El informe sobre “Las causas de la
derrota de la República Española” se halla en el Archivo del Comité Central del
PCE en Madrid. El documento consta de 258 páginas mecanografiadas en lengua
rusa, de las que 253 corresponden al texto propiamente y cinco, con una
descripción del contenido (Índice), han sido agregadas posteriormente. El autor
del informe es el búlgaro Stoyán Mínev y los comentarios a dicho informe son de
Dragomir Draganov de la Universidad de Sofía “San Clemente de Ojrid” (Bulgaria).
Según José Sandoval, uno de los
coautores de la monografía dedicada a la Guerra Civil, a comienzos de los años
60, cuando en Moscú fue creado el colectivo para el citado estudio, la esposa de
Mínev les entregó varias carpetas de documentos. Más tarde todas ellas fueron
asentadas en registro en el archivo del Comité Central del PCE, pero al menos
hasta el otoño de 1988 no habían sido estudiadas. Aparte de la copia del citado
informe a la Presidencia del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC),
entre esos materiales hay también notas manuscritas de Mínev sobre la historia
de la Guerra Civil, apuntes y recortes de periódicos, estudios, etc.
ARRIBA
Stoyán Miniéevich
Mínev, también conocido con los seudónimos Ivanov, Lorenzo
Vanini, Shavarosh, Richar, Lebedev, Focius, Stepanov,
Moreno), nació el 21 de agosto de 1890 en la ciudad de
Pópovo, Bulgaria. De familia campesina se afilió al Partido
Socialdemócrata Obrero Búlgaro en 1907. En 1910 entró en la
Universidad de Ginebra para estudiar Medicina y estableció
contactos estrechos con representantes de la
socialdemocracia suiza, ingresando en el Partido Socialista
Suizo entre 1914 a 1916. Este año era condenado a muerte en
Bulgaria por sus actividades de agitación comunista. También
contactó con exiliados de la socialdemocracia rusa y en 1917
ingresó en el Partido Bolchevique. Permaneció en Suiza como
redactor de la Nouvelle Internationale hasta 1919. Tras la
revolución rusa fue uno de los “primeros agentes” de la
Internacional Comunista en Francia en 1920–1921, trabajando
en la creación de un núcleo favorable a la Tercera
Internacional (IC) en el seno del Partido socialista francés
(PSF). Contribuyó a la fundación y redacción del Bulletin
Communiste. Intervino en el segundo congreso de la IC usando
el pseudónimo de Lorenzo Vanini, en representación del PSF.
Abandonó París en 1921 a causa del fracaso de Abramovitch y
de sus desacuerdos con Souvarine.
De 1921 a 1926 fue funcionario del
aparato del Komintern, efectuando diversas misiones en Alemania, Francia, Italia
y la Unión Soviética. En marzo de 1926 participó en el VI Pleno de la IC.
Luego trabajó en el aparato del Comité
Ejecutivo de la Internacional Comunista en Moscú, para ser nombrado más tarde
colaborador en el Secretariado de Stalin.
En 1930 su mujer Lebedieva, que
trabajaba en la sección de cuadros del Komintern, le abandona para convertirse
en la compañera de Manuilski.
Fue el responsable de las operaciones
de confianza en Francia y España en los años treinta. Intervino en las purgas
del PCF y del PCE (Asuntos Barbé-Celor y Bullejos-Adame).
En la década de los años 30 Mínev ya
es conocido como especialista en materia del movimiento comunista en Europa
Occidental. Lo reconoce otro búlgaro, Jorge Dimitrov, el futuro Secretario
General de la Internacional Comunista, invitándolo el 11 de mayo de 1934, junto
con Maurice Thorez, el Secretario General del Partido Comunista Francés, a una
“larga conversación” sobre los problemas de la formación de los “Frentes unidos
obreros” en los países europeos.
Poco después de estallar la Guerra
Civil en España, en diciembre de 1936 la dirección de la Internacional Comunista
acordó enviar allí a Mínev como miembro de la delegación del CEIC. Además de
Mínev estaba el argentino Vittorio Codovilla (“Luis”), el húngaro Ernö Gerö
(“Pedro”) y el alemán Manfred Stern (“Valter”) como asesor militar.
En enero de 1937 llegó a Valencia,
donde se encontraban el gobierno de la República y las direcciones de todos los
partidos políticos. En España, con el pseudónimo de “Moreno”, Mínev actuaría
como delegado de la Internacional Comunista al tiempo que influía profundamente
en las decisiones de la dirección del PCE. Participó durante 1937 en la
organización y celebración de los plenos del comité central del PCE e impulsó
las maniobras comunistas que culminaron con la salida de la presidencia del
Gobierno de Largo Caballero, así como en la campaña propagandística contra el
POUM (Mínev dirigió la elaboración y edición de un libro contra el POUM, firmado
bajo el seudónimo colectivo de “Max Rieger”, Espionaje en España). Llamado a
Moscú en febrero de 1938, volviendo a España en marzo para trabajar con el PSUC
en sustitución de “Pedro”, si bien siguió tomando parte de las reuniones del
comité central del PCE y participando de la comisión que redactó los famosos “13
puntos” del presidente Negrín. La notable responsabilidad política y la
extenuante labor de Mínev (“Stepanov”) durante su estancia en España, estuvieron
condicionadas por una úlcera de estómago, que no cuidaba debidamente con un
régimen alimenticio adecuado y que le obligaba a guardar largos períodos de
inactividad. A finales de 1938 viajó a Francia, probablemente para trabajar en
la desmovilización de las Brigadas Internacionales. Volvió de nuevo a España,
donde permaneció hasta el golpe de Estado del coronel Casado, abandonando el
país desde Elda en compañía de varios dirigentes del PCE, entre ellos Dolores
Ibárruri, Pasionaria.
De vuelta a la Unión Soviética,
recibió la orden de escribir un informe para la Internacional Comunista
analizando las causas de la derrota en España. Escrito en 1939, el informe fue
estudiado y discutido en una reunión de la Komintern y del PC de la URSS
celebrada en abril de 1939 y en la cual se dio carpetazo a la “cuestión
española” por los soviéticos, según informa Fernando Claudín en su libro “La
crisis del movimiento comunista internacional”. París, Ruedo Ibérico, 1970.
Entre diciembre de 1939 y diciembre de
1943 fue uno de los colaboradores más estrechos de los dirigentes de la
Internacional Comunista Dimitrov y Manuilski. Tras su disolución, en 1943, Mínev
ostentó cargos académicos, primero en el Instituto de Investigaciones
Científicas, y desde 1948 hasta su fallecimiento en mayo de 1959, en el
Instituto de la Academia de Ciencias de la URSS.
Fue condecorado con la orden de Lenin
y la Medalla de la victoria sobre Alemania en la Gran Guerra Patriótica
1941-1945. |
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ARRIBA
Según el
hispanista ruso Marklen Mechteriakov, la tarea de Mínev en
España consistía en “brindar a la dirección del PCE su
máxima ayuda en la confección y la materialización de un
claro rumbo político… informar sistemática y objetivamente
al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista acerca de
la situación en el seno del partido y en la República. De
tal modo a Stoyán Mínev le fueron encomendadas las funciones
de asesor político”. Un poco diferente la terminología
empleada por Jorge Dimitrov, ya Secretario General de la
Internacional Comunista, quien el 8 de enero de 1937 apunta
en su agenda: “Stepanov: instruct.[or] en asuntos esp.[añoles]”.
Más concreto es Manuel
Rubio Cabeza, el autor del “Diccionario de la Guerra Civil
Española”: “Durante la contienda [Mínev] fue conocido con el
nombre supuesto de “Artur Stepanov”, ejerciendo una poderosa
influencia en las decisiones de la ejecutiva del PCE –de la cual
era uno de sus más caracterizados elementos– y propiciando la
caída y arrinconamiento del líder socialista Francisco Largo
Caballero”. Y aún más categórico Víctor Serge: “Durante la
Guerra Civil el Partido Comunista español era dirigido por
Ercoli (el italiano Palmiro Togliatti.), Codovilla (argentino) y
Stepanov”.
Entre los apuntes de
Mínev en el archivo del PCE se hallan también dos documentos que
contienen información desconocida, y lo suficientemente
concreta, sobre la esencia de sus funciones de “asesor”,
“instructor” o uno de los “dirigentes” del PCE. A lo largo de 26
meses (desde comienzos de enero de 1937 hasta el 6 de marzo de
1939), Mínev desarrolla una labor intensa y variada.
-Participa en la
preparación y la celebración de los plenos de marzo, junio y
noviembre de 1937 del Comité Central del PCE.
-Se ocupa, durante
las operaciones militares del Jarama y Guadalajara (febrero
- marzo), también de los problemas de las Brigadas
Internacionales.
-Se incorpora
activamente a la campaña por el derrocamiento del gobierno
de Largo Caballero (mayo de 1937).
-Participa en los
trabajos de la Comisión Político-Militar del Comité Central
del PCE y del Secretariado General.
-Ayuda, en el
verano y el otoño de 1937, a consolidar la organización del
PCE en Madrid y asegura los contactos entre la dirección del
PCE y los asesores militares soviéticos.
Después del pleno del
Comité Central de noviembre de 1937, la dirección del PCE
también se traslada de Valencia a Barcelona, donde ya se habían
establecido el gobierno y las direcciones de los demás partidos.
“Traslado a Barcelona”, señala en sus apuntes Mínev, “en el
Comité Central, hasta febrero, con una interrupción del 26 de
diciembre hasta el 25 de enero, cuando estuve enfermo. Luego,
viajé”.
ARRIBA
En febrero de 1938
Mínev es llamado a Moscú. Una serie de hechos hacen suponer
que éste debía ser el final de su misión en España. Las
causas radican en el conflicto surgido entre Mínev,
Codovilla y Gerö, por un lado y, por otro lado, Palmiro
Togliatti (“Ercoli”), desde agosto de 1937 jefe de la
delegación del Comité Ejecutivo de la Internacional
Comunista en España. Al enumerar todos los asuntos de los
que se ocupó en España, Mínev destaca explícitamente en sus
apuntes: “Pero jamás intervenir en la dirección operativa
del trabajo del Comité Central, no suplir la dirección. Por
semejantes pecados critiqué a Luis y Pedro”.
Bastante distinta es
la opinión de Togliatti, expresada ya en su primera carta desde
España a Moscú, al Comité Ejecutivo de la Internacional
Comunista, fechada el 30 de agosto de 1937: “No quisiera callar
mi impresión de que la responsabilidad por el mal trabajo del
Centro (la dirección del PCE) recae en parte también sobre
nuestros “asesores”. Realmente hace falta insistir ante L.(uis)
para que renuncie a ser el burro de carga de todo el CC, para
que traspase el trabajo operativo a los camaradas españoles y
para que deje de hacerse la persona sin la cual nadie sabe qué
hacer ni cómo comportarse… Explicarle a L.(uis) que, de acuerdo
con las reglas, todos los encuentros con miembros del gobierno
español, con ministros, con jefes de partidos, etc., deben ser
llevados a cabo por camaradas españoles… En lo que concierne a
Moreno (Mínev) no podría decir más sino que debería tener
confianza en L.[uis] para que él se convenza de la necesidad de
cambiar sus propios métodos de trabajo”.
Al parecer, sin
embargo, Togliatti no dejaba de dudar cada vez más de la
capacidad de Luis (Codovilla) de cambiar, puesto que en su
siguiente carta, fechada el 15 de septiembre de 1937 y dirigida
a los camaradas D.[imitrov] y M.[anuilski, declara abiertamente
que “su presencia perjudica al partido”. El 25 de noviembre
Togliatti es aún más categórico y a finales de 1937 su
persistencia queda premiada: Codovilla es enviado a trabajar a
París, en el Comité Internacional de Ayuda al Pueblo Español,
mientras que Pedro (Gerö) es revocado a Moscú.
Nubes tormentosas se
acumulan también sobre la cabeza de Mínev, independientemente de
que la crítica de Togliatti contra él es considerablemente más
moderada. “Hasta el otoño de 1937 (es decir, hasta la llegada de
Togliatti a España), escribe Moreno por su parte, tuve la
posibilidad de mantener un contacto directo con la Casa (Moscú).
Luego no mantuve tales contactos en absoluto. Mi persona ya no
existía. Se acordaron de mí nada más que para dirigirme
injurias”. El “aislamiento” de Mínev de los asuntos de la
delegación lógicamente termina con su revocación a la “Casa”.
ARRIBA
Mientras tanto, en
información fechada el 28 de enero de 1938, Togliatti
comunica acerca de la presencia de serios problemas en el
Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC): dominado
por el “nacionalismo pequeñoburgués” y el “anarquismo”, sin
contactos regulares con la dirección del PCE. A su llamada
para ayudar al PSUC se adhiere −al menos así lo evidencian
los apuntes de Mínev− también Manuel Delicado, miembro del
Buró Político del PCE. Como resultado, en marzo de 1938
Moreno reaparece en España para dedicarse, al menos hasta
julio, sobre todo a los problemas del PSUC. Asiste a las
reuniones de su Comité Ejecutivo, colabora en su periódico
central Treball, ayuda con consejos al secretario general
del partido Juan Comorera.
Desde luego, Mínev
participa también en el trabajo del Comité Central del PCE y,
más concretamente, en el del Departamento de Organización, el
Departamento de Agitación y Propaganda, el Departamento de
Personal, en el periódico Mundo Obrero, en la Comisión
Político-Militar del Comité Central. Mantiene un contacto
permanente (“ayudaba directamente”, según escribe en su informe)
con todos los miembros del Buró Político. En abril de 1938 es
incorporado a la Comisión especialmente creada por el CC del PCE
y dirigida por Togliatti, con vistas a la confección de los
famosos “13 puntos” que se convirtieron en programa del gobierno
“de la unidad nacional”, a cuyo frente se situaría Negrín. En
mayo viaja a Madrid para tomar parte en las deliberaciones del
pleno del CC del PCE. Y cuando en un momento determinado
(agosto-septiembre de 1938) se hallan ausentes del país
simultáneamente Togliatti y José Díaz, Mínev en la práctica se
coloca a la cabeza del trabajo del Buró Político del Comité
Central del PCE.
ARRIBA
Entre el 18 de
octubre y el 9 de noviembre de 1938 Mínev está en París. Sus
apuntes, al margen de las fechas y la ciudad, no ofrecen
comentario alguno al respecto. Es muy probable que su viaje
tuviera relación con la desmovilización de las Brigadas
Internacionales. Se sabe que el CEIC encomendó el trabajo de
evacuación de los brigadistas (especialmente de los privados
de ciudadanía por sus respectivos gobiernos) al PCF, más aún
que el canal principal para su retirada era precisamente
Francia. Mínev conjugaba en sí todas las cualidades
imprescindibles para constituir una de las “conexiones”
entre las Brigadas Internacionales, el PCF y el CEIC:
conocía perfectamente sus problemas, era lo suficientemente
conocido en el PCF y era representante del CEIC. Además, la
coincidencia de las fechas de su permanencia en París y la
resolución del gobierno de evacuar a las Brigadas
Internacionales es casi total.
ARRIBA
Del 9 de noviembre
de 1938 al 25 de enero de 1939, Mínev está de nuevo en
Barcelona. El 3 de enero nace su hijo: la madre es Josefina
Simón, de 18 años, encargada de la codificación en el CC del
PCE. Más tarde se convirtió en su esposa. Sin embargo no
había tiempo para dedicarse a la felicidad familiar. Por
encargo del Buró Político, el 26 de enero, Mínev viaja a
Madrid para participar en la preparación y la celebración de
la conferencia regional del partido.
ARRIBA
Cinco días después
de la conferencia, el 16 de febrero, llega a Madrid
Togliatti y le comunica a Mínev que es indispensable que
viaje con urgencia a Moscú para informar sobre la situación
y regresar de inmediato con las correspondientes
instrucciones. Mientras se arregla la cuestión de su
pasaporte, él viaja a Valencia para participar en una sesión
de la Comisión Político-Militar del CC y reunirse con uno de
los asesores soviéticos. Desde Madrid Togliatti no deja de
insistir en que Mínev debía viajar de inmediato a Moscú, “de
la forma que fuera y sin detenerse ante ningún riesgo”. Sin
embargo, Mínev no obtiene su pasaporte hasta el 2 de marzo.
Es para Nicaragua, con visado de tránsito para Francia.
Al día siguiente viaja
a Alicante, pero no logra tomar el vuelo francés a falta de
plazas. Se dirige a Elda, en la provincia de Alicante, adonde ya
se ha trasladado la dirección del Partido, y vuelve a insistir
en que su viaje sea suspendido. Luego de recibir una vez más la
negativa de Togliatti, el 4 de marzo fracasa de nuevo en su
empeño por tomar el avión. Regresa a Elda y mientras tanto se
produce el golpe de Casado.
El 6 de marzo, en
nombre del CEIC, Togliatti le ordena una vez más viajar de
inmediato y abandonar España junto con Dolores Ibárruri. Mínev
vuelve a objetar, pero Ibárruri insiste: “Emprendemos el viaje
de inmediato, no tomes nada consigo, no te despidas de nadie,
los coches están esperando, tenemos una orden de viajar de aquí
de inmediato”. “Recordé, continua Mínev, que ya en marzo de
1938, en Moscú me habían encomendado especialmente que en caso
de que ocurriera cualquier cosa, había que salvar a toda costa a
Dolores”. Viajaron en un avión especial a Orán (Argelia) y de
ahí se trasladaron en barco a Francia. El 10 de marzo de 1939
Mínev está en París. Sin embargo la orden de regresar a la
“Casa” llega apenas a comienzos de mayo. El 19 del mismo mes de
1939 Mínev ya está en Moscú.
Aquí termina la
“epopeya española” de Stoyán Mínev. Sin embargo hay también un
segundo capítulo de la misma: los debates en Moscú acerca de las
causas del fracaso y la derrota de la República.
ARRIBA
El 24 de mayo de
1939 en Moscú J. Dimitrov apunta en su “Agenda”: “Stepanov
(Moreno). Información sobre los acontecimientos en España.
(Tiene que escribir un informe detallado)”. “Ese informe de
Stoyán Mínev –añade Mechteriakov− es uno de los numerosos
documentos confeccionados por participantes en la guerra,
que constituyeron objeto de reiteradas discusiones en las
sesiones de la Presidencia y del Secretariado del CEIC”.
La cuestión principal
en estas discusiones es por qué la República pierde la pugna
contra los sediciosos; cómo es posible (estas palabras
pertenecen al Secretario General del PCE José Díaz) que un
partido que contaba con el apoyo de la mayoría de la población y
tenía a su lado al setenta por ciento del ejército, fuera
sorprendido y vencido por los capituladores”.
Pero en aquella época,
en Moscú, la respuesta a esta interrogante se vincula
automáticamente con la de otra más: ¿Quién (o quiénes) tuvieron
la culpa de lo ocurrido? Además, los participantes en la
discusión tenían a la vista el ejemplo de quienes bajo una u
otra forma ya habían sido declarados (o ‘nombrados’) “cómplices”
en este fracaso: el embajador de la URSS en Madrid Rosenberg, el
cónsul soviético en Barcelona Antonov-Ovseenko, el corresponsal
del Pravda Koltsov, el primer asesor militar principal Berzin y
toda una serie de otros especialistas militares y civiles rusos
que fueron fusilados o arrestados.
He mencionado estos
hechos, porque tengo la certeza de que el informe de Stoyán
Mínev puede ser comprendido de un modo mucho más cabal y claro
al saber el lector que este texto jugó un importante papel para
salvar la carrera política y quizás la vida de su autor. Esto lo
convierte en un documento de la época que ofrece una amplia
información acerca de “las corrientes de moda” en el modo de
pensar y actuar no sólo de la Internacional Comunista, sino (y
quizás aún más) también de la dirección de entonces del Partido
Bolchevique y del mismo Stalin quien consideraba a toda la
Internacional nada más que como uno de los “instrumentos” de su
política exterior.
De que se preparaba
una especie de “caza de brujas” son bastante indicativas las
condiciones en las que Mínev tuvo que escribir su “breve
esbozo”, como él mismo define su informe al CEIC. En el momento
en que trabaja sobre el manuscrito, no dispone ni de “la
colección completa de al menos un periódico para el período
comprendido entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de
1939, ni del archivo del PCE, ni de documentos oficiales, ni
siquiera de sus apuntes personales”. Y agrega: “En el período en
el que confeccionaba mi informe, no tenía la posibilidad de
consultar a ninguno de los camaradas españoles”.
El informe fue escrito
en los meses inmediatamente posteriores a la llegada de Mínev a
Moscú. En aquel entonces ya se encontraban allí Togliatti (que
escribió precisamente en Moscú su último informe al CEIC,
fechado el 21 de mayo), José Díaz (que había abandonado España a
comienzos de 1939 a causa del brusco empeoramiento de su estado
de salud) y Dolores Ibárruri, que llegó el 12 de mayo. Se
hallaban en la capital soviética también casi todos los demás
miembros de la dirección del PCE. No se han perdido los apuntes
personales de Mínev sobre los acontecimientos de 1936 a 1939.
Pero así y todo, a la pregunta lógica de por qué Mínev escribió
su informe poco menos que como un ermitaño, resulta difícil
ofrecer una respuesta lógica. La “ilógica” es que cada uno debía
exponer su propia versión, a fin de que fuera más fácil
descubrir a los “culpables” del fracaso.
También Mínev fue
obligado a trabajar de este modo “ilógico”, buscando en su
informe una explicación no tanto del porqué de la pérdida de la
guerra, sino más bien de quién la había perdido. De tal modo
surge su peculiar sistema de “círculos concéntricos” de los
“culpables”, edificado siguiendo el clásico principio
marxista-leninista de ir “desde lo general hacia lo concreto”.
ARRIBA
En el primero y
mayor de los “círculos” se hallan las “fuerzas externas”.
Aquí caben, por un lado, todos los países de Occidente,
tanto los “fascistas” como los “democráticos”, y por otro
lado, toda clase de servicios secretos: desde la Gestapo
hasta la Intelligence Service, así como la Internacional
Obrera Socialista, la Internacional de Amsterdam de los
Sindicatos, etc. Es impresionante el ensañamiento con el que
Mínev se lanza contra los “líderes” de las dos
Internacionales: ellos “sacrifican ante el altar del
fascismo las libertades democráticas y la independencia de
España”; “repiten las fórmulas y argumentos que utilizan
Hitler, Mussolini, Franco y la burguesía reaccionaria de
Francia e Inglaterra respecto a que España estaba amenazada
por el comunismo”; persuaden a los dirigentes del Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) “a romper sus lazos con los
comunistas y pasar y asumir las posturas de los
capituladores”.
En el segundo
“círculo” de “culpables” Mínev coloca a los españoles como
nación. La población como un todo permaneció impasible ante las
llamadas a salvar a la República y, en una serie de casos, hacia
la guerra en general. “Una central eléctrica que se hallaba en
la zona republicana abastecía de energía eléctrica a regiones
enteras que se hallaban en manos de los fascistas. Además, la
dirección de la central enviaba periódicamente a sus agentes al
otro lado del frente para cobrar la luz”, no deja de indignarse
Mínev, y agrega: “En otros sectores del frente la población
civil cruzaba sistemáticamente de un lado del frente al otro,
haciendo normalmente compraventas y negocios”. Catalanes,
vascos, asturianos y representantes de otros grupos étnicos,
poseídos “por el nacionalismo pequeñoburgués y el separatismo”,
casi ni se preocupaban de la defensa de la causa nacional.
Todas las fuerzas
políticas, de izquierdas y de derechas respecto al PCE,
conforman el tercer “círculo” de culpables. Además, cuanto más
se aproximan a los comunistas en cuanto a sus criterios
ideológicos y políticos, tanto mayor es la culpa de estas
fuerzas. No es casual que Mínev dedique la mayor atención a los
anarquistas y los socialistas. Hay más: muy al tono de las
concepciones sobre el trotskismo como fuente principal de todos
los males, que predominaban a la sazón en el Partido Bolchevique
y, de ahí, en la Internacional Comunista, tras las acciones
tanto de los anarquistas como de los socialistas se vislumbran
inevitablemente “los provocadores trotskistas”, que además casi
obligatoriamente resultan ser agentes de la Gestapo.
Los militares que
permanecieron fieles a la República ocupan el lugar de los
“culpables” del cuarto “círculo”. Todos ellos resultan ser ora
incapaces y torpes (a excepción de una parte de los comandantes
comunistas promovidos durante la guerra), ora agentes de Franco,
que odiaban en mayor o menor grado el gobierno del Frente
Popular. El comandante en jefe del Ejército Republicano, el
general Miaja, es un “viejo estúpido”, “un politiquero
vanidoso”, alcohólico que “se colocó de la parte del
antifascismo por motivos geográficos puesto que no logró escapar
a tiempo”, que “por si acaso se hizo miembro simultáneamente del
PCE, de la Juventud Socialista Unificada y de la CNT”. El Jefe
del Estado Mayor General Vicente Rojo cometió una serie de
errores, etc.
ARRIBA
Al “papel y la
responsabilidad” del PCE Mínev dedica más de 20 páginas y
desde este punto de vista en el quinto y último “círculo”'
de culpables habría que colocar a los comunistas. Pero su
formación como “aparatchik” de la Komintern se hace sentir:
la relación entre el PCE y los asesores del CEIC es muy
directa y toda palabra debería estar perfectamente medida.
Por lo demás, Mínev declara con anticipación que no fue el
PCE, sino “el anticomunismo de Hitler-Musolini-Franco,
multiplicado por el anticomunismo de los anarquistas, los
trotskistas y parte de los republicanos, más el
anticomunismo de los socialistas, más el anticomunismo de
los francmasones, más todos los elementos y grupos de la
Quinta Columna, los que condujeron, a fin de cuentas,
mediante la junta traidora, a la derrota del pueblo español,
a la destrucción de la República Española, al triunfo de
Franco-Hitler-Musolini en España”. El PCE, por el contrario,
“desde el comienzo y hasta el final de la guerra, es la
fuerza motriz principal de la guerra popular por la
independencia contra los sediciosos y la invasión
germano-italiana”.
Apenas después de esta
constatación general y categórica, Mínev enumera los diez
“errores principales y deficiencias” del PCE durante la Guerra
Civil. Pero también en esta materia se muestra muy cuidadoso e
incluso sugiere un nuevo sistema “interno” de graduación de los
culpables. Y coloca sin vacilar en el primer lugar a los
partidos “nacionales”: PSUC, las organizaciones comunistas de
Asturias, el País Vasco y otras. En lo que se refiere a la
dirección del PCE, ésta no hace errores, sino más bien los
comete, generalmente por razones objetivas o bien procurando no
perjudicar la unidad −así y todo frágil− de las “fuerzas
democráticas”.
No hay, sin embargo,
en el informe una sola palabra sobre el hecho de que los
comunistas nunca lograron superar sus ánimos sectarios,
profundamente arraigados en sus filas desde la primera mitad de
la década de los años 30. Tampoco se menciona que durante la
guerra civil integraron las filas de los asesores soviéticos una
serie de representantes del “estalinismo ortodoxo”, imponiendo
sus concepciones, estilo y métodos de trabajo no sólo con los
adversarios políticos, sino también, y sobre todo, con los
aliados políticos: la psicosis de espiomanía, los asesinatos a
mansalva y los atentados contra los “trotskistas” y los
“anarquistas”; la liquidación física de los generales
“sospechosos” de la República; la antigua cárcel de Alcalá de
Henares, llena a más no poder de “enemigos de clase”, “espías”
de todos los “servicios de inteligencia imperialistas” etc. Sin
olvidar, como apunta muy acertadamente Stanley Payne, que “la
reacción contra el error de la República al dejarse arrastrar a
lo largo de la ‘línea’ bolchevique está genuinamente
representada por los nacionalistas que, fueran cuales fuesen sus
defectos, han realizado una gran cruzada anti-Komintern”.
Pero de eso en el
informe de Mínev no hay ni una línea. Al contrario, en una serie
de ocasiones él mismo lamenta que no se hayan llevado a cabo
“urgentes medidas extraordinarias, sin tardanzas burocráticas,
para aniquilar implacablemente a los trotskistas y otros agentes
−ocultos o manifiestos− del enemigo; medidas represivas urgentes
para cortar de inmediato toda clase de campañas derrotistas,
capituladoras o de pánico; que no se haya recurrido al
“fusilamiento público de varios centenares de oficiales y
traidores, conjuradores y provocadores”; que “no todos los
partidarios y agentes del enemigo fueron fusilados”, etc.
ARRIBA
El segundo “gran
ausente” del informe es la autocrítica de Mínev. Al
contrario, como si contestara a los ataques personales de
Togliatti contra él, Mínev no deja de evaluar muy
positivamente su propia actividad. “En general, durante el
período en el que estuvo ausente Ercoli (agosto y septiembre
de 1938), tengo la profunda convicción de haber trabajado
bastante bien y haber cumplido con bastantes tareas
difíciles, serias y complejas”. Y también: “Durante todo el
período de mi estancia en España más que todos (los
españoles y los no españoles) y con la mayor frecuencia
llamaba la atención de la dirección del partido sobre la
necesidad de una lucha enérgica contra el trotskismo”. No
cabe duda, sin embargo, de que semejantes valoraciones no
respondían a una falta de modestia, sino, como ya he
mencionado, tenían para Mínev la importancia de un argumento
para salvarle la vida.
El informe sobre “Las
causas de la derrota de la República Española” fue escrito de
prisa. El estilo es jadeante, los аcontecimiеntos se suceden
vеrtiginоsаmеnte, algunas veces hay rеpеticiones, errores, etc.
Probablemente el propio Mínev tenía conciencia de sus
deficiencias, puesto que advierte expresamente de que esas 253
páginas mecanografiadas deberían ser aceptadas como “una
exposición sumaria de un material que no he terminado de
trabajar, una especie de semiproducto”.
ARRIBA
Ya el 7 de abril
de 1939 Stalin ordena: “Hay que convocar una reunión de los
comunistas esp.[añoles] para esclarecer todos estos
problemas (los del “por qué” de la derrota), para sacar una
lección para los demás partidos”. Según los apuntes de la
“Agenda” de Dimitrov el primero en contar su versión es
Togliatti, el 13 de mayo. El 19 de mayo lo sigue José Díaz.
El 23 es el turno de Pedro Checa, que acaba de llegar de
España. El 30, otra vez Togliatti. En junio hay una “muy
larga discusión” sobre el tema entre los españoles. El 28 de
julio Díaz, Ibárruri, Uribe y Hernández asisten a los
debates en el Secretariado del CEIC. Y el 9 de agosto de
1939 Dimitrov apunta en su agenda: “Reunión del Secretariado
(de la CEIC) con los cam.[aradas] esp.[añoles] (Casa del
gobierno). Resolución del CC (del PCE) “Las lecciones de la
guerra de ind.[ependencia] del pueblo esp.[añol]”.
Del informe de Mínev,
nada. Tampoco de los demás “numerosos documentos” de los que
habla Mechteriakov. ¿Por qué? Lo más probable es que, unos
cuatro meses después de la derrota de la República española y
unos veinte días antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial,
el “tema español” ya no fuera tan central para el CEIC. Esto
puede explicar también el hecho de que hasta inicios de los años
sesenta el informe y todos los demás documentos de Mínev
permanecieran en poder de su familia y no en los archivos de la
IC.
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Aparte la idea
básica de Mínev: ofrecer su opinión sobre las causas del
fracaso de la República, el informe contiene una descripción
bastante detallada del desarrollo de los acontecimientos
durante la Guerra Civil española y desde este punto de vista
es quizás el primer intento “historiográfico” de hacer una
“periodización” de la contienda. Según Mínev ella pasa a
través de cinco “períodos” con sus respectivas
características principales, cada una de las cuales sirve de
epígrafe de un capítulo:
-“Primer período:
del 18 de julio al 4 de septiembre del 1936 (el gobierno de
Izquierda Republicana de Giral)”.
-“Segundo período:
del 4 de septiembre del 1936 al 16 de mayo de 1937 (el
primer gobierno del Frente Popular: el período de la
orientación caballerista-anarcosindicalista de la política
del gobierno).
-“Tercer período:
del 18 de mayo de 1937 al 6 de abril de 1938 (el segundo
gobierno del Frente Popular. Período de la política del
prietismo)”.
-“Cuarto período:
del 6 de abril de 1938 al 1 de enero de 1939. Gobierno de la
Unidad Nacional. Período de la política de “resistir”.
-“Quinto período:
del 23 de diciembre de 1938 al 1 de abril de 1939. Período
de la derrota político-militar de la República”.
Según Mínev “esta
periodización no está hecha arbitrariamente y no sólo para la
comodidad del análisis y de la exposición de los problemas. Ella
refleja, en mi opinión, los zigzags y los virajes que realmente
tuvieron lugar durante el desarrollo de la guerra y en toda la
vida política de la República”.
Después de su “epopeya
española” Mínev continuó como asesor en el Secretariado de
Dimitrov y Manuilski (1939–1942), para terminar su vida como
investigador en el Instituto da Economía de la Academia de
Ciencias da la URSS y profesor de economía política. Falleció en
Moscú el 5 de mayo de 1959.
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