entre las cuales una con Bukharin y otra con Zinoviev, llegamos al acuerdo de que ellos se comprometían a avalar económicamente todos los gastos de organización, preparación y propaganda para la revolución en Cataluña y en toda España y después dar lo que fuese preciso para armar a la gente.
La consigna era:
a) Derribar el Directorio militar y la Monarquía.
b) Abandono de Marruecos y reconocimiento de la República del Rif.
c) Amnistía total para los delitos políticos y sociales.
d) Proclamación en España de la República Federativa Popular.
e) Expropiación de los grandes latifundios hoy dedicados a los placeres de la caza y que no son cultivados, repartiéndolos entre los campesinos.
f) Libertad completa de asociación y propaganda.
Esta fue la consigna, con la condición de que al día siguiente de su triunfo cada uno quedaba desligado para seguir el camino de los propios ideales.
Ya puede Vd. suponer que a nosotros, mientras salvásemos la independencia de Cataluña, poco nos había de interesar que ellos instaurasen la República, no importa con qué carácter, en el resto de España.
De acuerdo con estos extremos (después de mes y medio) regresé a Francia para constituir ya el Comité definitivo revolucionario y ejecutivo de todos estos acuerdos.
Estando todavía allí, adiviné cierta discrepancia entre Bukharin y Zinoviev, sobre todo con relación a las campañas y ayudas que ellos pudiesen dar a la organización de la revolución internacional y de otros movimientos revolucionarios parciales que pudiesen producirse fuera de Rusia.
Cuando ya estaban ultimados los trabajos para la constitución de este Comité ejecutivo y teníamos redactado el Manifiesto que se había de dar al pueblo, tuvo lugar el Congreso Comunista en Rusia que ha hecho caer a los elementos de Zinoviev que nos eran más favorables. Y digo eso porque Zinoviev en persona, al despedirse, me dijo: «Diga a los catalanes que los partidarios más fervientes de su independencia somos nosotros».
Es más de agradecer esta simpatía que él manifestó porque ellos ya están convencidos que en Cataluña, en concreto, dado el carácter catalán, no tienen nada que hacer, porque no tienen ninguna fuerza. Naturalmente ellos comprenden que la cooperación que diesen a este movimiento revolucionario en España, aunque no les permitiese instaurar, ni mucho menos, sus ideales, les daría prestigio en otros lugares del mundo.
* * * *
El resultado del Congreso comunista de Moscú me ha intranquilizado a pesar de que sus representantes de aquí dicen que solamente lo retardará algún tiempo: de todas maneras el retraso es evidente y ahora estamos pendientes de la resolución definitiva.
Este viaje, si todo se resuelve bien, ya ve Vd. la enorme trascendencia que tendría para Cataluña. Si se resolviese negativamente, moralmente nos daría la tranquilidad de espíritu de no haber ahorrado medios ni sacrificios para obtener la libertad de Cataluña: materialmente habría retrasado nuestros planes y nuestras posibilidades, como ya podrá Vd. comprender por los gastos enormes que ocasiona haber tenido que esperar cuatro o cinco meses más, aguantando toda la organización con el montaje que ya os he explicado, lo que supone viajes, servicios de espionaje en la frontera, para estar en condiciones de saber en todo momento el estado de las fuerzas enemigas, constitución de comités, alquileres para depósitos, simulación de trabajos, mantenimiento de los movilizados y demás. En este compás de espera se encuentra ahora nuestra organización y no tardaremos en tomar las resoluciones definitivas que naturalmente estarán de acuerdo con los medios que se recogen, durante este tiempo, del empréstito. A mí me hace sufrir, sin embargo, la lentitud, natural hasta cierto punto, del empréstito, porque como puede Vd. suponer la espera significa alargar los gastos a los cuales me he referido y que son imprescindibles. Recibir rápidamente y todo de una vez los medios del empréstito sería como si los recibiésemos duplicados, porque se ahorrarían todos estos gastos de entretenimiento.
Yo, sin embargo, aparte de los comunistas, he conservado las alianzas que ya teníamos hechas y he procurado atraer los partidos revolucionarios de España, porque en el caso de romper con los comunistas pudiésemos también ir a un movimiento general de toda España. Uno de los éxitos mejores que yo creo hemos dado a nuestro partido separatista es que hoy no hay partido revolucionario en España que no se haya tenido que acercar a nosotros y pedirnos colaboración, y no hay ninguno que ya no admita el referéndum para Cataluña para que escoja su forma de gobierno. Lástima que estos no tengan bastante organización y que se encuentren como nosotros, sin medios combativos. De no ser así, la revolución no se haría esperar y la libertad de Cataluña sería un hecho.
Ahora, sin embargo, dentro de pocos días hemos de parlamentar con elementos militares, los cuales, como es natural, tienen una cosa y otra. Estos elementos militares de España que actualmente están de acuerdo con la Confederación General del Trabajo, son partidarios de la República Federal y están naturalmente contra los generales y el Directorio de España. Si ellos concediesen un referéndum a Cataluña, para escogerse la forma de gobierno, nosotros iríamos al movimiento de acuerdo con ellos, porque en este caso nos darían las armas y los medios como lo han prometido los de la Confederación Nacional del Trabajo, aliados nuestros. Si ellos no concediesen este derecho a Cataluña, nosotros también iríamos al movimiento aprovechando nuestras organizaciones y nuestros medios que tendremos en aquel momento, para no dejar escapar el momento propicio, para nosotros, del desorden que reinará en España, y trataríamos de instaurar la República Catalana.
* * * *
En este caso nos mezclaríamos con los elementos de la Confederación Nacional del Trabajo que nos ayudarían, completando nuestros medios, dándonos armas. También es probable que las armas fuesen entregadas en Barcelona, que es donde las tienen en depósito el Ejército, cosa que motivaría habernos de trasladar con una gran parte de las organizaciones que actualmente tenemos en la frontera.
Ya habréis visto la posición de algunos elementos de otros partidos nacionalistas, especialmente la de Cambó, el más visible, que en los momentos como los que pasa Cataluña, los más cruentos de represión en todos los sentidos, cuando hay tantos hermanos nuestros sufriendo en las prisiones de España, y esperando algunos de ellos la condena de muerte, él se entretiene dialogando con tanta osadía con la Dictadura, que es causa de tantos sufrimientos. En este diálogo, amigos y enemigos han visto una colaboración o al menos una oferta de colaboración a este gobierno que es el que ha sumido a Cataluña en el vilipendio.
Antes de acabar me place confesaros que, por encima de todas las amarguras, trabas y oposiciones, mis esperanzas y mi fe absoluta en Cataluña cada día son más fuertes.
Esta carta en la cual os explico cosas que solamente saben los más precisos, como es esto de última hora referente a los militares, os ruego que la leáis al doctor Murillo y a Arana a los que saludaréis muy afectuosamente de mi parte. Y vosotros juntos, dado el carácter que tiene, ya veréis el uso discrecional que tenéis que hacer y a quien la podáis enseñar.
Recibid, amigos míos, el afecto sincero y afectuoso de vuestro compatriota. Por Cataluña.
Francisco Macià.
Bois-Colombes, 15 de enero de 1926
Preparando la invasión de Cataluña. El complot de Prats de Molló
A lo largo de 1926 culminó la preparación del “Exércit Català”, con el objeto de invadir militarmente Cataluña, desde Francia. El proyecto consistía en la penetración de dos columnas –una desde Saint-Laurent-de-Cerdans y la otra desde el Coll d’Ares– que habían de ocupar Olot, y proclamar la República Catalana.
Dicho objetivo se conoció como el “Complot de Prats de Molló” por el topónimo en catalán de la localidad del Rosellón francés Prats-de-Mollo-la-Preste.
El plan del ataque consistía en crear dos columnas armadas que, de madrugada, atravesarían la frontera y se adentrarían por caminos de montaña hasta las inmediaciones de Olot, donde se les unirían varios grupos más.
Una vez reunidos, la estrategia consistía en caer por sorpresa sobre la capital de la comarca de La Garrocha, Olot, y atacar los cuarteles de la Guardia Civil y de los Carabineros. En este momento, aprovecharían la acción para difundir la noticia de la proclamación de la República Catalana mediante una emisora que ellos mismos transportarían. Se esperaba que, al recibir la noticia de la actuación, el pueblo catalán se sublevaría. Posteriormente, se marcharía hacia Las Guillerias donde se instalaría el campamento base y se proseguirían las operaciones.
Macià nombró como lugartenientes a Josep Bordas de Cuesta para las cuestiones políticas; Josep Carner y Ventura Gassol para las de propaganda; Josep Rovira, Martí Vilanova, los hermanos Morella, Joaquim Carrió, Roc Boronat y Ferran Arqués para las militares. En el interior se encargaban de captar voluntarios Jaume Aiguader y Amadeu Bernadó.
El ejército catalanista estaba a punto, y Estat Català juzgó útil alistar en su milicia un determinado número de combatientes profesionales, tomando a su servicio algunos anarquistas e italianos antifascistas, mandados por Ricciotti Garibaldi, nieto del famoso político y guerrero. En total, unos 500 hombres.
El 30 de octubre de 1926 Macià dio orden de movilización y empezaron el entrenamiento militar en la población de Saint-Laurent-de-Cerdans, dónde estaban enterradas las armas.
Ricciotti Garibaldi resultó ser un confidente de los servicios secretos de Benito Mussolini y advirtió de las intenciones de los dirigentes del Estat Català a las autoridades españolas, las cuales avisaron a las francesas. Éstas, el 4 de noviembre de 1926 abortaron el intento, deteniendo en Estagel a los grupos que, procedentes de París y de Toulouse, se dirigían a Saint-Laurent-de-Cerdans, mientras que en Villa Denise (Prats-de-Mollo-la-Preste) eran detenidos Macià y su Estado Mayor.
El 15 de noviembre de 1926, unos 86 reclutados fueron deportados a Bélgica y 42 más fueron detenidos para ser juzgados, de los que nueve eran italianos. Finalmente, sólo 17 fueron llevados a París para ser juzgados, entre ellos el propio Macià, el cual se declaró único responsable e hizo una declaración de principios en nombre de todos, basada en los principios de independencia, democracia y revolución. Esto dio al proceso mucha repercusión, de forma que hizo conocer en Europa la cuestión catalana y la figura de Francesc Macià, quien lograría el liderazgo del nacionalismo catalán.
Macià fue condenado a dos meses de prisión, ya cumplidos, y a 100 francos de multa. Los arrestados por la policía francesa gozaron de amplias libertades. Macià, pudo visitarlos, y arengarlos así:
«¡Catalanes! hemos luchado por una grande, por una noble causa que ha fracasado. Pero volveremos. Juremos sobre la bandera que lucharemos hasta la muerte». Pero ni habían luchado, ni lucharían.
Posteriormente Macià fue expulsado a Bruselas, donde estuvo varios meses, de donde marchó a Hispanoamérica, entrando clandestinamente a Argentina, donde residió más de medio año.
Entre 1927 y 1928, Maciá, acompañado por su secretario, el poeta Ventura Gassol, visitó a los núcleos de catalanes separatistas de Argentina, Uruguay y Cuba, con objeto de recoger fondos y aunar voluntades.
En La Habana fundó el “Partido Separatista Revolucionario de Cataluña”, del cual fue presidente y en el que estudió, por primera vez, la posibilidad de constituir una República Catalana.
Todas las ideas políticas de Macià se reducían a la liberación de Cataluña, aceptando incluso la sovietización. Pero tenía facilidad para frases sugestivas:
“No habrá paz internacional mientras haya naciones esclavas”. “Nuestro ideal democrático y de libertad no se aviene con el de la España atrasada, que durante la guerra mundial soñaba con la victoria de los enemigos del derecho y la justicia”.
La gesta de Macià fue mirada en Cataluña como un episodio grotesco, pero esa impresión cambió con el tiempo, siendo enaltecido como figura heroica en amplios medios nacionalistas. Con todo para sus enemigos, empezando por Cambó, no pasó de ser un desequilibrado de pocas luces y con fijaciones mesiánicas.
Macià vuelve a España tras la caída de Primo de Rivera
Tras la caída de Primo de Rivera, regresará a Cataluña el 22 de febrero de 1931. En marzo de ese mismo año, tiene lugar en Barcelona la “Conferencia d´Esquerres”, que une a Estat Catalá al Partit Republicà Català (más nacionalista que republicano, dirigido por Lluís Compayns i Jover) y al grupo del periódico L´Opinió (dirigido por Lluhí Vallescá), naciendo así una nueva organización: Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que empieza con unos 17.000 afiliados, pero pronto tendrá una amplia base social a través incluso de otras organizaciones, como la Lliga de Rabassaires (su filial rural) y el CADCI (Centre Autonomista de Dependents del Comerç i de la Indústria). A pesar de todo, Estat Catalá seguirá constituyendo un partido autónomo dentro de la misma Esquerra, siendo su ala extremista y separatista.
Esquerra Republicana de Catalunya es un partido con una historia tortuosa y complicada. Desde la primera militancia burguesa y filofascista proveniente del Estat Català, hasta las últimas incorporaciones de los grupúsculos marxistas-leninistas de corte separatista, pasando por un elenco de dirigentes masones.
Proclamación de la República Catalana
En las elecciones municipales del 14 de abril de 1931, Esquerra Republicana de Catalunya arrasa contra todo pronóstico, y Macià, desde el balcón del Palacio de la Generalitat de Cataluña, proclama la “República Catalana dentro de la Federación Ibérica”, con el siguiente discurso:
«Catalanes:
Interpretando el sentimiento y los anhelos del pueblo que nos acaba de dar su sufragio, proclamo la República Catalana como estado integrado en la Federación Ibérica.
De acuerdo con el presidente de la República Federal española Niceto Alcalá Zamora, con el cual hemos ratificado los acuerdos del pacto de San Sebastián, me hago cargo provisionalmente de las funciones del Gobierno de Cataluña, esperando que los pueblos español y catalán expresarán cual es en estos momentos su voluntad.
Haciendo esta proclamación, con el corazón abierto a todas las esperanzas, nos conjuramos y pedimos a todos los ciudadanos de Cataluña que se conjuren con nosotros para hacerla prevalecer por los medios que sean, incluso si fuera necesario sacrificar la vida.
Rogamos que cada catalán, así como cada residente en Cataluña, se haga cargo de la enorme responsabilidad que en estos momentos pesa sobre todos nosotros.
Todo aquel pues, que perturbe el orden del nacimiento de la República Catalana será considerado un agente provocador y un traidor a la patria.
Esperamos que todos sabréis haceros dignos de la libertad que nos hemos dado y de la justicia que, con la ayuda de todos, vamos a establecer. Nos apoyamos sobre cosas inmortales como son los derechos de los hombres y los pueblos, que ni muriendo perderíamos.
En proclamar nuestra República, hacemos llegar nuestra voz a todos los pueblos de España y del mundo, pidiéndoles que espiritualmente estén de nuestro lado y en contra de la monarquía borbónica que nos venció, y les ofrecemos aportar todo nuestro esfuerzo y toda la ilusión de nuestro pueblo renaciente para asegurar la paz internacional.
Por Cataluña, por los otros pueblos hermanos de España, por la fraternidad de todos los hombres y todos los pueblos, Catalanes, sabed haceros dignos de Cataluña».
El President,
Francesc Macià Barcelona, 14 de abril de 1931
Macià depone su actitud
Tres días más tarde Macià se pliega a las izquierdas españolas y “renegocia” la República catalana por una “Autonomía”. Así pues, ante la visita realizada por los ministros republicanos Marcelino Domingo (Instrucción Pública y Bellas Artes) y Nicolau D´Olwer (Economía), ambos catalanes, el anciano líder de ERC depone su actitud. A cambio, se restablece la Generalitat, a la que se traspasan las competencias de las diputaciones provinciales.
Josep Tarradellas confiesa en una carta dirigida a Frederic Escofet que: “Macià ante un grupo de personas nos dijo que ése era el día más triste de su vida, no porque había renunciado a la República catalana, sino porque, y eso era exacto, tenía plena conciencia de ello, Cataluña no la quería. Su decepción era producida porque creyó que al anunciar a la multitud que estaba en la plaza San Jaume la renuncia a la República catalana y la aceptación de la Generalitat, se habría producido protestas y alborotos, y fue todo lo contrario, pues nuestro pueblo tenía plena conciencia de que estaba bien que el presidente Macià hubiese proclamado la República catalana y que aún estaba mejor que hubiese renunciado a ella”.
La Generalitat elaborará el “Estatuto de Autonomía de Cataluña”, redactado en base al derecho de autodeterminación de este territorio y a la restauración de su unidad histórica como consecuencia de la proclamación de la República.
El 6 de mayo de 1932 se iniciaban los debates parlamentarios sobre su aplicación. El Estatuto debía amoldarse a la Constitución, que descartaba la opción federal para las autonomías. Finalmente, se aprobaba el 9 de septiembre de 1932, con la cerrada oposición de la derecha.
Estatuto de autonomía de Cataluña de 1932
La firma del Pacto de San Sebastián entre republicanos, socialistas y catalanistas de izquierdas, en agosto de 1930, preveía atender las reivindicaciones nacionalistas, pero sin proponer un calendario concreto. Tras la abdicación del rey Alfonso XIII, en abril de 1931, tal como hemos mencionado más arriba, Esquerra Republicana de Catalunya dirigida por Francesc Macià, proclamó la República Catalana, el 15 de abril de 1931. El jefe del Gobierno provisional, Niceto Alcalá-Zamora, acudió a Barcelona y consiguió que Macià reconsiderase la proclamación, a la espera de la aprobación de la Constitución. Mientras tanto, se recuperó el viejo nombre de Generalitat, para designar el sistema institucional autónomo catalán.
Sin embargo, la Generalidad preparó un proyecto de Estatuto, el conocido como Estatut de Núria, que fue plebiscitado por los ciudadanos catalanes el 2 de agosto de 1931. Con un 75% de participación, el proyecto de Estatuto obtuvo una aprobación del 99.45% de los votantes.
El proyecto fue discutido en las Cortes en mayo de 1932. El fallido golpe de estado protagonizado por el general Sanjurjo aceleró el debate y la aprobación del proyecto el 9 de septiembre de 1932. Tras la aplicación de una serie de enmiendas, que dejaron los 52 artículos originarios en 18, el Estatuto de Cataluña fue aprobado por amplia mayoría: 314 votos afirmativos frente a 24 negativos.
El Estatuto aprobado rebajaba las pretensiones originales del proyecto. Mientras en el proyecto se afirmaba que «Cataluña era un Estado autónomo dentro de la República española», el texto final fijaba –de acuerdo con la Constitución Republicana que definía a España como «un Estado integral, compatible con la autonomía de los municipios y las regiones»– que «Cataluña se constituye en región autónoma dentro del Estado español». Otros aspectos sustanciales también fueron modificados. Por ejemplo, de la propuesta oficialidad única del catalán se pasó a la co-oficialidad de catalán y castellano.
Sin embargo, a pesar de los recortes, el Estatuto confería una sustancial autonomía a Cataluña: la Generalidad pasaba a estar compuesta de un Parlamento, un Presidente y un Consejo Ejecutivo. También obtenía competencias en ámbitos como orden público y justicia.
Francesc Macià presidente de la Generalitat de Catalunya y su muerte
En noviembre se celebraron las elecciones a la Generalitat, que convirtieron a Maciá en el primer presidente constitucional de Cataluña. Por poco tiempo, pues fallece el 25 de diciembre de 1933. Su familia quiso celebrar un funeral católico, pero la Generalitat impuso un entierro laico y pomposo.
Fue sustituido al frente de la Generalitat de Catalunya por Lluís Companys.
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